sábado, 14 de febrero de 2015

Lo que empieza en Berlín (Cuento de San Valentín)*


Berlín, Alemania. Filmación de un comercial de jeans (el director ha tenido la mañana complicada con su modelo, mismo al que le da igual si queda bien o no. La actriz Antje Traue se comporta entre divertida y seductora).

-¡Realmente toca su muslo!
-¿Así?
-¡Vaya, hasta que al fin entiendes!
-Tengo media hora haciendo lo mismo.
-Pero no se veía realista.
-¿Cuándo vamos a terminar?
-Grabamos esta escena y corte a comer.
-Gracias.
-Quiero que te disculpes con tu compañera y con la producción ahora.
-¿Por qué no después?
-Porque nos tardamos demasiado por tu culpa y estás cobrando como rey. Sé profesional.
-Aquí voy.

A unos metros, Tamara Didier y Christophe Simmond contemplaban aquello sin preocuparse mucho, quizás porque sólo iban de curiosos.

-Le pediré un autógrafo a Antje Traue y tal vez me robe unos pantalones de los que tienen por allá.
-A ver si no te descubren.
-Claro que no, ni siquiera los van a usar.
-La señorita Traue escogió los que se va a llevar a su casa.
-¡Yo también!
-Ja ja ja, suerte.
-Verás.
-¿Qué tal te están cayendo estas vacaciones?
-Recuérdame por que me convenciste de viajar.
-Porque necesito hacerte una consulta de entrenamientos.
-¿Para eso era necesario tomar el tren?
-Más bien era la sorpresa ¿qué te parece?.
-¿Por qué no me dijiste que Guillaume Cizeron era tu patinador secreto?
-Dime tú.
-¿Desde cuándo?
-Dos temporadas.
-No lo acompañaste a Salt Lake.
-Guillaume funciona mejor si lo dejo solo, entrenarlo ha sido de verdad muy fácil.
-Carlota le envidiará la medalla que le ganó a Plushy, no se la enseñen.
-Hecho.
-Ni siquiera los juntes.
-¿En definitiva, no?
-Pelea de egos.
-Guillaume es humilde, no lo parece cuando trabaja para ganarse su dinero.
-Es mejor que la chica piense que te tiene en exclusiva o se pondrá peor que Hulk.
-Si tú lo dices, mejor te hago caso.
-¿Lo convencerás de mudarse a París?
-Va a estar difícil porque le gusta Hesparren y que no lo molesten.
-Es muy raro, juraría que ese pueblo es muy tranquilo para alguien tan expresivo.
-Cuando lo vas conociendo, te das cuenta de que Guillaume es muy adaptable pero si le toma cariño a un lugar, no se va.

"Corte a comer" gritó el director y Tamara, junto a algunas chicas de vestuario y Antje Traue se abalanzaron sobre el contenedor de jeans situado al fondo de la locación, empeñadas en llevarse los más ajustados o los que mejor se veían. En tanto, Guillaume Cizeron reconocía a Christophe Simmond y se le acercaba amablemente, estrechando manos.

-Bienvenido.
-¿Cuándo vuelves a entrenar?
-¿Vino por mí?
-Tenemos la nueva temporada encima.
-Lo sé, no se preocupe, termino aquí y no habrá más tiempo perdido.
-Espero que sea promesa.
-Seguro ... ¿Por qué ve hacia allá?
-Traje a alguien.
-Oh, lo dejo en paz.
-¿No sientes curiosidad por saber quién me acompaña?
-De hecho me sorprende que lo mencione.
-Guillaume, traigo noticias.
-¿Cuáles?
-Hace unos días, no mucho, hablé con los federativos, me ofrecí para colaborar con una patinadora.
-Qué bien.
-El problema es que vive en París. Debo dejar Hesparren si tomo el empleo.
-Entiendo.
-Tendrías que seguirme si te conviene, claro.
-¿Por qué no? ¿Qué día se va?
-La próxima semana, tal vez el martes.
-Voy con usted, rentaré algo.
-¿No te gustaba Hesparren?
-Sí pero quiero continuar trabajando en lo que planeamos.
-Pense que te costaría tomar la decisión.
-Créame que va a ser complicado pero si es la única posibilidad, la tomo. Estoy contento con los resultados que hemos obtenido, cuente conmigo... Por cierto ¿De qué patinadora estamos conversando?
-Carlota Liukin.
-¿Carlota? Eh... Carlota.
-Bueno, ahora que estamos claros, quiero saber cuando acabas acá.
-Vamos a filmar de noche con unas motocicletas.
-¿Será todo?
-Me esforzaré en que así sea.
-¿A dónde vas?
-A comer algo con Antje, ¿viene?
-No, diviértete.
-Aquí está mi chica. Lo veré más tarde.
-Afinaremos detalles, hasta luego.

Guillaume dio la media vuelta y le sonrió a Antje Traue unos instantes, misma que se le aproximaba con una gran sonrisa y lo abrazaba por la cintura.

-¿A dónde va este muchacho? - preguntó Tamara Didier a Christophe al terminar con su alboroto.
-Por ahí con su amiga.
-¿Te saludó?
-Sí, le dio gusto verme.
-Perfecto, así le puedes hablar con calma.
-Ya le mencioné lo de París.
-¿Tan rápido?
-Aceptó cambiarse.
-¿No me dijiste que Guillaume ama Hesparren?
-Créeme que no querrá empacar.
-Otro drama, conversaré con él.
-Le serviría saber que la idea vino de ti..... ¿Cómo te fue con...?
-Estrenaré jeans grises. ¿Un café?
-Definitivamente lo quiero.
-Antes de pasar a otra cosa, lamento mucho hacerles esto a Guillaume y a ti.
-Es Carlota Liukin, no una diva.
-Pobre Guillaume, no quería quitarle su espacio.
-¿Por qué quieres que los separe?
-No deseo que el chico se eche a perder, ella se pasa de arrogante.
-Creí que era por otra cosa.
-Tuvimos un incidente en el Campeonato de Europa.
-¿Por qué no empezaste por ahí? ¿Qué pasó?
-En Tell no Tales organizaron una reunión con todos los patinadores en la pista y a Carlota se le pasó por completo, llegó tarde, ni "hola" dijo y tampoco se presentó a la sesión de fotos que le asignaron con Guillaume. Él se molestó y escuchamos sus reclamos durante la práctica oficial; luego se lesionó y no lo volvimos a ver.
-El muchacho no es rencoroso.
-¡Ese es el problema!
-La verdad no comprendo nada pero si la razón para evitar que esos dos se encuentren tiene que ver con una conducta pésima, lo acepto.
-Nunca los juntes, te lo suplico.
-Bien, pero porque me lo pides.

Tamara suspiró de alivio.

Al mismo tiempo, Guillaume Cizeron cambiaba de calle y al lado de su compañera decidió tomar una mesa al aire libre en una cafetería en la que se servían sopas de betabel o de champiñones a precio cómodo. Algunos transeúntes reconocían a la actriz.

-¿Cansado?
-Muchísimo, no he dormido en dos días.
-Haz hecho muy bien tu trabajo.
-Gracias, Antje.
-¿Esa carita?
-Mi entrenador viene de visita.
-Uy, ¿es para decirte que tienes que practicar?
-En parte, no hablamos de mí.

La mujer respondió con un escueto "ok" y trató de continuar la charla.

-Después de grabar se me antojaría tomar algo.
-De acuerdo.
-¿Me invitas?
-No hay nada que lo impida.
-Guillaume, eres bastante agradable.
-Tú me vuelves así.
-¿Entonces eres un huraño?
-No, pero me gusta estar solo.
-Ah.

Antje no supo qué agregar y pronto se percató de que Guillaume ni siquiera tocaba su plato.

-¿Pasa algo?
-No tengo hambre.
-¿Todo bien?
-Estoy pensando, perdón.
-¿En qué?
-Cosas, nada interesante.
-Pusiste una carita de pocos amigos que ...
-Antje, no quisiera hablar de eso.
-¿Fue por tu entrenador?
-No mencionaré más, perdón si soy grosero.
-Para nada, no te fijes.
-Lo siento.
-Haciéndote caso y con tal de que comas algo ¿Leíste las noticias?
-¿Cuáles?
-Las de Carlota Liukin que regresó a entrenar después de que Sergei Trankov le puso un cadáver en la puerta.
-¿En serio?
-Sí, dicen que se irá con Brian Orser a Canadá.... Es que como eres patinador, pues he leído un poco para entenderte... Soy una nerdette.
-¿Con Orser? ¿No se quedará en París?
-Eso supe por Der Spiegel.
-Supe que estaría conmigo.
-¿Quién te dijo esa mentira?
-Mi entrenador.
-Ay, disculpa.... ¿Qué tienes?
-Tengo que averiguar eso.
-¿A dónde vas?
-Antje, te veo más tarde, esto es lo de la sopa y juro que pago en el bar, no vemos.
-¡Guillaume, qué te ..... !

En apariencia era inexplicable que Guillaume Cizeron se marchara intempestivamente y Antje prefirió ir detrás, sin entender por que lo hacía.

-¿Estás bien?
-Hablaré con mi coach.
-¿Por qué no le mandas un mensaje?
-Es que no quiero.
-¿Qué te sucede? Desde que lo viste en la locación estás rarísimo.
-Es por Carlota Liukin.
-¿Qué tiene que ver con que te sientas así?
-No debo permitir que trabaje junto a mí.
-¿Hay un motivo?
-No la quiero ver.
-¿Estás seguro?
-Prefiero que se vaya con Orser, gracias por avisarme pero aquí estoy solo.
-No te entiendo.
-Antje, te veo para grabar.
-Guillaume.... Adiós supongo.

El joven regresó a la locación y supuso que Christophe Simmond no se hallaba muy lejos, pero en lugar de topárselo, terminó frente al viejo del muelle, a quien había conocido durante un training camp en Tell no Tales antes del campeonato de Europa.

-No escaparás de esta.
-¿Qué?
-¿Carlota Liukin te asusta?
-¿Quién es usted?
-Tranquilo, que te vi al pendiente de ella hace meses.
-¿Es un loco?
-Aun te acuerdas de su desaire.
-Déjeme en paz.
-Como gustes.

Guillaume continuó a la siguiente acera, reconociendo a su entrenador entre la oscuridad de un local repleto.

-Señor Simmond, no acepte a Carlota Liukin con nosotros.
-¿Hay algún inconveniente?
-Ella.
-Lo personal no me interesa.
-Escoja, ¿Carlota o yo?
-¿Qué te pasa?
-Me niego a seguir si esa chica ingresa a mis entrenamientos o me habla.
-¿Hay algo que deba saber?
-¡Que la odio!
-Calma.
-Puede llamarme cuando decida. Voy al trabajo.

Guillaume se retiró con rapidez y Christophe miró alrededor, abriendo la nota que el chico había escrito simulando que era su número. Tamara Didier también la leyó.

"Estoy en medio de una situación de índole personal respecto a Carlota Liukin, no deseo acortar la distancia con ella".

-No juegues.
-¿Carlota Liukin, qué?
-No se conocen, no pudo haber sucedido.
-¿Y en el europeo?
-Te aseguro que jamás estuvieron cerca, Christophe.
-¿Antes?
-No lo creo.
-Entrenarán en diferente horario, te haré caso.
-¿No ibas a hacerlo?
-Hasta ahora no.
-No empezamos y Carlota te está provocando tu primera jaqueca.
-Guillaume es el que me va a reventar el cerebro.
-¿Nos reímos o lloramos? ¿Ambas cosas?
-¿De verdad no sabes qué rayos le pasó a esos dos en Tell no Tales?
-Carlota se la pasó entrenando y después en su casa porque su madre murió, no me despegué de su familia en días; de Guillaume solo sé que sufrió una lesión en su práctica y anduvo en las tribunas.
-Para saber tendré que que conversar con él y es probable que no desee decirme nada.
-Te juro que Carlota nunca ha estado cerca de él, mejor no le hagas caso.

Christophe Simmond meditó largo rato sobre Guillaume, sin hallar explicación de la actitud de este, que a primera impresión era ilógica y ridícula; pero ridícula también era la pretensión de evitarle el contacto con su compañera de equipo, misma que tendría que topárselo inevitablemente en algún torneo o en un pasillo.

La intriga por el rechazo de Guillaume a Carlota crecía, pero no era interesante el todavía desconocido nexo que lo provocaba.
(Continuará).


*Carlos Iván Sánchez es el lector ganador del cuento de la convocatoria de San Valentín, gracias por participar y por leer. Pronto habrá más concursos.