martes, 30 de octubre de 2012

Una plática inusual


Iba a ser un homenaje a "13 going on 30" pero los héroes ameritan un  recuerdo.
Un poco tarde, pero feliz cumpleaños Edwin Van der Sar.

Carlota abandonó su habitación a la media hora de que Sergei se fuera y después de preguntar en la recepción si había un mensaje para ella y recibir un sobre; se dirigió a tomar algo. Como la fiesta del vagón siete continuaba, el servicio de las camareras se mantenía suspendido, así que la joven optó por aguardar en el solitario comedor hasta que un oficial descuidó su puesto por una llamada y ella atravesó la puerta giratoria hacia el bar.

Al interior, las mesas de billar estaban ocupadas por hombres que no habían tenido fortuna de convivir con chica alguna en la recepción y la barra se hallaba solitaria. El cantinero le daba la espalda a todos al tiempo que limpiaba un par de vasos de clientes recientes y lucía cansado. 

-Deme un electrolito, por favor.
-Claro, en un momento.

El hombre se apresuró y giró sobre sí, sin poder evitar su sorpresa.

-Wow ¿Quién te dejó pasar?
-Nadie vigila.
-No puedo servirte nada.
-Tengo la boca seca y nadie esta trabajando.
-Mmh .. ¿Vienes por suero, verdad? ¿Qué sabor prefieres?
-Todos saben mal.
-El de moras es el menos horrible ¿Lo quieres?
-Da igual.
-Lo que se bebe nunca da igual ¿Cuál elegirías normalmente?
-Fresa.
-Tómalo.
-Gracias.

Carlota estaba a punto de dejar el lugar cuando el sujeto soltó una risita.

-Yo te conozco. Te vi en ese bar, XO. Te fuiste corriendo cuando te tiraste el martini.
-¿Qué?
-Nunca se me olvida una cara y menos la tuya porque es engañosa.
-Me voy.
-Adiós, bonita.
-¿Cómo me llamó?
-Eres muy bella y creo que nunca te lo han dicho directamente.

En lugar de marcharse, Carlota se detuvo a pensar. El cantinero estaba en lo cierto. 

-¿Lástima que seas una niña, no te parece?
-¿Qué dice?
-Es que se nota tu intención de aumentarte la edad.
-Como diga.
-Te observo.
-¡¿Cómo se atreve?!
-Es que llamas la atención. Desde que subiste a este tren casi todos hablan de ti y te puse en el radar, pero no te preocupes, sólo es para estar al tanto de las noticias.
-¿Se puede saber qué dicen de mí?
-Son secretos profesionales.
-¡Ay, no! Cuénteme.
-Desde mi posición de servidor de tragos debo recalcar que mi labor incluye decirte que los admiradores te llueven pero ninguno te conviene y que deberías ponerle miel a los wafles que te sirven en el desayuno.
-Es como no decirme nada.
-Exacto.
-No tiene chiste.
-Decir todo y a la vez nada es un arte magistral.
-Pero es inútil.

El bartender miró a Carlota con la seguridad de que no se molestaría si intentaba platicar con ella.

-Deja esa sal con agua, te haré un jugo de tomate. 
-Mejor no.
-¿Por qué?
-Es obvio ¿Tendré problemas a la salida, no es así?
-El policía ya regresó.
-Rayos.
-Mejor siéntate, el cambio de turno será pronto.
-Bien, pero pagaré mi bebida.
-Olvídalo, yo lo cubro.
-¿Tengo cara de "invítenme cosas"?
-Así es.
-¡No es posible!
-¿Tampoco te han dicho que tus gestos son curiosos?
-Qué extraña pregunta.
-Es imposible sentir apatía por alguien tan honesta.
-Honesta, ajá.
-¿No lo eres?
-Últimamente no.
-Charlemos. Dime por qué piensas que no eres honesta.
-No lo conozco.
-Soy cantinero, no tienes que ser mi amiga.
-No confío en ti.
-Lo sano es que nadie confíe en tipos como yo más allá de esto. Sólo soy parte del desahogo colectivo, no se espera que salve la vida de nadie.
-Entiendo.
-Ahora sigamos: ¿Porqué no has sido honesta? Dime sin miedo.
-Ah ... Me cuesta explicar.
-Aquí está el jugo ¿Quieres salsa tabasco para darle sabor?
-No mucha.
-Bien ¿En qué estábamos?
-En que no he sido una buena persona en la última semana.
-Un lío reciente ¿De qué se trata?
-¿Has tenido novia?
-Alguna vez.
-¿Te pasó que no sabías qué sentías por ella?
-¿Podrías ser más específica?
-Que llevabas una relación tranquila con tu chica y un día te topaste con alguien del pasado.
-Es algo muy común.
-Es mi enredo y lo peor es que mi chico cree que sólo ando distraída.
-¡Tienes novio! 
-Lo acabo de decir.
-Es que ¿No estás muy pequeña?
-Todo el mundo se empeña en insistir con eso, y me harta escucharlo a cada rato.
-No lo tomes personal.
-Ese es el punto; yo pienso que ya no soy una niña.
-No das esa impresión.
-Ahora sé que en realidad son dos cosas las que me están molestando.
-Explícame.
-El primero es que todavía tengo trece años pero me gustaría ser mayor y el otro es que no he dejado ir a una persona que significa mucho para mí y ha comenzado a interferir entre mi novio y yo.
-Otro wow ...  Vayamos por partes ¿Porqué te gustaría tener más edad?
-Porque la vida parece más sencilla y cuando no saben qué hacer, siempre saben qué hacer.
-Ojalá pudiera pensar lo mismo de mis cuentas y de la renta.
-Además, los adultos pueden estar con quién quieran; una chica como yo sólo ve el amor pasar.
-En realidad, los problemas se van complicando con el tiempo.
-Pero con una plática lo pueden arreglar.
-No. Cuando creces, te vas dando cuenta de que la vida es compleja y las personas se han vuelto extrañas porque las responsabilidades llegan y lo que valorabas ahora debe hacerse a un lado para que puedas continuar. Pasa con todo, de hecho el amor es lo primero que se va y la gente se desilusiona de sus parejas, se divorcia o nunca encuentra al o la indicados.
-Pero si te enamoras de alguien mayor siendo adulto, no hay nada que te detenga.
-No es tan simple. Hay hombres y mujeres que se aman y aún así deben ir cada uno por su lado.
-¿Por qué?
-Por el tiempo. Parte de ser adultos es darse cuenta de cuando hay que enfocarse en una pareja o en una carrera, o cuando es necesario estar solo. También sucede que la edad representa un obstáculo muy grande por lo que ambos han vivido y omitido en el camino... Pero a ti te pasó algo diferente, supongo.

Carlota recargó su rostro en la barra y con su ánimo depresivo, optó por aprovechar la oportunidad de hablar de una vez.

-Me enamoré de un hombre.
-¿Qué tan mayor?
-Tiene treinta y dos años.
-Qué mal.
-Es alguien muy especial.
-¿El primer afortunado?
-Lo amo.
-¿Segura?
-¡No quiero verlo más porque siempre que estoy cerca de él, lo meto en problemas y en realidad, yo deseo que sea feliz y que se olvide de mí!
-¿Entre ustedes pasó algo? 
-Lo besé dos veces.
-¿Cómo reaccionó?
-Mal, huyó. La segunda vez se disculpó y no lo comprendí.
-Tal vez consideró que debía hacerlo. 
-¿Alguna idea?
-Eres una niña y se me ocurre que él creyó que te hacía daño. Tal vez te aprecia y pedirte perdón fue su forma de protegerte o al menos de no hacerte sentir equivocada o terrible por el rechazo.
-¿Entonces?
-Es obvio, elegiste a un buen tipo, de lo contrario no estarías aquí a las cuatro y media de la mañana volviéndote fanática de la salsa tabasco. 
-¡Y ahora no sé qué hacer con Joubert!
-¿El otro afortunado?
-Yo  ... Todo iba bien pero se me ocurre ponerme loca con ... el tipo.
-¿Por qué te volviste novia de Joubert?
-Porque me gusta y es romántico y así.
-¿Nada más? 
-Le dije que lo amaba .. De hecho lo grité.
-¿Qué te llevo a eso?
-Estaba asustada.
-¿De qué?
-De no ver a nadie nunca más. Sólo se me salió cuando lo vi en mi apartamento después de que me aventaron petardos en un parque y luego solté otro porque debía conversar con él por algo viejo.
-¿Sueles expresarle cosas parecidas todos los días?
-No; más bien es él quién me saluda o se despide con "te amo, Carlota".
-Tienes un grave problema ... ¿Por qué no cortas con él?
-Es que Joubert tiene algo raro; yo siento que encontré mi lugar.
-Pero no es lo que quieres.
-De hecho, sí. De lo único que tengo certeza es que vamos a estar juntos.
-Si a eso vamos, te aconsejo tener trece años y disfrutarlos. Deja de lado todo este tema del amor y dedícate a otras cosas.
-¿Es todo?
-Habla con quién tengas que hacerlo y da vuelta a la página. No pretendas adelantarte al tiempo; ve lo que te ha sucedido. 
-Gracias por escucharme.
-De nada, madame.
-Aquí esta lo del jugo y mi electrolito, quédate con el cambio y regálame la salsa.
-Y por favor no regreses por una cantina hasta que hayas cumplido treinta.
-Hecho.

Carlota caminó con una repentina sonrisa en la cara y el policía encargado de la puerta giratoria se abstuvo de preguntarle cómo había logrado entrar al bar, temiendo quizás que alguien más se diera cuenta y lo reportara. La joven aceleraba su paso conforme se aproximaba al corredor principal y le dió los buenos días al recepcionista.

-Quiero hacer una llamada.
-¿Destino?
-Tell no Tales. 
-Tu nombre por favor.
-Carlota Liukin.
-Liukin ... Tienes otro mensaje.
-Démelo después.
-De acuerdo ¿A qué número llamarás?
-A la extensión 753.
-Número privado, bien. Tendrás línea en la estación siete.
-Gracias.
-¿Estás llamando a alguno de tus familiares?
-Eh .. Claro, usted tranquilo.

La chica Liukin se encerró en la cabina y sujetó el auricular con fuerza mientras escuchaba un timbre musical en la espera. Pronto hubo respuesta.

-¡¿Edwin?!
-¿Hola?
-¡Eres tú!
-¿Carlota?
-Me hacía falta escucharte.
-Pequeña ...
-No, no hables, sólo óyeme ¿De acuerdo?
-Sabes que debo colgar, no es correcto que nos dirijamos la palabra.
-Estoy loca porque me encuentro encerrada en un tren y ahora sé que besarte fue una tontería, pero no voy a disculparme porque no me arrepiento de haberlo hecho.
-No sería pertinente discutirlo.
-Llamo para decirte que ya entendí.
-¿Te sientes bien?
-¡Nunca he estado tan cuerda!
-Carlota, tranquilízate.
-Edwin ¿Sabes que es tener trece años? ¡Soy una pequeña niña y me queda poco tiempo para seguir siéndolo! ¡Tú eras mi motivo para crecer! ¡Yo soñaba con llegar a ser una mujer para que te fijaras en mí y tenía la ilusión de que me esperarías porque un día voltearías y te darías cuenta de que éramos  el uno para el otro!
-Lo siento, yo no ....
-¡No deseas hacerme daño, no necesitas decírmelo! No era tu intención ganarte mi corazón y tampoco era mi intención incomodarte tanto. Yo anhelaba hacerte feliz pero ¡Por Dios, Edwin, eres un hombre y no te hice caso cuando me lo recordaste un día de San Valentín!
-No llores.
-No es llanto de tristeza, es que me emociona que hayas contestado tan temprano y parece que te encuentras sano y contento. Me alegra que no estés molesto conmigo y que sigas con tu vida normal sin pensar en mí. Edwin, este es el final y sólo voy a despedirme diciéndote que eres el hombre más lindo y maravilloso que he conocido y te agradezco todas las sonrisas que me has provocado.... Te amo.
-Carlota ...

La chica Liukin terminó abruptamente la llamada. Le estaba dando jaqueca y corrió a refugiarse debajo de su cobija. Mientras tanto, en Tell no Tales, Edwin empapaba su rostro sin atinar a sentirse bien consigo mismo. Carlota merecía algo más que un "lo siento", merecía una disculpa de verdad, una señal de que él estaba profundamente halagado por ser su primer amor y que continuaría siendo su héroe; aquél hombre que se esforzaba por convertirse en el mejor guardameta del mundo.

sábado, 13 de octubre de 2012

Previo a la práctica (¡Vika! Cuento largo)


Eran las tres de la mañana cuando el teniente Maizuradze escuchó un incesante golpeteo y abandonó su cuarto inmediatamente. En el pasillo, había mucha ropa tirada que estorbaba el paso y por miedo de que alguien se hubiera introducido a la habitación de Carlota, pateó su entrada hasta abrirla; logrando propinarle a Sergei Trankov un fuerte golpe en la cara.

-¡¿Qué demonios hace aquí, Trankov?!
-Gracias por destrabar la puerta.
-Le pregunté algo.
-Nada pasó, yo buscaba la manera de irme.
-¿Cuánto tiempo llevaba dentro?
-Supongo que desde medianoche.
-¿Y quiere que le crea que nada ocurrió?
-Nada malo, de eso puede estar seguro.

El señor Maizuradze miró a Sergei. El tipo no había cometido crimen alguno y se notaba en su rostro completamente sereno pese al dolor y en sus manos; las marcas por aplicar fuerza al cerrojo eran profundas.

-¡Por Dios, Trankov! ¿Cómo terminó en este cuarto?
-Encontré a Carlota en un pasillo, se durmió un momento y sólo escuché cerrar. Luego ella despertó y comentó que la puerta no está bien.
-Tamara reportó eso ayer... Pero eso no quita lo imprudente que es usted. Venga, yo le curaré los nudillos.
-No es de importancia.
-¿No le preocupa la sangre que perdió? Lávese las manos en mi habitación, le traeré algo frío para que tampoco se inflame esa mejilla.
-Gracias.
-Diga que no voy a entregarlo con las autoridades.
-¿Me denunciaría?
-No, por ahora.
-Es algo.

Sergei se dirigió temeroso a la recámara del teniente Maizuradze, quizás recordando que los rusos también habían colocado precio por él, en plena conciencia de que estaba llegando al punto en que era perseguido por todo el mundo.

-Lo que sobra aquí es hielo.
-Aguanieve, dirá.
-Sepa que no me agrada, Sergei.
-Usted es el bueno, yo soy el malo y así funciona.
-No se equivoque. Me recuerda a esos revolucionarios que incendian el mundo creyendo que tienen un objetivo y al final nos dejan peor que antes. Yo no detengo opositores que entregan panfletos o abren la boca, pero sí a gente como usted que toma las armas.
-El ejército hace lo mismo.
-Nunca dije que la milicia sea honorable.
-No lo es.
-Concuerdo.
-¿Qué hace ahí?
-La institución me formó y algo le debo ¿Usted que hace en la guerrilla?
-Se supone que soy un opositor radical al Gobierno Mundial.
-¿Se supone?
-En Tell no Tales ya no valió la pena luchar.
-¿Porqué?
-La naval no encontrará lo que busca.
-¿Misión cumplida?
-Con alfileres.
-La fragilidad de las cosas es algo que no entenderé. Para su consuelo, Sergei, Rusia es el único país que no pertenece al mando único y no hay marinos en la calle.
-¿Qué se siente la independencia?
-Con Putin, ya para qué queremos enemigos.
-Me refugiaría en el Kremlin si no ofrecieran tanto por mí.
-¿Qué va? Si lo fueran a matar, hace mucho habrían mandado a un experto a hacerlo.
-¿Me quieren vivo?
-¿Qué pensó?
-Entonces la cárcel rusa será divertida.
-No sea irónico. Usted sabe de sabotaje, imagine porqué sueñan con capturarlo ¿Vodka?
-¿Perdón?
-Es lo que usamos en la armada para cerrarnos las heridas. Ya si gusta tomar un poco, temo decirle que sólo le daré algodón para sorberlo.
-Mejor lo froto.
-De acuerdo.

El guerrillero esparció el alcohol en sus manos, experimentando un ardor que le erizaba la piel, le humedecía los ojos y lo obligaba a morder su lengua para no gritar de dolor.

-Uno jamás se acostumbra al remedio, Trankov; pero es mejor morir retorciéndose por vodka que aguardar a que el pellejo se caiga y el cuerpo lo reponga.
-Siento como si me hubiera quemado.

El teniente Maizuradze consultó el reloj y aspiró profundamente.

-¿Le caería bien un trago, Trankov?
-Con todo esto, lo necesito.
-¿Whisky?
-Siempre he acostumbrado la ginebra.
-Ah "la bebida del seductor". Eso explica la fama que se ha echado de don juan.
-No entiendo.
-Es un viejo prejuicio: "Si toma ginebra, conquista fácilmente a cualquier mujer"
-Por favor.
-Los bebedores todavía lo dicen; además lo único bueno del tren es el bar.
-Gracias al cantinero porque le gusta lo fino.
-Vamos, que todavía necesito pensar en palabras amigables y todo eso.
-¿Por?
-Atenuar la verdad es algo que llaman "tacto".
-¿El "tacto" es para es una mujer?
-Algo así.

Los dos hombres rieron antes de animarse finalmente a salir y recargarse en la barra del bar, donde el encargado presumía de tener una noche tranquila.

-¿Nunca duerme? - le preguntó Sergei.
-No cuando hay fiesta ¿Qué les sirvo caballeros?
-Ginebra para mí, no sé si el teniente quiera.
-Beberé lo mismo.
-¿Es para darse valor? - comentó el barman alegremente.
-Mujeres - contestaron Maizuradze y Sergei al unísono.
-Con eso dijeron todo. Les serviré el más fuerte.

Mientras el cantinero elegía una botella adecuada, por el televisor se transmitían entrevistas a varias jovencitas, mismas que reían y saludaban a la cámara. Afortunadamente, se trataba del canal deportivo; pero llamaba la atención un logotipo psicodélico, mismo que delataba la retransmisión de un programa juvenil. En la pantalla, el conductor y las atletas hablaban de la competencia de gimnasia en Hammersmith en medio de un ambiente soleado y cámaras escondidas. Los segmentos de la emisión podían resultar divertidos para un público falsamente irreverente por las preguntas personales y las bromas; pero al acercarse el presentador a las deportistas rusas, se topó con que debía dejar de lado sus tonterías. El equipo de producción inclusive, recibió la sugerencia de preparar una cápsula con la estrella del equipo en vez de pasar tiempo con las cinco chicas más perseguidas por la prensa y presentar a cuadro escenas del entrenamiento.

-¿Podría subir el volumen, por favor? - pidió el teniente Maizuradze al bartender. Sergei Trankov, que no prestaba atención, se sorprendió un poco de aquella petición y clavó sus ojos en la pantalla. Antes de la conversación con la deportista que "acaparaba los reflectores" había un previo:

-"Transcurría el año 2000 y el equipo ruso de gimnasia se presentó en los olímpicos de Sidney como el favorito para ganar la prueba por equipos femenil. Junto a Yekaterina Lobaznyuk, Yelena Produnova, Yelena Zamolodchikova y Svetlana Khorkina, se presentó una desconocida joven de quince años que no había competido a nivel internacional pero en el campeonato de Rusia y en el selectivo nacional sorprendió a propios y extraños al ganar el boleto olímpico venciendo en el all - around individual a la favorita Khorkina y dejando fuera a Anastasiya Kolesnikova en medio de la incredulidad general. Una vez superada la polémica, arribó a Sidney sólo para dar una nueva campanada al calificarse a dos finales por aparato: barras y viga por delante de sus compañeras Produnova y Lobaznyuk y de forma increíble eliminó a Zamolodchikova en las clasificatorias para la final all - around en donde logró el cuarto lugar, quedando muy por encima de Khorkina, que renunció a la pelea por las medallas después de sus problemas con el salto de caballo. Días más tarde, vino la descalificación por doping de Andreea Raducan y de inmediato, la presea de bronce le fue otorgada a esta ejemplar chica: Su nombre es Viktoriya Maizuradze, le apodan "Vika" y viene a Hammersmith dispuesta a comerse al mundo después de un año excelente en el que no ha dejado escapar las medallas de oro."

El teniente Maizuradze sonrió al ver a Vika colocando magnesia en la viga de equilibrio, como si no tomara en cuenta al reportero que pretendía hacer una plática casual.

-Buenos días Vika, ¿cómo estás?
-Hola, estoy bien ¿y tú? ¿tuviste problemas a la entrada?
-Unos pocos.
-Es normal.
-Esta es la cuarta vez que nos encontramos.
-Pensé que llevábamos más.
-La primera ocasión que nos vimos fue en Sidney ¿Qué ha cambiado en el equipo ruso? ¿Son más fuertes? ¿Qué sientes?
-Hace dos años estábamos decepcionadas, fue una olimpiada muy difícil.
-Si hacemos números, podemos decir que no les fue mal. Si no me falla la memoria, obtuvieron tres de oro, tres de plata y dos de bronce, entre ellas, la tuya.
-Perdimos la prueba por equipos y realmente queríamos ganar el all - around pero los jueces y luego los aparatos no nos ayudaron. Honestamente, creo que no se cumplieron las expectativas de nadie.
-¿Qué aprendiste de esa experiencia?
-Aún no me he puesto a pensar en eso, sólo pasó. Realmente fue muy mala suerte, no tuvimos la culpa de lidiar con un caballo que estaba cinco centímetros abajo de lo que pide el reglamento y que termináramos lesionadas por esa razón. Los jueces también tuvieron sus motivos para no hacer caso de nuestras quejas.
-Se habló de boicot.
-Entonces no tengo idea de a quién o quiénes querían favorecer.
-Se rumoró que a las rumanas.
-Ellas hicieron su trabajo.
-El caballo seguía sin estar a la medida cuando realizaron la competencia all - around pero descalificaron a Raducan días después ¿Cómo tomaste la noticia de que te darían una medalla olímpica en vez de ella?
-No supe si era correcto aceptarla o no, accedí porque mi federación me lo pidió. Yo estaba en mi cuarto cuando Zamo y Sveta me despertaron para avisarme.
-¿Quiénes son Zamo y Sveta?
-Son los nombres de cariño para Yelena Zamolodchikova y Svetlana Khorkina.
-No había captado .. Ahora regresemos a nuestro tema ¿Qué ha cambiado desde Sidney?
-La disciplina. Ahora los entrenadores son más estrictos con las que estudiamos; si no llevamos buenas notas, nos sacan de las competencias hasta que corrijamos. Antes la prioridad era la gimnasia y nos disculpaban si reprobábamos exámenes pero ahora es distinto; estamos obligadas a ser más organizadas.
-¿Es difícil cumplir en la escuela y con el deporte?
-Para mí, no. Entreno nueve horas al día después de ir a clases y todavía me queda tiempo de hacer la tarea y hasta de salir el fin de semana si no tengo un torneo cerca.
-El año pasado declaraste que te gustaban los nuevos estatutos para entrar a la selección rusa.
-¡Y sigue siendo así! Antes, conseguirlo era un premio; hoy es una responsabilidad y creo que ha sido positivo porque tenemos un equipo conformado y sabemos que somos realmente las mejores.
-Zamo y Sveta siguen; Lobaznyuk y Produnova no.
-Ellas se lesionaron en los selectivos.
-Y en su lugar tenemos a Ana Pavlova y a Vera Grishina, tu mejor amiga.
-Las dos hicieron un gran papel y obtivieron medallas en el abierto de Madrid el mes pasado.
-¿Crees que tus compañeras y tú están listas para ganar la prueba por equipos en este mundial? El año pasado se quedaron a nada de conseguirlo.
-Por supuesto que nos preparamos; queremos ese título de una vez por todas.
-También eres la gran favorita para ganar el all - around ¿Cómo crees que será?
-Emocionante, aunque debo asegurar mi lugar primero.
-El entrenador Alexander Radionenko ha dicho que solamente Khorkina y tu harán las cuatro rotaciones en las preliminares porque Zamo y Grishina buscarán finales de salto y piso y Pavlova irá por la viga.
-De todas formas hay que conseguir las notas más altas.
-¿Que piensas de los otros equipos?
-Las rumanas son muy originales y las chinas han mejorado durante el año.
-Otra cosa que me llama la atención: ¿Porqué colocas tanta magnesia? Normalmente otras ponen menos.
-Para evitar accidentes.
-Hay gimnastas que creen que es desesperante verte preparar los aparatos antes de tus rutinas.
-Depende el uso que tengan cuando llego a ellos. En el piso y el caballo no puedo intervenir pero en las barras sí porque me dan problemas cuando no las humedezco para colocar magnesia.
-Durante esta entrevista has hecho lo mismo con esta viga.
-Porque no soy la primera en utilizarla hoy; esta mañana Sveta y Ana entrenaron aquí. Sé que me tardo mucho pero es mejor.
-Mientras terminas ¿Te puedo hacer una pregunta personal?
-No tengo novio si eso quieres saber, pero si hay alguien.
-¿Estás enamorada?
-Creo que sí.
-¿Puedes darme su nombre?
-Eso no, ja.
-¿Y qué hay de tu familia? Se comenta que nadie te acompaña desde hace un año.
-Mis padres trabajan
-¿A qué se dedican?
-Pertenecen al ejército, por eso no pueden venir.
-¿Tus hermanos?
-Se llaman Anton y Válerie.
-En la ficha oficial se asegura que son tres.
-Contándome, sí.
-Creí que eran aparte de ti.
-No, ya no es así.
-¿Porqué?
-Anton y Válerie están en secundaria, no hay más que decir.
-De acuerdo, pero sería lindo tener a tu familia aquí ¿Verdad?
-Mi papá no faltará
-Eso te han escuchado decir toda la temporada.
-¡Mi papá nunca me ha fallado!

El teniente Maizuradze contemplaba la imagen de Vika ignorando las disculpas del presentador y comenzando sus giros en la barra de equilibrio. La chica se veía molesta pero concentrada y el segmento terminó con tomas del entrenamiento y close ups de las gimnastas rusas, mismas que saludaban y enviaban mensajes dibujando corazones o estrellas en sus manos. Poco después, inició el segmento musical del programa y la despedida del mismo.

-En la prensa hay cada cretino - comentó Maizuradze.
-No sabía que tenía otra hija, pensé que conocía bien a todos en Tell no Tales - expresó Sergei.
-Ya ve que no.
-La niña me cayó bien.
-Es encantadora.
-¿Es cierto que nadie ha ido a verla?
-Por motivos económicos ha sido complicado de mi parte. Mis ahorros alcanzaron para entradas en la zona D.
-¿Es mala?
-No está cerca del techo, pero conseguir boletos para los cuatro días fue una odisea.
-¿Porqué no vive cerca de su hija?
-Antes de mi retiro, el ejército me transfirió a Tell no Tales y mi actual esposa y mis hijos pequeños me siguieron. Vika se quedó con su madre después del pleito por la custodia y no he podido verla tanto como quisiera.
-Lo lamento.
-Ahora que me reinstalaron va a ser otro drama pero tendré tiempo de conversar con ella y apoyarla en su competencia.
-¿Otro drama?
-No entraré en detalles, Sergei. Una cosa es que yo le invite un trago y por una coincidencia afortunada conversemos sobre algo trivial, y otra que yo le comparta mis problemas; le recuerdo que no somos amigos.
-Puedo ayudarlo.
-¿Tiene hijos, Sergei?
-Todavía no.
-Cuando se convierta en padre, que no se lo deseo, me entenderá.
-¿Cómo que desea que yo no tenga niños?
-Hágame caso. Es muy injusto para una chiquilla perder a su padre.

El teniente Maizuradze sorbió la ginebra y fijó la mirada de nuevo en el televisor. Otra entrevista a Viktoriya era retransmitida y la chica expresaba reiteradamente pero con creciente entusiasmo que su padre estaría en las gradas. En las manos, ella llevaba una muñeca vieja de porcelana; la misma que Ilya Maizuradze le había regalado en su cumpleaños número ocho, nueve años atrás; es decir, la última ocasión que habían pasado un día entero juntos.

*Cabe aclarar que aunque esta entrada tiene algunos datos ciertos (Rusia perdió la prueba por equipos y el all - around en las pruebas de gimnasia de Sidney 2000 y Svetlana Khorkina, Yelena Produnova, Yelena Zamolodchikova, Ana Pavlova y Yekaterina Lobaznyuk son atletas reales, el salto de caballo en esa olimpiada fue una pesadilla al estar mal colocado y la descalificación por doping de la rumana Andreea Raducan si ocurrió) finalmente, el resto de la historia es ficción. 
Como nota final, hay que decir que en ruso, la letra "y" no se pronuncia, excepto en el caso de los apellidos.