domingo, 10 de marzo de 2019

El álbum de fotos


Tell no Tales.

El 13 de noviembre de 2002, la nieve cubrió la campiña. Era miércoles y Kleofina Lozko se había quedado en casa, tomando té. Por ello se alegró mucho cuando al cesar la tormenta, Courtney Diallo tocó a su puerta.

-Pasa, me has dado una sorpresa ¿Qué traes ahí?
-Vine a verte porque mañana te vas a París. Compré hamburguesas en Mckee.
-Gracias, Courtney.

Kleofina cerró la puerta y enseguida llevó a su amiga a su cuarto.

-Hace frío en la ciudad, me estaba congelando.
-No pude trabajar hoy y mi padre y mi hermano fueron a la carretera a instalar cableado eléctrico.
-Matt se quedó en el hospital. Espero que no le toque un día pesado.
-Courtney ¿estás bien?
-Maurizio Leoncavallo me volvió a llamar.
-¿Qué quiere?
-Preguntó por mí, saludó a Matt...
-¿Por qué insiste?
-Me contó que su ex novia Jyri murió.
-¿Te preocupa?
-Sólo pude darle el pésame.
-¿Cuánto duró la llamada?
-Dos horas.

Kleofina quiso decir "diablos" pero en su lugar, abrió una caja negra y revisó su hamburguesa.

-Le pedí a Maurizio que nunca me hable.
-¿Cómo lo tomó?
-Me pidió que lo perdonara pero creyó que era importante decirme lo de Jyri.
-Ay, Courtney.
-El sábado es su cumpleaños.
-¿De quién?
-De Maurizio... ¿Qué puedo pensar sí trató de hablar conmigo por quince días?
-¡Que está completamente loco! Courtney, dime que cortaste el teléfono.
-Lo hice.
-¿Por qué estás espantada?
-Es que pienso en su hermana, en Katarina ¿y si lo espió?
-¿Su hermana? ¿Por qué lo haría?
-Me golpeó por estar con Maurizio y... Ella me pone nerviosa.
-No va a tomar un vuelo sólo para molestarte.
-No sabes de lo que es capaz.

Courtney dobló la manga de su suéter y le mostró a Kleofina la cicatriz de su antebrazo izquierdo.

-¿Ella te quemó?
-Nunca dije que primero me atacó con un leño ardiente.
-¿Perdón?
-Tengo otras marcas pero son más pequeñas, Kleofina.
-¿Maurizio lo sabe?
-No lo sé, pasó hace tanto que sólo quise que se alejara de mí. De todas formas, nunca le agradé a su familia.
-¿Te importaba mucho lo que pensaran?
-Son muy unidos.
-Rayos.
-Pero basta de cosas tristes.
-Madice nos habló pestes de Katarina también.
-No lo había recordado.
-Esa chica está enamorada de su hermano ¿o qué?
-Conmigo era muy celosa.

Courtney dio sorbo a una malteada de caramelo y luego comenzó a reírse. Odiaba la costumbre de contestarle a Maurizio después de dejarlo expectante por meses incluso y si cambiaba de número, él era de los primeros en averiguarlo a través de alguien que podía ser un ex vecino de Senegal o un primo despistado que aun lo consideraba un amigo.

-¿Estás segura de ir a buscar a Ilya Maizuradze a París? - preguntó para cambiar de tema.
-Sé donde fue - prosiguió Kleofina con el bocado en los dientes.
-¿No tendrás problemas?
-Quiero despedirme, no se va a enojar.
-Tal vez esté con su familia.
-Lo veré en su hotel.
-No sé qué aconsejarte.
-Tu cara parece de regaño.
-¿Él sigue casado?
-Se divorció ayer.
-¿Con firma y todo?
-Sí.
-¿Estás segura, Kleofina?
-Me avisó su hijo Cumber.
-Oh, párate ahí ¿quién llama a su hijo "Cumber"?
-Es un apodo.
-¿Eres feliz?
-¿Con Ilya? Bastante.
-¿Qué le ves?
-Lo amo, es todo.

El rostro de Kleofina reflejaba esa clase de felicidad ciega que se siente cuando se halla a esa persona tan deseada y no volverá a buscarse a nadie más.

-Ojalá que te vaya bien, Kleofina.
-Gracias... Y tú ya deja de pensar en ese Maurizio que te vas a enamorar otra vez.
-¡Ay, no! Jajaja, él ya se quedó en el pasado.
-¿Nunca sentiste que se quedaron a medias?
-Entre más tiempo pasa, más creo que estuvo bien mandarlo al demonio sin ver su cara.
-Tal vez quiere saber si hay oportunidad de que regresen.
-Matt es mi corazón ahora.
-Entonces díselo a Maurizio y ya está.
-Se lo he repetido en sus últimas dos llamadas.
-¿Y si él quisiera saber por qué terminaron?
-Ese tiempo ya pasó.

Courtney llevó una papa a su boca y pronto notó que en la habitación de Kleofina abundaban los objetos rosas: el marco de un espejo, su diario, sus pares de aretes, una enorme chamarra detrás de la puerta, las cortinas... Había un cartel de "¡Felices quince, Kleofina!" en la pared, otro lleno de serpentinas para celebrar sus dieciocho junto a ese y en el armario tenía pegadas abundantes fotografías con sus padres, su hermano, fallecidas mascotas, rodeada de flores o en la playa.

-Tengo la obligación de tomarte una foto, Courtney - decía Kleofina mientras sacaba de su cómoda una cámara instantánea - Es una tradición que tenemos aquí.
-¿Por qué?
-Así nunca se van.
-¿Todos en el campo lo hacen?
-Es muy útil con la policía. No lo digo por ti.
-¿Es cierto que vienen a hostigarlos?
-No es tan malo - Kleofina procedió a sacar dos instantáneas - También conservamos fotos con los oficiales y guardo un gran álbum de respaldo. No me gusta perder ninguna imagen.
-¿Me las muestras?
-Claro. Arriba del refrigerador están nuestros retratos pero en la carpeta rosa del librero tengo los otros.
-¿Éste?
-Sí ¿Es un poco pesado, verdad?
-¿Cuánta gente ha venido aquí?
-Más de la que quisiera, Courtney. A veces recogía los rollos fotográficos y revelaba las fotos que me faltaban.
-Hay fotos desde antes de que nacieras ¿Qué son las marcas rojas?
-La gente que ya murió.
-¿Cómo te enteras?
-Las esquelas del diario.
-Jajaja, parece divertido.
-Este es el oficial Grant y este es el "cuchillero de Corse". Los dos se perseguían a menudo.
-Me han dicho que el cuchillero era un asesino a sueldo.
-Mentira. Era un fanfarrón.
-No es cierto.
-Es mi tío. Murió a los grande cuando le cayó un barco encima en el astillero de Auvergne.
-¿Qué cosa?
-No te miento, salió en el periódico.
-¿Qué hacía ahí metido, Kleofina?
-Obrero.
-Vaya, qué anécdota.
-Hay muchos policías aquí. Puedes revisar.

Kleofina permitió que Courtney escudriñara cada página del álbum mientras saboreaba una hamburguesa cubierta de abundante salsa agridulce y doble queso.

-Tengo un álbum en casa y no he podido llenarlo... Kleofina ¿te sabes el nombre de todos?
-De casi todos. Hay gente que por más que venga no consigue que me acuerde.
-¿Sergei Trankov estuvo aquí?
-Pasó escondido cuatro días.
-Cualquiera confundiría a Matt con él.
-Trankov tiene un tatuaje en el pecho y una cicatriz en la frente ¿Quién no se da cuenta?
-¿Cómo sabes del dibujo?
-Se lo vi. Es un camaleón en una hoja.
-Todos dicen que es un garabato sin forma.
-Nunca han apreciado sus detalles.
-Kleofina ¿qué tan cerca estuvo Trankov de ti?
-No nos aburrimos.

Courtney no supo qué pensar y siguió contemplando todo. Reconocía a algunas personas por haberles visto trabajar arreglando banquetas o yendo a urgencias por una curación, a otros por toparlos a diario y no faltaban los que había encontrado una vez y no sabía que no había olvidado.

-¿Qué álbum tienes? - curioseó Kleofina.
-¿El de fotos?
-¿Es familiar, de amigos, fiestas...?
-De todo. Tengo imágenes de cuando era niña y también de cuando mi padre vivía con nosotros.
-¿Se fue?
-Trabaja en Dubai como plomero. Le envía dinero a mamá cada mes.
-Courtney ¿por qué no me habías dicho?
-No lo sé... Cuando estudiaba medicina, él mandaba muchas cartas y guardo sus fotos.
-Entonces tu álbum es de todo.
-De fiestas, de amigos, del mar y del concurso de belleza.
-¿También te retratas con Matt?
-Sólo he tomado dos fotos.... ¿Él es Ilya Maizuradze?
-Un encanto ¿no?
-Nunca te entenderé.
-Él siempre me gustó. Desde niña supe que lo quería y hacía mil cosas para verlo diario. Me esperé a ser mayor de edad para que no tuviera problemas.
-¿Tus padres no se molestan por esto?
-Ilya es mejor que los hombres que han venido aquí.
-¿Muchos?
-Soy campirana.
-¿Y qué pasa?
-Siempre habrá alguien. A mí me asedian desde los diez años.
-¿Qué?
-¿No lo sabes, Courtney? Los hombres de la ciudad buscan a las mujeres de la campiña para divertirse. No hay chica que llegue virgen a los dieciséis.
-Que no te creo.

Kleofina dejó su comida de lado y tomó su álbum para mostrarle algo a Courtney. La cantidad de recuerdos y caras era impresionante.

-¿Qué te parece? Es policía del Gobierno Mundial. Tuve mi primera vez con él. Mi familia se descuidó, ups.

Si Courtney Diallo pensó que nada podía sorprenderla más que Kleofina señalando una cara, se equivocó rotundamente. De ver quien era, se quedó boquiabierta.

-¿Qué parte te cuento? ¿De cómo irrumpió en mi casa y me interrogó o cómo mi toalla desapareció?
-Kleo ¿cuántos años tenías?
-Quince. A él le dije que tenía dieciocho y se lo creyó.
-¿Por qué hiciste eso?
-Preferí que fuera un policía a que viniera uno de mis primos o algún idiota de la ciudad. Además, se me hizo lindo y estaba buscando a Trankov.
-¿Qué demonios?
-Mamá fue a cortar flores, mi hermano y mi padre estaban vendiendo en Carré y yo salí de la escuela, vine a casa y decidí tomar una ducha. Iba a mi habitación cuando él abrió la puerta y hablar de Trankov era muy entretenido pero lo demás estuvo mucho mejor. Fue tan espontáneo que cuando me di cuenta, él se quedó a dormir y regresó un par de veces.
-¿Vino solo?
-Sí.
-No es verdad...
-¿Estás enojada?
-Contigo no.
-Courtney...
-¿Te dijo que era de Intelligenza Italiana?
-Aguarda ¿lo conoces?
-Sabía que era un imbécil.
-¿De qué hablas?

Courtney sacó su cartera y pronto la colocó frente a Kleofina.

-¿Llevas una foto de Maurizio a todos lados?
-¿Ya entendiste?
-¿Que Matt puede descubrirte?
-Kleo....
-Maurizio se parece.
-El de tu álbum es Maragaglio, primo de Maurizio. Es una vergüenza.
-¿Qué cosa?
-Maragaglio es casado y me di cuenta de que engañaba a su esposa pero no lo desenmascaré. Maurizio decía que él era increíble.
-¿Dormiste con...?
-¡No! Digo, lo intentó pero lo mandé al diablo. Tenía una becaria que no se le despegaba jamás y le hizo una escena porque la araña de Katarina comenzó a pasar los días con él.
-¿Con Maragaglio?
-Quería llevarla a todos lados y era como no sé, su hija.
-¿Sólo eso?
-¡No! Fue diferente. Maragaglio cambió. Cuando yo lo conocí, era manipulador y cínico pero apareció Katarina y él se volvió amable, sobreprotector, comenzó a pedir las cosas por favor e incluso aprendió a cocinar. Por suerte, nunca supe quien era la becaria.
-¿Por qué te acuerdas de todo eso?
-Kleo, no vuelvas a meterte con un agente de inteligencia. Te aseguro que Maragaglio no vino por Trankov y se llevó algo de tu casa, además de tu... inocencia.
-No noté nada y no creo que importe.
-¿Qué quería de Trankov?
-Saber si lo conocía.
-En serio.
-Luego preguntó por Ricardo Liukin pero no lo ubicaba. Fui novia de su hijo Andreas tiempo después.
-¿Liukin?
-Le dijeron a Maragaglio en la ciudad que Ricardo venía mucho por aquí porque su hija se escapaba y tal vez se topaba con Trankov de vez en cuando.
-Qué locura.
-Le hablé de una niña que iba a los cerezos pero se quedaba sola un buen rato y sus padres venían por ella. Me enteré que era Carlota cuando Andreas la tuvo que ir a buscar.
-¿Enviaste a Maragaglio detrás una chiquilla, Kleo?
-Te vas a enojar si te digo que Carlota conoce a tu Maurizio...
-¿Perdóname?
-Quizás sigo siendo amiga de Andreas.
-¿Cómo es posible?
-¿Qué tan malo es?
-Quiere decir que Maragaglio no los soltó ¿Cómo demonios llegaron con Maurizio?
-Carlota necesitaba un entrenador y fue el que había disponible. A Margaglio lo conocieron antes porque ella se había ido de casa y él la regresó.
-Kleofina ¡no te vuelvas a involucrar con un policía!
-Courtney ¿qué hice mal?
-¡Tú no! Es que Maragaglio debió influir para que eso pasara.
-¿Que pasara qué?
-¡Todo! Tengo que averiguar qué quiere ¿Tienes el teléfono de Andreas?
-Te lo anoto.
-Kleo, espero que no le hayas dado a Maragaglio lo que quería.
-Después de mi virginidad, no sé que más le podría interesar.
-Si descubre tu relación con Andreas Liukin, lo más seguro es que te interrogue de nuevo... ¿Uno de los hijos de Ilya es amigo de Carlota, verdad?
-Anton. Nos lo dijo Madice el otro día.
-Adviértele a tu novio.
-¿Dónde vas?
-Kleofina, si un día te topas a Maragaglio, huye.

Courtney salió de prisa de aquella casa y no se detuvo a pensar un momento. Ni siquiera imaginaba por qué esas conjeturas le importaban o por qué le preocupaba una familia que no conocía. Sólo tenía en la cabeza que Maurizio Maragaglio estaba detrás de algo y debía detenerlo o ponerlo en evidencia. Lo había tratado lo suficiente para saber que sus límites podían ser frágiles pero ¿por dónde podía comenzar? Si Kleofina le hacía caso, ¿sería suficiente?

Caminando rumbo a la ciudad, en la pradera, pronto se topó a Madice Hubbell. La chica también había tenido la idea de ver a Kleofina y al igual que Courtney, antes había pasado a Mckee.

-¿Estás bien?
-Sí, Madice.
-¿Por qué no me avisaste?
-Se me ocurrió de último minuto.
-Courtney, te ves pálida.
-¿Eras vecina de los Liukin?
-Sí ¿a qué viene eso?
-¿Alguna vez la policía te preguntó por ellos?
-Hubo un escándalo por una cámara pero nadie me pidió mi opinión.
-¿Antes de eso?
-¿Por qué el interés?
-¿Nadie iba con tu familia a preguntar cosas?
-¿Por los Liukin?.. De hecho, sí.
-¿Quién?
-Andreas fue detenido por disturbios en el parque De Gaulle y un oficial nos informó que lo iban a soltar... Realmente no presté atención. Una vez llegué a casa y venía saliendo un tal Maragaglio. Mi madre le habló de Gabriela Alejandryi.
-¿Ella quién es?
-La mamá de Carlota... ¿Todo está bien?
-¿Sobre qué deseaba saber, Madice?
-¿Maragaglio? Me enteré de que quería saludar pero los Liukin no estaban y creía que la dirección no era la correcta.
-¿Cuándo fue eso?
-Hace cinco años. Maragaglio no se me olvidó porque volví a verlo dos o tres veces y su becaria ahora es la chica Miss Corse Lorphelin.
-¿Por qué no dijiste nada?
-No quise incomodar a nadie. La única ocasión que los vi juntos, ella le hizo un berrinche por su prima. No me quedé para averiguar.
-Maragaglio no tolera algo así.
-¿Sabes quién es, Courtney?
-Madice, la próxima vez que lo veas, corre.
-¡Oye! ¿Qué sucede?
-También le llevé a Kleofina comida de McKee. Le gustan esas cosas, te lo va a agradecer.
-No entiendo nada.
-Luego les explico.

Courtney aceleró el paso y Madice la perdió de vista pronto. Se sentía tan confundida que al llegar a casa de Kleofina, ni siquiera saludó.

-¿Qué tiene Courtney con un tal Maragaglio? - se intrigó mientras entraba.
-Es primo de su ex novio.
-¡No es cierto!
-¿Quiso saber si lo conocías, Madice?
-Maragaglio resultó ser amigo de la señora Liukin.
-¿Estás bromeando?
-¿Tú sabes algo, Kleo?
-Sí. Los Liukin no conocían a Maragaglio hasta hace poco.
-De acuerdo ¿qué?
-Yo tampoco tengo idea pero estoy por advertirle a Ilya sobre él.
-Courtney me dijo que corriera si volvía a verlo.
-A mí también me lo pidió, Madice.
-Es muy extraño.
-El tipo es un agente de inteligencia.
-¿De verdad?
-Dame un momento.

Kleofina suspiró y enseguida realizó una llamada a París mientras Madice miraba por la ventana con un cúmulo de dudas. No quería despejarlas pero tuvo la certeza de que Maragaglio era tan relevante, que no cabía subestimar cada mentira dicha cinco años atrás.

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