miércoles, 23 de febrero de 2011

Daphneé

Isabelle Shepard recibió el ofrecimiento del Instituto Cultural Francés para protagonizar una obra. Hacía tiempo que ella no filmaba o se presentaba en público y la oportunidad era maravillosa. Cobijada por el director recién graduado, Luc Fassi, comenzó a ensayar emocionada. Su papel: Daphneé Desfassiaux la más famosa vedette del siglo XIX y retirada en 1897 sin que nadie supiera los motivos o su destino.
Con una pasión desacostumbrada, ensayaba por las noches. Isabelle parecía una estudiante de teatro repasando insistentemente sus coreografías y canciones. Sólo le faltaba investigar un poco más la vida de aquella mujer que adornaba con su imagen las puertas del Teatro Universitario del Cabaret. Para ello, recurrió a la persona más versada en Historia: Audrey Phaneuf.

-¿Daphneé Defassiaux? ¡Yo amo a esa mujer! ¿En qué te ayudo?
-Lo que sepas sobre su vida.. Digo; yo entiendo el trabajo que ella realizaba en el escenario y cómo se preparaba para su espectáculos pero de cómo era tras bambalinas tengo poca información y quiero interpretarla estando segura de que la conozco ¿Me comprendes?
-Tu aquí eres la de la creatividad y yo sólo doy datos ¿Cuándo quieres comenzar?
-Tengo tiempo en la tarde.
-Podemos ir a mi cafetería favorita en Dobrev.
-Hecho.

Después de las clases matutinas y la misa al mediodía, Isabelle llegó puntual. Audrey para su sorpresa traía un archivo. Era personal: su tesis.

-Te agradezco.
-A ti por decirme. Es el material que necesitas, inclusive conseguí una carta que ella escribió cuando estaba en Marsella.
-¿En serio?
-La encontré en una tienda de antigüedades.
-¿Cómo sabes que es auténtica?
-Las pruebas que le hizo Pat Low cotejando la letra, la firma y los materiales. Bueno me voy que tengo cita.
-¿Tan rápido?
-Me salió una reunión y es importantísimo. Nos vemos luego. ¡Cuídala como si fuera tu vida!
-Claro, claro.

Audrey iría a ver a Elliot Cohen quién estudiaba el barco.

Isabelle leyó durante la noche el trabajo de Phaneuf. Sus impresiones sobre Daphneé no eran equivocadas, su talento como artista había aparecido en varios periódicos y los críticos elogiaban su trabajo, pero su vida personal fue lo que más impactó le causó.

Daphneé comenzó a trabajar a los cinco años. No tenía como nombrarse así que usando un almanaque farmaceútico se hizo bautizar combinando el título del anuncio de un remedio para la tos con el apellido del químico inventor. Así de poco romántica era su identidad. Muchos niños de Tell no Tales vivían en la pobreza y la tuberculosis era inclemente. Sin más opción que ganarse la vida, se unió a una de esas tantas anónimas compañías de circo llevando agua y después participando en los números de payasos. Según las crónicas, el maltrato y el hambre eran su vida cotidiana. Más tarde, a los ocho, comenzó a ser entrenada para realizar acrobacias así como a bailar y cantar. Su maestra era una anciana que la sometía a jornadas rigurosas y extenuantes de práctica. Entre sus lecciones estaba el cómo pararse frente a un escenario, manejar al público, utilizar las luces y elegir su vestuario. Se le enseñó a ser ordenada y estricta con su espectáculo además de francés ya que ésta mujer sostenía que el lisak era lenguaje de gente vulgar y si la niña deseaba fama y fortuna debía deshacerse de él. A pesar de la crueldad, para Daphneé fue la única madre que tuvo, le estaba agradecida y también la amaba.

Al debutar como vedette a los catorce años, su tutora fue muy severa. Le decía que todo estaba mal y su preparación de años no se había notado. Para resarcir un poco la decepción trabajó muy duro pero jamás pudo complacerla. Al morir su mentora ella cayó en una fuerte depresión y surgió entonces aquella personalidad atrevida y provocadora con la que se ganó a la audiencia pero también a la policía. Al ser arrestada en múltiples ocasiones "por incitar al comportamiento desenfrenado e inmoral", el circo la despidió pero llegó el golpe de suerte: Un empresario le ofreció un contrato para el Cabaret Circense. Se fue a vivir a Marsella dando un giro total a sus aspiraciones. Pronto fascinó a los pescadores y los inmigrantes pero dándose cuenta de su potencial buscó una mejor compañía consiguiendo entrar a Le Cabaret des Bohémiens dónde la élite intelectual se reunía. Un alemán decidió llevar a las vedettes que actuaban ahí a Berlín. Con dieciséis años, Daphneé se presentó en lo que resultó ser una larga gira por casi toda Europa. Los pretendientes comenzaron a lloverle y conoció los lugares que la anciana consideraba bellos. Al final se quedó una prolongada época en París.


Isabelle se presentó en el escenario más temprano de lo normal. Luc se percató de la inspiración de la que su actriz era presa al interpretar las melodías que se decía, interpretaba la mujer en la que se basaba la obra. Las coreografías eran más ludicas e inclusive el tono de su voz era insinuante, las partes dramáticas como una pelea en un centro nocturno mostraban a una Isabelle que se fundía con su personaje. Más estremecedora aún era una línea que decía:

"Es increíble que haya sido un hombre de mi patria, sin tener más que sus vivencias en exóticos lugares quién más me llame la atención; quién sin importar nada haya venido a verme y no tenga inconveniente en conversar conmigo. Lo he decidido. He de irme a esa isla dónde él me cuenta seremos felices". 

Audrey, que había sido invitada a ver el ensayo estaba sorprendida. 

-¡No puedo esperar a que el público la vea!
-Gracias.
-¡Me encantó la forma en que te desenvuelves! ¡Wow! ¿Puedo tomarte una foto?
-Por supuesto.
-Sólo tengo un pero.
-¿Cuál?
-¿Porqué no incluyeron el personaje de Nathalie la prostituta domadora que ella presentó en Mónaco? Era su mejor papel.
-De hecho sí lo hicimos. Aparece en la última parte. ¿Quieres ver el vestuario?

Luc Fassi estaba fascinado. La diva du carnaval se estrenaría en mayo cuando comenzaba la temporada teatral tellnotelliana.


martes, 22 de febrero de 2011

La incomodidad de crecer


Carlota regresó a clases con una gran incomodidad. Sus compañeros en la clase de deportes no dejaban de mirarla: en una semana su pecho había crecido y era demasiado notorio. Aunque trataba de cubrirse con suéteres, chamarras gruesas (pese al calor) y hasta bufandas, los demás ya comentaban en los pasillos su cambio radical. Ese día, ya en biología, harta, arrojó un borrador lesionando abajo del ojo a un chico que estaba enfrente de ella. Su profesor la envío a la dirección y mandaron por su madre.
Gabriela llegó asustada porque le habían dicho que su hija estaba involucrada en un incidente grave.

-Tremendo porrazo le han dado a ese niño. Le ha quedado inflamado como no tiene idea - Decía el secretario de la directora - De milagro los padres no quieren que la escuela responda pero si han pedido una reprimenda y un cambio de grupo.
-¿Pero los dos están bien?
-No pasó a mayores. La señora Navka la espera.

Cuando ella entró a la oficina, Carlota estaba en un rincón temblando y tapada desde la cabeza con una manta, se negaba a abandonar el sitio y no quería confrontar al agredido.

-Tranquila. Cuéntame que hiciste.
-Yo le explicaré señora Liukin.

Anna Navka reflejaba más que enojo, cierta consternación. En sus años de educadora había presenciado varios infortunios entre el alumnado pero no un problema relacionado con el desarrollo de una niña o por lo menos, no habían llegado a su oficina.

-Llevo treinta años trabajando en la docencia, he visto quejas porque los chicos son agresivos entre sí pero esta es la primera ocasión que veo que el verdadero problema no es un sólo un golpe sino la circunstancia previa.
-¡Esa niña casi deja sin un ojo a Guillaume! ¡Exigimos se le sancione! - Pedían los padres del muchacho
-Aseguro que será aplicado el reglamento estrictamente en este caso señores Bruni; lo preocupante fue lo que llevó a la joven Liukin a reaccionar de una manera irracional. Estoy de acuerdo en que el uso de la violencia física es reprobable pero también lo es hacer sentir acosada a una compañera.
-¿Acosar? ¿Qué le hicieron a mi hija?
-Aún nada señora Liukin.
-¿Aún? ¿Qué esta pasando exactamente?
-Creo que el joven Bruni tiene mucho qué explicar ¿Cierto Guillaume?

El niño comenzó a ponerse nervioso. Gabriela presintió que debía abrazar a Carlota y tratar de acercarla. Sintiendo un poco de confianza, ella accedió.

-Bueno joven Bruni, explique con detalle lo que le relató a su maestro antes de venir a esta oficina.

-Sólo que ella me aventó el borrador.
-Vaya. Creí que usted se atrevería a decirle a su compañera lo que usted y otros estudiantes planeaban.

De lo más avergonzado, Guillaume debió hablar ya que sus padres comenzaron a presionarlo.

-Es que me llama la atención... Es imposible no ver como han crecido tus senos. Todos lo hacen todo el tiempo. Me da curiosidad. Perdón Carlota.

La chica comenzó a sollozar y Gabriela le decía al oído que la ayudaría con eso.

-Los chicos comentan que les gusta, que ya no eres una niña.. En la clase te hacen dibujos y los de secundaria me pidieron que te presentara con ellos ...

La directora señaló:

-No le permitimos a los de nivel secundaria acercarse a los de primaria.
-No lo puede controlar a la salida - Mencionó el padre del niño.

Guillaume prosiguió:

-El hermano de Sandhu apostó a que ninguno de nosotros se atrevería a tocarte.

Gabriela tomó la palabra.

-¿Cuándo pasó esto?
-¡Cuando Hoult la vió en natación la semana pasada!
-¿Hoult? ¿Rob Hoult?
-Sí.

Mirando a los presentes y tomando con más fuerza a Carlota, agarró su bolsa.

-Es suficiente, nos vamos.
-Aguarde
-Lo siento profesora Navka. Rob Hoult es el amigo de mi hijo mayor. No voy a permitir que se le acerque. Necesita tomar medidas.
-Sólo Sandhu Hoult estudia aquí. Le prometo que vamos a resolver esto a la brevedad y no habrá problemas.

Enojada, Gabriela se retiró. Carlota le hizo prometer que no lo diría a nadie hasta que estuviera lista. Al llegar a casa, extrañamente Andreas estaba por ahí. La niña se dirigió a su habitación.

-¡Andreas no te vuelvas a acercar a Hoult!
-¿Porqué? Ya te volviste loca Gaby.
-¡Comenzó a incitar a los compañeros de tu hermana para tocarla!
-¡Mamá!
-¡Ay Carlota perdón!... ¡Sólo no te juntes con él Andreas!

En su cama, la chica le dijo a su madre que odiaba su cuerpo porque le causaba malos momentos. Detestaba que todo le sucediera tan rápido. Después de ponerse una pijama, Gabriela le preparó palomitas y vieron películas toda la noche. Al día siguiente ambas se negaron a levantarse.

Navka las visitó de sorpresa.

-Mi hija no va a salir de su cuarto.
-Lo comprendo. Vine a entregarle algo que creo les servirá. De antemano me disculpo por lo de ayer. Es difícil para todos. Suspendí el año de Guillaume Bruni y tuve que apartar a Sandhu Hoult indefinidamente. En cuánto a Robert Hoult se le ha dado una restricción.
-No entiendo cómo no se percatan de situaciones así hasta que alguien pierde el control.
-No sabe el número de incidentes comunes como vandalismo o peleas que llegan todos los días. Por la gravedad de éste en particular he tomado acción inmediata. Esta tarjeta es de una plática de observación en el Convento del Sagrado Corazón. Considero que Carlota debe cambiar de colegio. Estará más segura y mi colega directora la admitirá sin esfuerzos. De antemano disculpe.

Después de mucho pensarlo, Gabriela decidió asistir a la charla ese viernes. Llamó a Ely.

-Hola
-Hola Gaby ¿Cómo andas?
-Necesito tu ayuda.. ¿Cuidarías a mi hija?
-No puedo tengo ensayo.. Qué pena.
-¿No lo puedes dejar para más tarde?
-Tendré concierto mañana-
-Por favor. No puedo dejar a Carlota sola.
-¿Y si la traes?
-No quiere salir. Está muy deprimida.
-¿Es muy necesario?
-Sí.
-Iré
-Gracias. Llega antes de las diez y media.

En la escuela de monjas Gabriela fue llevada a un salón en el tercer piso. Muchas chicas de la edad de su hija estaban presentes. Después de sentarse hasta atrás, comenzó una clase dónde una monja les hablaba a las chicas de lo que sucedía con sus hormonas y les hacía relatar lo ocurrido esa semana. Para sorpresa de Gaby no sólo se limitaban a describir lo mal que la pasaban al menstruar o porque la ropa no les quedara: también mencionaban lo que no les gustaba de los chicos o las inquietudes que les daba preguntarse que sentía el tener novio. Incluso ella participó respondiendo algunas dudas.

La madre superiora al finalizar le hizo recorrer el convento mientras le explicaba.

-Abandonamos la cátedra de religión hace veinte años. Cómo usted ha visto, lo único que ha permanecido es nuestro perfil de escuela para niñas y jovencitas. Creamos esta asignatura porque hubo una época en que las novicias comenzaron a quedar embarazadas. No hubo opción. Rompimos el tabú y ha tenido buenos resultados. Estoy segura que su pequeña se sentirá arropada aquí. Tómese una semana más, yo esperaré.

Por la tarde, Isabelle y Casey acudieron a tomar té. Ely continuaba ahí. Carlota dormía.

-Me quedé impresionada. Nunca había visto algo así. Todas se sentían tan cómodas y seguras. Recordé la época que reventaba cualquier brassiere y me molestaba ponerme ropa ajustada.. Fue como volver a la edad de mi hija y darme cuenta de que jamás olvidamos éstas cosas.
-Me sorprende que sean las monjas quiénes cuenten con ese programa.. ¿Las escuelas públicas dónde quedan?
-Sagrado Corazón también es pública Casey. La diferencia es que la Arquidiócesis ha invertido en ella y con ambos presupuestos hacen maravillas. En la Universidad ya quisiéramos tener eso.
-Lo que más me gustó es que les enseñan a aceptarse y quererse; les hablan de noviazgo, violencia, trastornos alimenticios, drogas ... Creo que no hay que pensarlo mucho. En cuánto regrese Ricardo inscribiremos ahí a Carlota.
-¿No crees que le afectará no relacionarse con chicos?
-Al contrario. Creo que aprenderá a hacerlo mejor. Lo único es que hasta la psicóloga es monja pero considerando las circunstancias será lo mejor.

El sábado, Carlota asistió con su madre a la segunda parte de la plática. En una dinámica le tocó sentarse al lado de una chica cuyo desarrollo era similar al suyo. Al salir se encontró con que David besaba a esa niña. Al verla, él le invitó un helado. Su madre la convenció de ir.

En la plaza Nabokov, se presentaron.

-Soy Amy.
-Carlota.
-David ya me había contado de ti. Eres amiga de Anton
-Si.
-Lo bueno es que regresará mañana.

Por la noche Ricardo llamó. Gabriela no lo saludó.

-Debes saber algo. Carlota asistirá a otra escuela. El Sagrado Corazón la acepta y creo no te opondrás
-Es un colegio de monjas.
-Tienes qué saber lo que pasó. Es grave. Nuestra hija pudo sufrir de abuso. Te contaré....

sábado, 19 de febrero de 2011

Un paréntesis (Recuento de personajes y recepción de críticas del lector))


Acaba la primera etapa de "No vivo aquí".  La historia debe ser más intensa, dramática y rica en recursos, pero antes requiere de la necesaria, saludable, opinión de los lectores quiénes son lo que determinan si algo es bueno o debe continuar. A este blog le hacen falta mejoras importantes: una eficiente  aplicación de Twitter Updates, cambiar la plantilla, hacerlo más interactivo; y claro: aumentar el público.

La concepción de la historia surgió cuando una motivación, derivada de un intercambio de tweets entre @DaanielHC e @IreneDiva me hizo pensar que era tiempo de dar forma a un cuento (originalmente era sólo eso) que se convirtió en una novela cuya magnitud no he terminado de medir. Le hace falta fuerza y mejor desarrollo. Por el momento y a petición he aquí la síntesis de personajes:

Carlota es la protagonista. Por el momento (2001), es una niña y a veces se muestra cursi, otras es más reservada. Su personalidad no está del todo definida y comienza una etapa de confusión. Todo gira alrededor de ella aunque a veces no parezca y su ingenuidad es quizá su mayor defecto / virtud.

Gabriela es su madre. Más joven fue una mujer arrogante y popular, una especie de animadora de un equipo de hockey, con una amiga truculenta y otra leal. Gabriela se desconcierta y se desespera con facilidad, siempre perseguida por una vieja tragedia familiar, abandonada por su hermano mayor y con una relación distante respecto a los demás. Un problema con su novio provoca, en cierta forma, que conozca a Ricardo y lo manipule para lograr el objetivo de no ser descubierta, es impulsiva al actuar y las consecuencias pueden costarle demasiado.

Ricardo, un chef graduado, una buena persona, que rompe con Rachel cuando ésta se percata de que Gabriela le atrae, es una persona que no teme mostrarse tal cual y es muy trabajador y talentoso. En cierta medida, es al igual que Carlota sumamente ingenuo pero le gusta entregar su corazón. Ricardo no teme ser expresivo ni afectuoso.

Andreas es el hijo mayor e inesperado de Gabriela y Ricardo. Pretende ser rebelde, diferente, pero no es más que un adolescente simple cuya hermana lo adora. Aficionado a meterse en problemas, Andreas a veces da la impresión de no tener rumbo.

Adrien es el más gris de los hermanos. Gemelo de Carlota a pesar de ser distinto físicamente, hasta ahora no ha pronunciado palabra y sus acciones son mínimas.

Casey Low, la fiel amiga de Gaby, todo el tiempo ocultándola, ha olvidado hasta la vida personal no sólo por seguirla a ella (aunque a veces no esté de acuerdo), también por ser la eterna enamorada de Franz De Patie, un hombre con el que jamás tuvo oportunidad alguna. Insegura, trata de evadir sus problemas viviendo en una ciudad lejana, Londres, pero inevitablemente todo la obliga a volver a su lugar de origen.
Franz por su parte, un sacerdote católico por convicción, que da su servicio directo al Vaticano investigando las leyendas de un sitio fuera de lo común para darle sentido a la existencia del mismo, es un hombre curioso, con más dudas que certezas, su personalidad se fusiona con las circunstancias en las que se ve envuelto y no puede evitar tomar partido. Franz sin embargo, no es capaz de advertir a nadie del peligro.

Vicktor Urmanov, el ex de Gabriela, un agente de la siniestra KGB, que llega a la ciudad para hallar algo que finalmente no llega a sus manos, es retorcido, un asesino que monta un personaje para conseguir los intereses de la gente que le paga, en este caso, un tipo de sangre que sólo posee una niña como Carlota y su familia paterna y se supone es la forma más pura de plasma sanguíneo del mundo, que al mismo tiempo es buscada en Londres por los mismos motivos. Vicktor, irónicamente trató de matar a la niña para evitar que alguien más le hiciera daño.

Ally Rouse Bartlett típico ejemplo de una persona a la que no le importa traicionar, es caprichosa y no le teme a nada. Aparece poco pero a pesar de todo, previene a Gabriela de un futuro peligro. Es por ella que Vicktor queda al descubierto.

Thomas es el hermano de Gabriela, él la abandonó por cuidarla. Poseedor de una carrera en el hockey se convierte en el entrenador, primero del equipo universitario y después del nacional y es reservado.

Joachim, seguidor de un linaje comenzado por Thomas, un jugador agresivo y certero, es en cierta forma, un hombre extraño al actuar (nunca se despide porque no le parece necesario, por ejemplo) pero demuestra su cariño de forma contundente a través de hechos que dicen más de su rara personalidad como algo noble.

Ely se dedica a la música. La menor de los hermanos Lachey no tiene una trayectoria exitosa pero sí un enorme talento que la hacen parte de una especie de escena alternativa que le permite seguir tocando aunque tenga constantes problemas financieros. Es la menos áspera de su familia y le encantaría tener un vínculo más sólido con sus consanguíneos.

La sensual Isabelle Shepard, es el glamour de la historia. Se trata de una actriz francesa, atrevida pero maravillosa, con una belleza impresionante, pelirroja, imponente.. Una diva que perdió a su compañero de realeza, Harry Baudelaire, un actor revolucionario, con miles de admiradoras, que la conquista de una forma poco sutil (el  cuento que armaron para simular una relación del jet set) que arriesga su vida en una irrupción de la Marina en la Universidad de Humanidades atacando alumnos sin razón. Relacionado con su relato, los padres de Isabelle, una anónima trabajadora y un aristócrata inglés curiosamente llamado también Harry, darán el antecedente para entender la complicada relación entre Isabelle y su progenitor, siempre llena de diferencias irreconciliables.

Pat Low, arqueóloga, madre de Casey, una rebelde activista adolescente de los sesenta, violada por un desconocido, razón por la cual da a luz, con actitud sarcástica hacia todo, con un amor imposible por Adam Boitano (comparte el mismo dolor que su hija de cierto modo) administrador de la ciudad en los ochenta y más tarde titular en el Instituto Cultural, un hombre que se muestra débil para imponer, cuyo mejor amigo es Mario Lanotte.

Elliot Cohen y Audrey Phaneuf jóvenes investigadores, sólo establecen una ayuda para Franz De Patie contándole de historias y costumbres, son como un puente al pasado.

Evan Weymouth, un desgraciado desde la cuna por una maldición de la que es inocente y que no la pasa nada bien, Don su padre, un cantinero nostálgico, sin sueños más que los de ver a su muchacho triunfar, componen quizá la parte más injusta al sufrir las consecuencias de actos que jamás han sido suyos.

El viejo del muelle, un ser enigmático del que sólo se sabe fue un agente Neo y está un poco loco, conoce de misterios y es burlón, sólo brinda las pistas de un problema, de su origen y significado.

Tina y Paul dos hermanos amigos de Carlota, que junto a John y Bradley conforman un círculo de amistad que aún no ha sido explorado en su totalidad, pero se muestran un poco intolerantes ante nuevas personas: Anton y David.

David, un niño abandonado por su madre y evadido por su padre, Jean Becaud, que vive solo y le encanta pasear en la calle es el único que no sólo soporta, también se divierte con las ocurrencias de Anton, un niño patinador prodigioso pero obligado, que es desastroso por un exceso de energía pero que al tiempo se revela romántico debido a Carlota, a quién adora. Ambos chicos son nobles y su amistad es verdadera, son casi hermanos.

Cecilia Maizuradze la madre de Anton, admirada por la habilidad de su hijo pero desesperada también por no encontrar algo que le ayude a controlarlo, paga las multas que éste provoca aunque sabe que lo hace sin intención.

Lorenzo consanguíneo de Ricardo, vive en España, de él no hay mucho que decir salvo que posee familia y no tiene deseos de establecerse en su ciudad de origen.

Edwin, ángel de la guarda que debe separarse de Carlota ante la imposibilidad de evitar que ella se enamore de él, es vínculo entre los sueños y el mundo real; siempre la protegerá, pero a distancia y la rechazará aunque implique romper su corazón. Su misión es complicada e hiriente.

Anthony Sak, la antigua estrella de hockey que se suicida porque no logra curarse de una enfermedad discapacitante y dolorosa que da la pauta a Jeremy Poirier un médico que comienza a consagrar su vida a investigar plasma y Rachel Wagner, la ex de Ricardo quién sufre el mismo padecimiento.

 El pasado se representa con los padres de Mattiah Weymouth (Matt) en la segunda década del siglo XX. Personajes protocolarios, preocupados por no perder la compostura y con prejuicios raciales y de clase,  a pesar de su dureza, no logran controlar aquello que les parece inapropiado o consideran inmoral. Arreglan un matrimonio para su hijo con su prima, chica aferrada pero sin nada que decir. Agathe carece de personalidad e independencia, todo el tiempo acompañada de su madre, una mujer interesada.

Daphneé Defassioux, una actriz de circo, enferma crónica sin posibilidad de recuperación, que ha quedado sin memoria, casada con Goran Liukin, un antiguo navegante, protector y prudente; su hija es Lía, una joven de dieciséis años que sufre discriminación por ser de una raza considerada "inferior" denominada "dorada". Inteligente, hábil, con deseos de aprender y bien portada, un día encuentra el amor en misa con un hombre "azul", Matt, recién llegado de Francia, ateo y sin ganas de compromisos que no sean de trabajo.

Lía y Matt comienzan una relación de amistad, que gracias a la solidaridad mutua y la comprensión se convierte en un noviazgo, al principio discreto y un poco oculto, después formal. El circo, la lluvia, la iglesia y la casa de Lía son los escenarios en los que desarrollan una pasión desbordada, un lazo afectivo poderoso que terminará siendo el detonante de las situaciones que ha de pasar Carlota y los que la rodean; he ahí la razón del título "No vivo aquí", que es además alusión a un sitio imposible: Tell no Tales (podría traducirse cómo "No relates cuentos") en dónde el clima es extremo y raro (La paradoja Bourzat) la geografía es complicada (no se encuentra en ningún mapa) y está influenciado por Europa (se habla francés, existe un barrio ruso, se utilizan productos italianos), dónde un grupo siniestro, Neo, es capaz de aniquilar este lugar, pero también el mar. Tell no Tales es amenaza para sí mismo y su refugio es una religiosidad sustentada en milagros que han sucedido y es el único lugar en el mundo dónde las leyendas son ciertas y las profecías se cumplen a cabalidad.

jueves, 17 de febrero de 2011

La historia del hombre que se enamoró de una princesa

Noviembre 1914


Lía cumplía su rutina: la oración del mediodía después de clases. Cada viernes compraba lo que obsequiaría a la diócesis el domingo. Caminaba por las huertas de sus vecinos para conseguir fruta fresca, del primer corte del día. En otras ocasiones, no era raro verla con su cartera al hombro entrando al local de los Herault dónde, normalmente adquiría lo mejor: vinos de la Provenza, como Cabernet Sauvignon y Viognier, quesos beaufort, brie, camembert de Normandie, livarot, laguiole y roquefort.


A diferencia de la mayoría de las jóvenes que aprovechaban sus licencias escolares para casarse e incluso  tener hijos, Lía tomaba las lecciones de latín y griego que la Escuela del Sagrado Corazón, exclusiva de señoritas, ofrecía. Las monjas eran muy estrictas con la puntualidad y a menudo probaban los conocimientos de sus alumnas. Si alguna se equivocaba o no recordaba un concepto, era amonestada con un golpe discreto en la mano derecha. Era una herida pequeña pero desgarraba la piel provocando ardor; si el castigo era recibido dos veces, la chica era puesta en evidencia y se le cortaba parte del cabello también; fallas reiteradas eran motivo de de suspensión y una sanción que era determinada por la directora. Tampoco podía preguntarse. Si una chica tenía una duda, esperaba que afuera sus compañeras le explicaran.


Para mantener vigilada a Lía, Agathe se había inscrito en el mismo horario. Se sentaba a la izquierda junto a la ventana y así podía ver lo que su "rival" hacía. La joven Liukin siempre se ubicaba hasta el frente y en medio. Por lo rápido que aprendía, a veces ella copiaba sus notas y las regalaba a quien las necesitara. Trataba de ser muy sencilla y atenta para evitar que alguien más pasara por lo mismo que ella.
Aquél amargo recuerdo de sus manos con llagas a los diez años no le permitía ignorar a aquellas que corrían el riesgo de sufrir por tan atroces medidas como esa.


Ese viernes era nublado y la lluvia había sido muy fuerte. Goran Liukin estaba en el muelle esperando a los pescadores quiénes aprovechan el mar revuelto para capturar las carpas más grandes. En esos días congelados, lo ideal era una boullabaise y todos peleaban por el pescado. Su mujer se encontraba en el dispensario médico y Lía pasaría por ella una vez realizadas sus compras; pero todo cambió.


En medio de la instrucción de latín, la madre superiora se presentó en el aula. Las jóvenes se pusieron de pie. La monja no lucía contenta. Todas sabían que daría una noticia.


-Señorita Liukin, ordene sus cosas y salga de inmediato de este recinto.


Las miradas se posaron sobre Lía. Sin entender la razón colocó todo dentro de su cartera. Apenas terminó se atrevió a cuestionar el motivo.


-Generalmente no admito críticas ni peticiones de razón pero se me ha indicado que usted ya no será admitida en esta escuela. Desconozco los dictámenes. No se presente. Se le tiene negado el paso.


Desconcertada, la joven se puso su abrigo. En cuanto le cerraron la puerta, sintió que la habían expulsado sin razón. Lamentablemente, no podía hacer nada. Cuando alguien era retirado de una institución educativa era definitivo e irreversible.
No terminaba de asimilar lo sucedido cuando llegó al almacén de los Herault. La propietaria le atendía cuando el marido de ésta la sujetó por el brazo con toda la intención de herirla y la arrojó a la calle mientras la insultaba llamándola "sucia" y "monstruo" para después prohibirle regresar. La gente que pasaba evitaba hacerlo cerca de ella ¿Acaso había hecho algo malo?


Peor fue al ir por su madre. En el dispensario ésta se encontraba en un rincón, sola y sin cuidados. Al pedir la asistencia de un médico, la enfermera la ignoró, pero un joven doctor fue más agresivo. Sin una consideración hizo que Lía cayera a los pies de su madre. Humillada, se levantó con el vestido lleno de lodo. Sin poder contenerse, se fue llorando. Cómo la ley no le permitía responder a semejante atropello tuvo que reprimir su coraje.


En casa después de darse un baño, la joven esperó por su padre mientras leía a Daphneé un libro de navegación.


En la casa Weymouth, Matt llevaba una semana sin faltar a la comida familiar y advirtió que Agathe estaba contenta. Eso no era normal. Lo que solía tener ánimo de velorio era casi una fiesta. Hasta su madre sonreía. Extrañado, se sugirió a sí mismo no preguntar.


-El alcalde me ha hecho saber que te ha encargado la construcción de las vías de ferrocarril Mattiah.
-Eso me tiene satisfecho padre. Me lo ha pedido esta mañana y desea los planos a primera hora el lunes. No será fácil exponerle la imposibilidad de construir en tierra. Se me ocurrirá algo.
-¿No ocuparás el camino?
-De ninguna manera. Es un terreno pantanoso muy frágil, se hundiría.
-Pero puedes cimentar de buena forma.
-Es un lugar muy traicionero. La ruta más viable son las montañas.
-Al menos servirán de algo.
-Sólo son el inicio. El sur de la ciudad es el sitio ideal. No vive nadie y es el lugar más directo para salir de Tell no Tales. El viento ahí no es problema y en caso de grandes olas los pasajeros estarán seguros.
-¿No crees que es un sitio muy lejano?
-La gente se acostumbrará. Preferible perder media hora rumbo a la estación que seis días a Toud.


Las mujeres a la mesa reían entre sí. A Matt no le gustaba porque sabía que estaban planeando algo, o en su caso, festejaban. Pronto lo miraron raro y él se quedó en suspenso.


-Tenemos buenas noticias hijo.
-¿Cuáles?
-Tenemos la fecha del enlace con Agathe. El Cardenal oficiará la boda. Enviaremos invitaciones mañana.
-¿No creen que van rápido?
-¿Para qué esperar primo? Es el momento: Ya tienes trabajo, retomé los estudios y tus padres le han ofrecido a mi madre quedarse cuando nos mudemos.
-¿Mudarnos a dónde?
-A París cuando acabes el ferrocarril.


Matt se quedó sin hambre. Apartó su plato y miró severamente a las tres. Callaron.


-Estoy cansado de que realicen planes a mis espaldas.
-No te molestes. Estamos entusiasmadas, no creímos que todo se pudiera planear tan rápido.
-¿Y cuándo se supone nos casaremos?
-En diciembre antes del día quince
-Pensé que al menos eso lo elegiría yo
-Es la única ocasión en la que nuestros amigos y parientes estarán juntos.
-Lo digo porque me parece apresurado y nadie me ha tomado en cuenta.
-Puedes escoger los regalos. Si quieres también los invitados.
-Me refería a la fecha y el lugar. La mujer es otra decisión que sólo a mí corresponde.
-Mattiah, esto se ha discutido y resuelto. Soy tu prometida.
-No lo eres.
-Claro que sí. Seré tu esposa.
-No será posible. Se acabó. Cancelen.
-Pero Matt ..
-No estoy dispuesto a continuar con una farsa y tampoco lo permitiré a ustedes.
-Primo, tú sabes que debe ser así.
-Jamás. Han faltado al respeto a mi persona y antes que nada a mi novia y su casa. ¡Ya basta!
-¿La montañesa? ¿No le has dejado? Hijo.. ¡Esa ni siquiera es una mujer! ¡No es digna! ¡No la quiero en mi casa!
-Tendrán que resignarse que ya he hablado con su padre y me ha concedido frecuentarla.
-¡Piensa Mattiah!¡ No arriesgué con el alcalde para que desaires así a tus socios!
-No hice eso a nadie padre. Y no necesito de tu ayuda para conseguir mis proyectos.
-¡No seas malagradecido! ¡Tú prima, la familia y nuestros amigos te han esperado! ¡Deja esa ilusión ya! ¿No ves que te va a destruir? ¡Ya te puso en contra nuestra! ¡¿Después que seguirá? ¡¿Humillar a tu madre?! ¡¿Desafiar a tu padre?!
-Esto se terminó tía. Déjenme en paz. Lía es una joven decente.
-¡No te puedes acercar a ella aunque mueras de amor!
-¿Qué dices Agathe?
-Es ilegal. Lía no puede estar contigo porque la enviarán a prisión hasta que envejezca. Si tanto la amas la olvidarás por su bien.
-¿De qué hablan?
-Hoy el Consejo de la ciudad determinó que ningún dorado puede relacionarse con nosotros, menos entrar a los negocios o vivir en la ciudad. Las escuelas les han sido prohibidas igualmente. Sólo será permitida su presencia en la iglesia y en los trabajos de construcción.
-¿Porqué padre?
-¡No entiendes! Ellos son la tragedia de este lugar. Esa mujer se llevará tu vida. Hijo, abandónala.


Nuevamente, Matt salió en silencio. Agathe se sintió mal y se retiró al jardín. Su primo se iría pero lo alcanzó.


-Espera.
-No.
-¿De verdad la quieres?
-¿Se nota?
-¿No puedes dejar de verla, verdad?.
-Iré a buscarla.
-Hoy le han echado del colegio. No saldrá de mi boca. Ve con ella.


Matt llegó a la campiña y se encontró con Lía. Ella lo dejó pasar. Ambos estaban tristes, más ella que le relató lo que le había sucedido ese día. Él se quedó esa noche dormido en el comedor. El sábado al despertar salió sin hacer ruido y fue con los Herault, la señora se lamentaba por lo del día anterior.


-¿Qué le digo joven Weymouth? He perdido a mi mejor clienta. La señorita Liukin compraba generosas porciones de queso y siempre dejaba buenas propinas.
-¿Qué solía llevarse?


Goran al fin regresó el domingo en la madrugada. Lía lo saludó. Su padre se enteró de lo ocurrido dos días atrás.


-Yo lo arreglo. Lo prometo.


La familia Liukin acudió a misa sin obsequios. Matt estaba ahí acompañado de sus padres, su tía y Agathe. Se aproximó a Lía e inesperadamente le entregó una canasta idéntica a la que ella acostumbraba dar. Aún no terminaba la sorpresa cuando su novio la tomó del brazo y se dirigió con ella al interior del templo.


Matt y Lía tomaron asiento juntos, señal inequívoca de noviazgo formal. Él no podía ocultar sus sentimientos. Al salir de la homilía mencionó:


-Si es que existe, parece que alguien allá arriba está de acuerdo con nosotros.


El Sol apareció ese día y lo primero que iluminó fue a los enamorados.


A esta melodía también se le conoce como "La notte di favola".

martes, 15 de febrero de 2011

La amaré toda la vida


Todavía Carlota no se reponía de la decepción de Edwin cuando David tocó a su puerta. Era sábado y la niña había olvidado que Anton tenía su final. Sería la última participación en Four Continents del equipo tellnotelliano al decidir que se competiría en Europa definitivamente y no se querían ir con las manos vacías. Por su parte Zhenya Plushy se había establecido como el mejor patinador del año y sólo le faltaba el Mundial para terminar la temporada.

En el barrio ruso, cualquier evento en el que participara algún vecino era motivo de pantallas grandes y proyecciones públicas. La última prueba debido a un problema de logística sería la del chico Maizuradze.

-Va a empezar en media hora - Dijo David - ¿Irás?
-No sé si tendré permiso. Andreas tiene concierto, no puedo ir sola de noche.
-Yo lo arreglo.
-¿Qué harás?
-Invitar a tu mamá.
-Salió por café.
-¿A dónde suele ir?
-A Minsk lounge.
-Tanto mejor...

Gabriela no se negó. Como Carlota llevaba desanimada unos días pensó que esto le ayudaría un poco a recuperar la energía. Ricardo seguía en Italia y no podía ayudarla con su hija directamente.

-Te alcanzaré allá. Por favor me llamas cuándo llegues. Avísale a la mamá de tu amigo que estás ahí, ok?
-Si. Lo haré.
-Te la encargo David.
-No se preocupe. Estaremos bien.

Caminaron hasta Pushkin dónde una multitud ya se preparaba para todo. La niña estaba un poco sorprendida ya que en ninguna otra parte de la ciudad familias enteras se reunían para esa clase de cosas. Afortunadamente, Cecilia le había apartado un lugar a petición de su hijo. Después de hablar con su madre por teléfono, Carlota se aprestó a ver el free program de los patinadores.

-Me perdí el short.
-Anton va de primero.
-No recordé que todo era hoy.
-También se me olvidó.
-¿En serio David?
-No. ¿Dónde estabas en la mañana?
-En el trabajo de mamá.
-No te preocupes.
-Algunos serán estrellas.
-¿Lo dices por los rivales de Anton?
-También por él.

Conforme iban pasando las rondas, Carlota se impacientaba. Sentía que en cualquier momento el nudo que tenía en la garganta se cerraría para siempre. El último grupo presentaba también a Evan Weymouth.
Todos lo creían el único adversario de Anton pero se equivocaron. Al fallar en dos saltos y caer en otro, éste quedó fuera de competencia. Sin embargo, no se estaba viendo lo mejor en calidad. Todos erraban.
Cuando llegó el turno de Anton, su madre tomó de la mano a su marido. Le tocaba ser el que cerrara la competencia. En televisión, el chico se veía seguro. Llevaba puesto un traje de torero. Al percatarse de la admiración de Carlota por Vicktor Urmanov, cambió su rutina totalmente adoptando la música y el vestuario con los que éste había sido medallista olímpico alguna vez.

Pero no fue perfecto. Sus saltos triples al inicio se convirtieron en dobles, incluso uno sencillo, pero ya más cómodo lanzó lo demás correctamente. La gente que lo veía en Tell no Tales no paraba de gritar, hacer cánticos y brincar. Hasta David lo hacía. Anton mostraba un talento inusual. Era un genio. Nadie podía apartar la vista de aquél imponente niño. Cuando terminó, simplemente la gente en Pushkin estaba a sus pies. Las vecinas felicitaban a los Maizuradze por las habilidades de su segundo hijo. La espera por las notas se volvería casi eterna. Anton sentado al lado de su entrenadora, al ver la cámara frente a él gritó: Привет Россию окрестности! Я знаю, ты смотрел на меня! Приветствиематери! *

Ante eso el público, ya de por sí eufórico, estalló en una ovación ensordecedora. La impaciencia por saber el resultado era compartida por la colectividad. En pantalla, Anton no dejaba de enviar besos. Carlota lo veía tranquila. Se imaginaba lo que le diría cuando regresara... Pero él tomó una rosa e impulsivamente exlamó: Карлота! Я люблю вас!! **

La multitud gritó aún mas fuerte. David reía asombrado.

-¿Qué dijo?

Nadie contestó a esa pregunta. Intrigada por eso, ella no sabía si sonreír o sentirse incómoda. La reacción de Lena Tarasova, coach del chico, también era confusa... Y a los pocos segundos las calificaciones fueron visibles: cinco punto ocho, cinco punto siete ... no eran las mejores calificaciones de Anton, pero las notas artísticas con cinco punto nueve y la deliberación del panel de jueces de darle el primer lugar revelaron que él sería el nuevo campeón.

En Pushkin nadie cabía de la felicidad y la fiesta comenzó enseguida. A Gabriela no le pareció seguro permitirle a su hija quedarse. Discretamente se despidieron de la familia Maizuradze. Carlota prefirió no averiguar lo que Anton había gritado. Eso lo sabría después.

Mientras se preparaba la ceremonia de entrega de medallas, Tarasova preguntó a Anton porque había confesado algo tan importante de esa forma.

-¡Carlota es la mujer que amaré toda mi vida!
-Son sólo niños.
-¡Pero estaremos juntos siempre!

Y mirando la rosa que traía en las manos dijo:
-Es lo que me hizo sentir cuándo le dije adiós el día que la conocí.


* Privet Rossiyu okrestnosti! YA znayu, ty smotrel na menya! Privet·stvie materi! / Hola barrio ruso !! Sé que me están viendo !! Saludos madre !!
** Karlota! YA lyublyu vas! / Carlota ! Estoy enamorado de ti !!

lunes, 14 de febrero de 2011

El primer "Lo siento"


San Valentín. Era el cumpleaños de Edwin y si alguien lo tenía marcado como evento especial era Carlota. Ese día llegó a Manchester un paquete para él pero no lo recibió..
Por una lesión, el médico le prescribió descanso por dos semanas. Aprovechando el tiempo libre, viajó a Tell no Tales. Franz De Patie fue a su encuentro.

-Feliz San Valentín
-Juro que no encontré un vuelo para llegar después .. ni antes
-Jajajaja Lo sé.. sólo no jures. Es un mandamiento.
-Yo nunca lo hago en vano. No puedo.

La prensa, sin embargo, dió cuenta de la presencia de Edwin. Para evitar que su hermana se aferrara en ir a verlo, Andreas se aseguró de que no encendiera la televisión pero no sirvió. Tina llegó a avisarle a Carlota y ésta salió corriendo de inmediato apenas supo la noticia.

Conociendo a Edwin supuso que lo encontraría en plena calle, no sería difícil. Al hombre le gustaba caminar y un hombro inflamado y desgarrado no sería obstáculo. Fue a Blanchard, el barrio dónde él había crecido y conservaba la casa de sus padres, la única de la ciudad.

Pasó más de una hora y  ella cayó en cuenta de que no lo encontraría. Desanimada, prefirió visitar la calle Raisa. Seguramente, la madre de Anton le diría algo, lo que fuera. Estaba extrañando mucho a su amigo y ni David sabía algo concreto.
Gabriela al encontrarla en la calle Miterrand la llevó a la dulcería y después al departamento. Carlota se veía triste y no quiso hablar.

-Duerme un poco. Se quitará.
-No entiendes.
-Claro que sí. Eres tú la que no quieres decirme. ¿Es un muchacho?

La niña sólo se limitó a mirar a la nada.

-Cuando era chica, me moría de ganas de ser mayor y poder decirle a un vecino que estaba enamorada de él. Ahora quiero volver a tu edad para jugar con muñecas y no enojarme porque me la pasé ensuciándome con lodo.  Espera un poco y verás porque no debes apresurarte. Créeme, ese chico no será el único.

Después de llorar a solas y sin saber por qué, Carlota decidió hacer caso a la sugerencia. Tomando un plátano de felpa que le habían regalado salió para verse con Tina y jugar con su colección de frutas de peluche.
Gabriela presentía que pronto su hija dejaría de ser una niña y desde ya, había comenzado un duelo cuyo primer síntoma era una atracción fuerte hacia a alguien. No era una cuestión física. Esa ya comenzaba a ser ligeramente notoria desde hacía pocos días y era veloz. Lo preocupante era que las compañeras de escuela seguían sin cambiar y ni hablar de Tina que lucía mucho menor. Era de suponer que tendría problemas cuando todos la vieran en traje de baño en su clase de natación.

Afuera, De Patie divisó a la chica. Edwin que venía con él le pidió le concediera un momento. Tomando en cuenta que meses atrás, ella pudo perder la vida, parecía lógico que el hombre que la había salvado quisiera acercarse a saludarla.

-Hola
-¡Hola! ¡Te he extrañado mucho!

Carlota abrazó a Edwin con todas sus fuerzas. Él le sonrió y se sentaron en la banqueta. Pronto, él le mostró una pulsera que ella le había enviado en Año Nuevo. Ella confesó lo del regalo que esperaba el tuviera en sus manos justo ese día.

-¿Qué es?
-Las sorpresas no se delatan del todo. Lo hice yo misma.
-Entonces lo veré al volver.
-Te gustará.
-Siempre me agradará lo que me regales.
-Gracias.
-Me dijo De Patie que tienes un nuevo amigo.
-Anton Maizuradze. Patina y gana trofeos. Es muy divertido.
-Te entusiasma mencionarlo ¿Te gusta?
-No. Es mi amigo y ya.
-No me sorprendería saber dentro de poco que alguien entró en tu corazón.
-Pero no Anton.
-¿Porqué?
-Es sólo un niño.
-Tú eres una niña ... ¿Qué tiene de malo tu amigo?
-Es muy infantil.
-Como tu muñeco de felpa. Viéndolo bien creo que aún no es tiempo de que pienses en eso.
-¿En qué?
-Chicos. Crecerás.
-Mi madre también lo ha dicho.
-Las madres son sabias. Tiene razón. No te compliques con cosas.
-¿Y tú tienes novia?
-Jajajajaja ¿Para qué quieres saber eso?
-Me preguntaste por mi amigo ¿Cómo se llama?
-Carmen Irons
-¿La modelo?
-La misma.
-Andreas tiene pósters con ella.
-Tiene buen gusto.
-¿Qué?
-Ah .. Disculpa. Eres muy joven pero sé porqué tu hermano colecciona fotos de mi esposa.
-¿No es tu novia?
-Nos casamos hace poco pequeña.
-¿La quieres?
-La amo.

Edwin se percató que Carlota cambiaba su aspecto feliz a uno desencajado y reprimía su mirada hacia él. De pronto la niña estaba muy seria. Él entendió.

-¿Estarás bien?
-Creo que sí.
-Lamento no haberte dicho.
-No importa. Los adultos se casan.
-No te sientas mal.
-Soy muy chica para ti.
-Carlota ... No ... No es tu culpa. A veces esto pasa.
-Soy una niña.
-Así es
-Voy a crecer.
-No se trata de eso.
-¿Entonces?
-Aún si te conviertes en una mujer mañana, tus prioridades y las mías serán muy diferentes y distantes. Debes aprender y pasar por varias cosas antes de estar lista para compartir tu vida con alguien. Yo no puedo esperarte. No sería natural ni sano para ambos. No tienes algo malo y lo que sientes es comprensible. La vida nos juega bromas así.
-¿No dejaremos de ser amigos, verdad?
-No.
-¿Puedo seguir escribiéndote?
-Por supuesto.
-¿Puedo llorar?
-Mírame. No vale la pena. Eres muy especial y algún día serás mayor pero por ahora disfruta lo que tienes. Ríe sin razón, toma tu muñeco y juega como siempre lo haces... Sé feliz. Déjanos a los adultos enredarnos y olvidar que tuvimos tu edad.

Los ojos de Carlota reflejaban un amor puro que intuyó Edwin no vería jamás en ninguna otra parte.
Después de un momento de silencio él se despidió pero antes de irse, dudó un poco. Algo faltaba y sacando un poco de valor dijo:

-Lo siento.

Carlota se retiró primero. Tina la aguardaba en la siguiente acera. Al acercarse a Franz, Edwin no atinaba a decir cosa alguna.

-¿Qué pasó?
-Está comenzando a cambiar. La infancia está quedando atrás.
-¿Te preocupa?
-Me sorprende que no me haya dicho antes.
-¿Decirte qué?
-Lo mismo que Casey te confesó.
-¿Cómo?
-Es frustrante para mí. No debió ocurrir por ningún motivo.
-¿Dolió?
-A veces no quisiera ser su ángel de la guarda.

Por la noche, Carlota volvió a soñar con Edwin en su ventana; pero esta vez, en lugar de permitirle quedarse como siempre, lo rechazó.

sábado, 12 de febrero de 2011

La fotografía




Carlota despidió a su padre en la estación de tren. Por razones que sólo él sabía adelantó su viaje.
El encuentro entre los hermanos se realizaría en Italia ya que Lorenzo se negaba a recibirlo en Barcelona. Después de una discusión telefónica acalorada, ambos acordaron verse en Nápoles, ciudad que ninguno conocía.

A Gabriela le parecía ilógico.

-No entiendo. ¿Si él vive en Barcelona cuál es el problema?
-No sé. Creo que es con su esposa.
-¿Y por qué Italia?
-Es neutral. Te soy sincero tampoco me gusta que haya cambiado los planes. Fue todo de un día para otro, en dos semanas vuelvo.
-Por favor, si algo extraño sucede, regresas.
-Prometido.

En el vagón, Joachim aguardaba. Se dirigía a Berlín para reanudar entrenamientos con su equipo. Ricardo se sorprendió porque su cuñado no había dicho adiós a nadie.

-Nunca me ha gustado hacerlo... Estaré aquí en verano.

Durante la travesía, ambos durmieron poco y mal. El sistema Bourzat provocaba en las noches heladas impresionantes en las montañas y el Tren del Cielo hacía honor a su fama de ir entre las nubes, lo que no ayudaba a conservar el calor. En la mañana, ya en un lugar llamado Hamisthon tomaron el vuelo a París, el único que salía del sur. Incompatibles, más por una idea preconcebida sobre la actitud y carácter del otro, no se hablaron mucho. Apenas estuvieron en la sala de equipaje del Charles de Gaulle, se separaron.

De nuevo Europa. Ricardo recordó la primera vez que estuvo ahí mientras esperaba a Jordi Ferrán para que lo llevara a Palma de Mallorca. Ahora estaba solo y preguntó por el vuelo a Roma. Después de conseguir un taxi al saber que partiría a la siguiente mañana, se comunicó con su mujer. Al enterarse que Andreas aprovechando su ausencia había ido a un rave en la playa, supuso que tendría muchos regaños que hacer en casa. Carlota se la pasaba con sus amigos y Adrien estaba muy aislado. Gabriela no se escuchaba entusiasta como siempre. Respecto a Dima Solokoff, supo que sería dado de alta en poco tiempo.

Las cosas no parecían marchar bien: no se sentía dispuesto y sólo pensar en el camino que faltaba no lo entusiasmaba. Creyó que se le acababa la paciencia. En esos momentos, el recuerdo de su abuelo lo tranquilizaba. Estaba en la ciudad de los sueños para los tellnotellianos, la mayoría jamás la visitaría. De pronto se vió tomando café y con un emparedado. Tomó fotografías para su hija, descansó en un parque y el ánimo mejoró. Logró conciliar sueño al fin.

Con las ganas renovadas, ir a Roma fue mucho más fácil. La calidez italiana, tan famosa, no era un mito.
Cómo no tenía oportunidad de ver nada, adquirió su billete y abordó otro tren. Nápoles lucía esplendorosa al descender. El cielo era de un azul único y se sentía cierta ligereza en el aire. Lorenzo no tardó en encontrarlo. Olvidaron que estaban enfadados. Fraternalmente se saludaron y emprendieron marcha.

-Iremos a la Via Toledo. Descansa que vamos a Capri.
-¿Capri?
-El abuelo es la razón por la que te hice venir.

Después de reencontrarse con Lucía, la esposa de su hermano y saludar a Sonia y Javier, sus sobrinos, comprendió porque su hermano estaba renuente a regresar a su ciudad de origen. Los chicos estaban en la Universidad, su esposa tenía un buen empleo en una firma se software y él desarrollaba su carrera como diseñador exitosamente, cosas que en Tell no Tales eran mucho más complicadas y apenas comenzaban.

-Las noticias que vienen de allá no son buenas. En los diarios se dice que los asesinatos son frecuentes y la economía esta manejada por ineptos. Dicen que allá todo es caos.

-¿Cuándo no? Es el orden.. Me preocuparía demasiado si fuera un sitio común.
-Es lo que argumento. Supe que el Bourzat llegó este año con mucha fuerza.
-Un poco. Mis hijos lo adoran. Debes conocerlos.

Después de un rápido paseo y una comida en L' orologio, Ricardo comprendió que su estancia era para que Lorenzo le mostrara algo. Prudente fue esperar la excursión que ambos emprendieron. Al llegar al puerto Marina Capri, caminaron por la costa hasta un lugar solitario dónde un hijo de algún viejo amigo de su abuelo comentó que tenían una casa.

-He revisado los documentos. Es nuestro.
-El abuelo no lo mencionó.
-Aquí vivió antes de conocer a la abuela.

El lugar era bellísimo. Inclusive tenía parras. Lorenzo tenía pensado pasar ahí los veranos.

-¿Recuerdas que él jamás habló de Lía?
-Siempre dijo que era la mujer de su vida y como tal le guardaba reverencia.
-La adoraba. Tampoco nos mencionó a su primera esposa, Daphneé Desfassiaux.
-¿La diva del circo?
-Cuándo mi abuelo la adquirió ella era su mujer.
-Lía y Goran se llevaban muchos años ...
-Daphneé murió.. Mandé por el registro en Tell no Tales. Lo que me desconcierta es lo que hallé.

Ricardo tomó entre sus manos una vieja impresión. El rostro de la mujer no era desconocido. Era su abuela.

-Te sugiero revises la fecha.
-"Compromiso. Marzo 1915. Lía Nathalie y Matt Weymouth"
-¿Porqué guardarían una foto así?
-Tal vez ella la conservaba.
-Te diré que Daphneé murió el mismo año y que nuestro abuelo ya la conocía. Lía no se casó con Weymouth pero en el registro público de la ciudad consta que ella vivía con Goran Liukin.
-No puede ser.
-Me cuesta trabajo también. Lía tenía diecisiete.
-Estuvieron juntos toda la vida.. Bueno, la de ella. Era una niña.
-Quiero creer que sólo ellos entendían esa relación.
-Es una foto muy vieja.
-Puedes conservarla Ricardo.

Goran siempre fue renuente con ellos sobre su pasado.. Lo único que sabían era que se trataba de la madre de su padre... ¿Qué era lo que en realidad había pasado? ¿Qué llevó a una joven a enamorarse de un hombre mayor? Eso pasaba por las mentes de los hermanos.
La fotografía sin embargo, no era la única prueba de la relación entre Matt y Lía y era además, parte de una historia en la que Goran siempre mintió, pero Ricardo y Lorenzo lo ignoraban...

De vuelta en Nápoles, Lorenzo prometió estar en Barcelona cuando su hermano menor decidiera visitarlo. De todas formas, les quedaba por el momento una semana y media para convivir.

En la habitación del hotel Marchei, Ricardo revisó de nuevo la imagen.
Aún se podía leer: "Para Matt, el único amor de mi vida. Lía"


lunes, 7 de febrero de 2011

El descubrimiento de la pasión ( I )

Noviembre 1914



La comida familiar entre los Weymouth era estéril y distante. Matt compartía la mesa más a fuerza que por otro motivo y se notaba un poco de fastidio en su faz. Sentada junto a él, su tía trataba insistentemente de tocar el tema de la boda. Agathe no había aceptado la negativa de su primo y estaba determinada a cristalizar lo que con tanto esmero sus parientes y ella misma habían soñado.

Desde su llegada, era raro que Matt pasara un día completo en casa. Entre sus pláticas con futuros socios, el alcalde que sólo le daba largas y la familia Liukin se consumía su tiempo. De hecho, esa era la primera vez que estaba presente en casa a las tres. Su padre a veces le dirigía la palabra y su madre lo miraba de forma superficialmente estricta. La actitud de el joven la desconcertaba aunque quisiera aparentar dureza. Nunca lo había visto tan distraído o con la mirada perdida.

-¿Cómo van tus gestiones Mattiah? Supe por boca de Pascal Bruni que aún nada se define - preguntaba Fabian Weymouth - Me han dicho que el alcalde no está muy convencido de tu trabajo.
-Es lo mejor que tiene y lo sabe.
-Ya te habrían dado licencia para realizar a tu antojo.
-La licencia la tengo. El presupuesto no. Hay que buscar inversionistas y tus viejos amigos están escépticos.
-Los he de persuadir si así lo deseas.
-No son personas de avanzada. Dudo que arriesguen por proyectos aventurados. He apelado a gente más joven y algunos están entusiastas, sólo necesito las firmas.
-Lo más difícil. Debes aprender a negociar. Por lo visto no eres diestro en eso. Confía en lobos de mar. Mañana mismo tendrás lo que necesitas.

Matt se quedó en silencio. No hacía caso de las risitas en la conversación ni de los murmullos. Su vista permanecía clavada en el plato. Agathe creyó que lo animaría si le ofrecía un poco de caramelos como en la infancia pero, aunque no la ignoró, él siguió sumergido en sus pensamientos. Entonces su madre queriendo saber la razón de la repentina melancolía señaló:

-Es la primera vez que te presentas a comer. ¿Serás tan gentil de por lo menos alzar la cara? Es una falta de educación no hacerlo.
-Disculpa. No ocurrirá en subsecuente.
-Las cosas han cambiado mucho. Ahora las escuelas son exclusivas de la gente de la ciudad como debe ser. Los dorados se dedican a limpiar cloacas. Hemos logrado que no se permita su presencia en nuestros parques y centros sociales. Han vuelto a su lugar de indeseables.
-De seguir las cosas cómo van nosotros seremos inútiles en poco tiempo. Los dorados arreglan los barcos, nuestras tuberías y son nuestros sirvientes. Son más hábiles ahora y creativos también. Además de que construirán las nuevas zonas de la ciudad que he planeado.
-Me sorprende que los defiendas tanto. Los odiabas no hace mucho.
-Era muy torpe y creía lo que otros decían.
-Tenemos razón. Ya verás como te desencantas de sus "habilidades"
-Son gente buena. Nada malo han hecho.
-Los incestuosos son del diablo.
-No son gente - declaró Agathe - Nos contagiarán de sus perversiones si les dejamos libres.
-¿Lo supones o lo afirmas?
-Hijo, esas reglas se hicieron para mantenernos seguros. Suficiente es admitirlos en la Iglesia.
-Dónde los separaron cuando el padre Shultheiss se negó a rechazarlos.
-Decidimos que era lo mejor.
-¿Les preguntaron si estaban de acuerdo?
-No pueden objetar. Las leyes delimitan su lugar.
-Poco inteligente medida.
-Se aprobará otra enmienda en unos días. No se podrá acercar un dorado a nadie a menos que esté a su servicio .
-Es extremista.
-Lo de mes pasado no se repetirá Mattiah.
-¿Y si quiero hacerlo otra vez?

Todos quedaron en suspenso. Se ordenó al mayordomo y la moza salir. También se prometió buena paga a cambio de discreción.

-¿Todo esto es por la muchacha de misa y circo?

Matt no contestó.

-Deja en paz esa idea tan absurda.

Él permaneció estático.

-Ella no vale la pena. ¿No entiendes que siempre será un espejismo? - Dijo Agathe - Te sugiero reprimas ese deseo tonto. Eres un joven de clase. ¡Una malasangre no merece la atención de nadie!

Él se levantó de la mesa.

-¡Su nombre es Lía! ¡No te atrevas a proferir una sola palabra de ofensa contra ella!

Furioso, se retiró.  Sus padres comenzaron a preocuparse.

-¿Y si habla en serio?
-Yo mismo lo trataré con él. Este asunto se arreglará. Entenderá. Yo me aseguraré.

En la campiña Lía se encontraba leyendo un libro a su madre y Goran enredaba unas cuerdas. El atardecer traía consigo colores morados en el cielo. Se abrigaron.
Matt caminó desde el centro. Llevaba consigo unas flores pero lo alcanzó la lluvia. Pensó que no llegaría a casa de su novia. Anocheció y comenzó a darle frío pero no cedió hasta hasta encontrarse en la puerta de esa casa sencilla. Sabiendo que nadie lo atendería, decidió colocar el ramo atándolo al cerrojo pero resbaló.
Cambió de idea y retrocedió.

-Será mañana

Pero Lía que había escuchado algo extraño abrió su ventana. Recobrando fuerza, Matt se acercó. Ella lo miró y estuvo a punto de dejarlo pasar pero su padre oiría. Fue a la puerta y salió en silencio. Él la abrazó. Al ver las flores, la chica lo tomó de la mano. Comenzaron a correr como locos y llegaron a los acantilados. Matt comenzó a besarla varias veces. Ella correspondió y así fue su noche. Lía conoció un beso prolongado, uno tierno, otro más intenso. Matt era el primer hombre que la besaba en la vida y él lo sabía. No pasó más que eso. Todo fue inocente. Así quedó sellada la gran pasión que sentían el uno por el otro.

domingo, 6 de febrero de 2011

Jamás cuentes conmigo


Un raro sistema climático conocido como "La paradoja Bourzat" se presentaba cada cinco años.  Provocaba que el Sol y el calor fueran intensos y al mismo tiempo nevara. Ese era un día de esos. Los niños jugaban con los copos aunque se derritieran rápido. Andreas le mostraba a Victoria, su novia sueca, el fenómeno. Ella estaba asombrada.
Las pinturas seguían en las ventanas y las banquetas. Un poeta loco, Jean Becaud, recopiló todas las frases de los niños y decidió hacer de ellas un libro. En su búsqueda, se topó con una callejuela abandonada y sucia; decadente y gris. La única puerta era roja y David salió de ahí. Era un edificio abandonado. Nunca conoció a su madre ya que ésta lo dió en adopción y la mujer que se hizo cargo de él lo maltrataba. Harto de eso, al encontrar ese espacio escapó para vivir solo. Todo asunto como la escuela o el supermercado era costeado por el padre de Anton.
Becaud y David eran parecidos físicamente. El escritor no desconocía que era su hijo pero no lo deseaba en su vida. A veces se preguntaba si se encontraba bien pero no perdía el sueño y no hacía nada por buscarlo.

-Coincidencia- pensó

David también lo reconoció. Un par de veces conversaron brevemente y no se volvieron a ver.
Con indiferencia pasaron junto al otro.

En Piaf, Carlota jugaba fútbol. Estaba contenta por Anton que acababa de ganar su trofeo y por su ídolo Plushy que también había hecho lo propio. Era un día de ir al mar para ver los cristales de hielo y cuando Ricardo salió del trabajo, Gabriela fue a su encuentro. Llevaban tiempo sin pasear solos y romperían la rutina. Al divisar a Adrien le dieron dinero para que él y su hermana fueran a comer dónde quisieran. Después de dividirlo, ella se encontró a David y le invitó una pizza. Él aceptó.

Para este chico, Carlota era un ser extraño, una niña demasiado inocente y pulcra como para dirigirle la palabra a un callejero, un irreverente o un tonto. Anton y él eran de ese tipo pero notó que a ella no le importaba. Estaban en Le jours tristes, el café más solitario de la ciudad. De hecho, eran los únicos comensales dentro. Después de ordenar, el confesó que estaba sorprendido.

-Somos amigos
-Pensé que sólo lo eras de Anton
-No
-Gracias
-Me caes bien aunque siempre estés serio
-No soy serio. Le hago segunda a Anton en sus bromas
-Me ha llamado toda la semana
-Le gustas
-Eso debería decírmelo
-No lo hará. Tenemos trece años se supone que aún no nos gustan las chicas
-Es muy raro que piensen eso
-Aún queremos un videojuego, un balón y seguir tirando bolas de papel... A tu edad ustedes ya comienzan a maquillarse, dibujan corazones y tienen días complicados en los que les duele todo
-Yo aún quiero a mis peluches
-Pero es porque te los regaló alguien que quieres, no porque vayas a simular una ida al campo con conejitos y esas cosas
-Eso sí
-Te presentaré con las niñas cuando Anton regrese
-Estaría bien
-¿Porqué nos hablas?
-Me hacen reír
-Tus amigos no nos quieren
-Se acostumbrarán

Becaud entró. Al ver a David le pidió a los empleados detener el servicio. Se acercó y gritó:

-¡¿Qué haces aquí?!

David se sobresaltó. La mesera que los atendía era Judy, la nueva esposa de Becaud y cuando él le preguntó porqué había dejado pasar al chico, ella respondió que no tenía idea de quién era.

-Fuera. Entiende que nunca he querido verte
-No eres nadie para sacarme
-¡Largo! ¡No te acerques a mi negocio!

Carlota no pudo callarse

-¡Viene conmigo! ¡Yo lo invité! ¡Usted no tiene derecho a gritarle!

Becaud entonces tomó todo lo que había en la caja. David le pidió a la niña esperarlo fuera. Dudosa accedió.

-Judy cierra la puerta

Una vez hecho, Jean tomó la mano del chico

-1000€. Haz lo que quieras con ellos pero no te atrevas a aparecer en mi camino otra vez. Piérdete.

El niño rechazó el dinero. Entendiendo que no era querido, retrocedió. Judy, que tenía buenas intenciones le ofreció sus propinas. Por tratarse de una mujer, David no pudo decir que no. Salió un poco avergonzado y Carlota se disculpó pero el le aclaró que no era responsable y con toda tranquilidad le sugirió otro lugar. En el café, la mujer de Becaud le recriminó hacer sido tan cruel.

-No lo quiero. Él fue un error de adolescencia y nada más. No es bienvenido en mi casa.

Más tarde, la propia Judy se encargó de averiguar dónde habitaba el chico y le dejó una canasta de cupcakes en la entrada al terminar de limpiar la callejuela. Al marcharse sintió cómo se le partía el corazón.

martes, 1 de febrero de 2011

Le cirque

Octubre 1914


La iglesia organizó el Festival Circense de Aficionados y sería la primera vez que Lía participaría. Durante años, había tratado de hacerlo pero la negativa de su padre se lo había impedido. Ésta ocasión por petición de su madre, Goran accedió con reservas.
Durante meses, Lía había ensayado con su vecino Jorik, pero al lastimarse éste mientras trabajaba en el muelle, no le quedó opción más que buscar a un nuevo compañero pero sólo encontraba negativas. Incluso su coreógrafo, un bailarín ruso de apellido Soloviev le advirtió que suspendería su número.
Mientras esto sucedía, Matt frecuentaba las comidas y las cenas en su honor. Trataba de darse tiempo para ver a su nueva amiga en secreto ya que desde lo ocurrido el fin de semana nadie lo dejaba en paz.
En una reunión, su madre anunció la boda con Agathe y zafarse ya no le era fácil. El mismo alcalde lo había felicitado y hasta accedido a recibirlo en una visita privada en su oficina.

El viento hacía de las suyas. Deshacía los peinados, mostraba a veces las pantorrillas de las jóvenes. Las olas ante la presencia femenina se alborotaban y el calor era calmado con frecuencia. A Lía, los marinos le decían de niña que el mar estaba enamorado de las mujeres y aunque no lo creía, esa tarde al encontrarse con Matt, que acababa de escapar de un brindis, notó que la marea crecía agresivamente.

Después de saludarse y preguntarse mutuamente si estaban bien, se sentaron en unas rocas y se mojaron los pies. Él le dijo que estaba comprometido. Ella prefirió el silencio. Notaba que el joven tenía deseos de ser escuchado. Matt le decía que no deseaba casarse con Agathe pero el compromiso implicaba relacionarse con la gente que le permitiría llevar a cabo sus proyectos. También que se sentía muy solo. En París tenía amigos. Conocía bailarinas y actrices que se morían por salir con él. Frecuentaba los estudios de los artistas y las modelos eran su compañía. Lía estaba un poco asustada. Al notarlo, Matt guardó sus palabras y le pidió perdón por haber mencionado un tema inadecuado. Ella respondió que ya imaginaba las cosas que él había hecho en Francia. No lo juzgaría por eso. Eran amigos.

-¿Y por qué estás tan triste Lía?
-No estoy triste. Desanimada.
-¿Pasa algo?
-No estaré en el Festival Circense y actuaría.
-¿Cómo?
-Mi pareja se rompió una rodilla y nadie quiere ayudarme.
-Espera. ¿Cantas...?
-No. Bailaría. Mi madre me regaló el vestido.
-¿Y si te ayudo?
-No Matt. Es cosa de dorados. Tú entiendes. Además, debes estar en tu casa y con tu novia. Es tu lugar.
-Mi lugar está en otra parte...

Lía lo miró con agrado. Matt le coqueteaba sin disimular y ella se ruborizaba, aunque trataba de dejarle muy marcado un límite.

-Permíteme ayudarte
-No es por ti Matt. Mi madre eligió todo y no creo que te acepte.
-Puedo conversar con ella.
-Es generoso de tu parte.

La madre de Lía sin embargo, no estaba en casa. Había tenido que ir al médico por haber caído. Su padre la acompañaba. Al leer la nota que le dejaron, la chica entristeció realmente.

-¡Oh no! - Exclamó apesadumbrada - Debo ir al dispensario.
-¿Algo grave?
-Dios quiera que no. Hemos tenido que ir con cada doctor que conocemos y ahorrar para pagarle a otros.
-Conozco a uno que es muy bueno. Es un amigo que ha regresado conmigo. Su nombre es Albán Anissina.
-Justo con él han ido ahora.
-Verás que dentro de poco se curará .
-Gracias.
-Te llevo a la ciudad.
-No. Aguardaré por mis padres allá. Me es grato saber de tu ayuda. Ensayaremos mañana. Te esperaré en las carpas con mi maestro a las ocho. Será muy duro contigo y no admitirá sugerencias ni reclamos.
-Entendido. Pero ¿Qué hay de tu madre?
-Accederá. Adiós.
-Me gustó pasar esta hora contigo.
-A mi también.

Ella se alejó con una mezcla de emoción y angustia. Matt se preguntaba si sería aceptado por los Liukin.
Esa noche, él hablaría seriamente con su prima.

A la mañana siguiente se topó con una sorpresa. Lía ya no tenía el cabello castaño sino teñido. Respecto a su madre, sólo se limitó a decir que estaba tranquila. Soloviev comenzó a dirigirlos de inmediato. Durante los descansos, Matt se dió cuenta de que sólo los dorados preparaban actos. El festival no era el mismo de cuándo era niño. Ningún habitante de la ciudad participaba salvo él. Podía ver franceses de una compañía itinerante y a una banda húngara de gitanos. Cuando Lía le presentó su vestuario él admitió que esperaba algo menos llamativo.

-Era para Jorik.
-¿Quién es él?
-Tiene catorce años. Mi mamá lo confeccionó pensando en que le quedaría muy grande para que fuera gracioso pero en ti se verá muy bien. Es tu talla.
-¿Porqué le hiciste eso a tu cabello?
-También fue su idea. Ella montó nuestra presentación y ayer le dije que quieres hacer esto. Se puso muy contenta. Cree que saldrá mejor porque eres más alto. Me dió los colores de nuestro maquillaje y eligió la música.
-Si que lo toman en serio.
-Para ella es muy importante. Quiere que ganemos el trofeo y que nos esforcemos mucho.
-Entonces no será tan complicado. He visto lo que hacen los demás.
-Necesito que estés aquí todo el día porque mi madre desea que salga perfecto. Soloviev es el más exigente y ella lo convenció de trabajar conmigo.
-¿Tienes alguna idea para mejorar el número?
-Mamá sugirió una serie de cargadas.
-Suena bien.
-Y además quiere que estemos en casa para comer todas las tardes.
-Encantado iré.
-Mi padre prefiere tenerte cerca.. ¡Ah! Mi madre también ha pensado algo teatral para empezar y no le puedo hacer cambios. Se me olvidaba decirte que ella lo planeó.
-¿Sólo haces lo que tu madre te pide?

Lía se quedó callada y se dió la media vuelta. Matt entendió que ella estaba molesta y decidió disculparse pero no la encontró. Con la certeza de haber hecho algo indebido abandonó las carpas y preguntó por ella en la calle. El padre Shultheiss le dijo que estaba en la iglesia.
Mucha gente realizaba las oraciones de las doce. Ella que estaba prendiendo una veladora frente a la imagen de Santa María del Mar ni siquiera le dirigía la mirada.

-No quise decir eso.
-No es cierto.
-Te ofendí.
-Mejor harías en irte. Olvida lo del circo. Ya haré algo sola
-Espera. ¿Puedo hacer algo para repararlo?
-¡Tú ni siquiera sabes lo que esto significa para mí!
-De verdad perdóname.

La Sacristía estaba vacía y a Matt le pareció pertinente entrar. Lía rehusó y se fue caminando a prisa. Él la alcanzó en la campiña, cerca de su casa. Después de insistirle, el joven se rindió pero ella volteó. Las lágrimas le cubrían el rostro sereno.

-Mi madre está muriendo.

Matt se sentía como un idiota, había sido un arrogante sin corazón.

-Mi madre estuvo muy enferma cuando yo era chica. Nadie se cura de tuberculosis. Celebramos pensando que era un milagro... A los pocos días ya no me recordaba. Han pasado años así. Algunos doctores se negaron a atenderla y los que lo han hecho no saben qué le pasa. Mi padre viajó a todas las ciudades posibles y nadie tiene la cura. Tu amigo nos dijo que su enfermedad le carcome las entrañas pero yo sé que es otra cosa. Todo el tiempo le duelen las piernas, se le va la razón; a veces no puede moverse y jura que no se acuerda de nada... Ella fue una estrella del circo desde pequeña hasta que se casó. Siempre quiso volver a un escenario. Tiene una voz maravillosa y es una bailarina excelente.... No sabes lo difícil que es llevarla a la ciudad cada siete días o lo mal que la pasamos cuando despierta sin poder hacer nada... Mi padre abandonó el trabajo para cuidarla. Lo del festival será por ella porque no va a estar con nosotros mucho tiempo. Ayer tu amigo nos lo dijo pero ya lo sabíamos. Lo único que me queda es rezar y pedirle a Dios que si no desea aliviarla por lo menos le permita vivir mucho más y que esté en el festival para verme y lo pueda recordar.

Ante esto, Matt se determinó a hacer un gran esfuerzo y aceptar todo sin chistar. Lía, que intentaría convencer a Solokov de inventar algo para presentarlo sola, se encontró con que el joven Weymouth practicaba al lado del bailarín sin cesar. Así fue toda la noche.

-Tu nuevo compañero es más disciplinado que el anterior. A trabajar duro. No tenemos tiempo.

Sorprendida y conmovida acató la orden. Durante diez días ensayaron intensamente. Nadie vió a Matt en ese tiempo.
La noche anterior a la función Lía se presentó con el vestuario de su madre. Ahora el sonrojado era él. Era un atuendo bonito pero demasiado corto. Soloviev le sugirió lo pasara por alto y se concentrara.
El tiempo se les fue rápido y sólo alcanzaron a ver en el público a la familia de Matt y también a la de Lía. Contenta esperó su turno. Payasos, malabaristas, mimos y acróbatas ante un público entusiasta. Cuando anunciaron a los bailarines Lía no cabía de los nervios.

Matt antes de salir a escena la tomó de las manos pero ella lo abrazó y le agradeció todo.

Cuando ambos se presentaron el público los miró en silencio pero lograron entusiasmarlos. Al terminar, ella casi lloraba de la emoción. Una vez tras bambalinas y sin contenerse, Lía besó a Matt. Él le pidió presentarla como novia. Ella accedió.
Nunca se supo quién ganaría el premio porque se anunció que se aproximaba una gran ola.
La madre de Lía, lamentablemente, perdió la memoria de forma irreversible por la mañana.