domingo, 23 de junio de 2019

Antes del tren a casa

Kaetlyn Osmond/Foto cortesía de Yahoo

Montecarlo, Mónaco. Jueves, 14 de noviembre de 2002.

Al mediodía y luego de tentarse con la escala, Katarina Leoncavallo decidió pasar un día de playa en Mónaco. El sol aun no se había ocultado en esa pequeña parte de Europa y las nevadas y el frío otoñales se sentirían hasta la siguiente semana. Fue curioso notar como un balneario tan sofisticado registraba una insignificante afluencia de turistas y la joven supo que tendría todo el espacio del mundo para pensar. Lo primero que hizo al salir de la estación de tren, fue tomar un taxi hasta Monaco Ville para hospedarse en la casa de una familia que vendía licor de granada. Sólo dar la inusual referencia de un cliente, Tennant Lutz, hizo que la aceptaran y pronto, se cambió de ropa y llamó a Miguel Louvier para avisarle que la esperara a la tarde siguiente, pidiéndole que no le dijera a nadie. Tan vital era esa promesa, que partió hacia la costa al pronunciar él que no tenía de qué preocuparse.

-Vuelvo al anochecer - avisó Katarina a sus anfitriones y caminó cuesta abajo, sin detenerse, buscando los centros comerciales para hacer unas compras y preguntar por la "Cala de los pescadores", una especie de playa secreta, en donde, en lugar de arena, había rocas planas y gravilla, además de que se podía descansar a la sombra. Como ella no conocía Mónaco, ni siquiera supo que había atravesado de la parte vieja de la ciudad a Montecarlo, el distrito del glamour. Con tantas boutiques y dinero en efectivo, la chica entró en una enorme plaza con grandes fuentes y luego de adquirir unos lentes oscuros a la John Lennon, le pareció reconocer a sus padres delante de una perfumería. Sonriendo por fin, se les aproximó con un abrazo por saludo.

-Eres tú, Katarina. Qué sorpresa - exclamó su madre.
-Pensé que estaban en Venecia.
-Como te creíamos en París, vinimos a pasar unos días de descanso.
-¡Los extrañé mucho!

Katarina volvió a apretarlos y sus ganas de estar con ellos se hicieron notorias.

-¿Dónde ibas? - preguntó su padre
-Busco una playa ¿vienen?... Bueno, también quiero comprar duty free.
-Katarina, tenemos planes.
-Pero papá, nos acabamos de encontrar ¿Les da gusto verme?

La joven sabía que podían decirle que no, pero sus padres se miraron mutuamente y resignados, la invitaron a tomar un café. Ella reaccionó apretando a su madre y luego tomándola de la mano para caminar a su lado. Ambos le preguntaron sobre la bebida que iba a pedir y ella respondió con la cara colorada, recibiendo un "nunca cambias" de su padre, como si fuera un reproche.

Para Cristina y Federico Leoncavallo era incómodo estar con su propia hija. Desde la concepción la habían sentido tan extraña, invasora y les confirmaba cada día que tenerle compasión en el hospital y llevarla a casa era el gran error de sus vidas. Katarina no los arruinaba per se, sólo que había llegado en un mal momento y para colmo, no era el segundo hijo que soñaron ni una niña tranquila al menos. Katarina siempre necesitaba algo, se metía en problemas y sufría por pequeñeces o porque sus primos nunca le hacían caso. Los desesperaba que aun al crecer, ella siguiera demandando atención y amor y llorando si algo le salía mal.

-Fue mucho cariño, Katarina. Por favor, camina bien y compórtate - pidió Cristina.
-Sí, mamá.
-¿Comes galletas todavía?
-No pero si tu quieres...
-Sólo será un té para ti.
-Quería un frapuccino con chocolate y chispas de colores.
-A tu edad no sé si eso es inmaduro. Katarina ¿algún día vas a tomar algo sin dulces?

La chica no supo qué decir y luego de mirar al suelo un momento, volteó hacia su padre y por alguna razón relacionada con quererlo mucho, lo apretó fuertemente. Federico Leoncavallo la dejó permanecer así varios minutos, incluso en la fila de la cafetería, aunque luego le ordenara buscar lugares para los tres y le preguntara la razón de salir a la calle con bikini y una gran falda de estampado de palmeras verde neón. Katarina contestó cualquier cosa y apartó un gran sillón con una enorme sonrisa, decidiendo que estaría junto a su padre.

-Ténle paciencia - dijo Cristina a su marido y enseguida fue con su hija, que acomodaba servilletas en una mesita y acercaba un bote con sobres de crema.

-Sé que a papá le gusta le gusta tomar su café junto a ti - mencionó la chica.
-Qué observadora.
-Es una lástima que Mauri no esté.
-Tu hermano al fin encontró una patinadora con la que vale la pena estar ocupado.
-Carlota Liukin es muy talentosa, mamá. Si la vieras en un entrenamiento...
-Esa niña es lo mejor que le pudo pasar a Maurizio. Contigo parecía estancado.

Katarina dejó de sonreír y se quedó callada, creyendo que no había mala intención de por medio. A Cristina Leoncavallo le sorprendió aquella reacción tan serena y lo hizo notar a su esposo cuando les llevó las bebidas. La chica tomó su té y luego de darle un gran sorbo, se sujetó el cabello, como siempre que probaba algo.

-Es la misma de todos los días - reiteró él y Cristina entonces respiró hondo. Para Katarina, en cambio, fue una novedad estar en medio de ellos cuando su padre le pidió cambiar lugares y aun más cuando ambos le compartieron de sus cafés . Ella se hallaba tan sonrojada otra vez...

-¿Qué playa viniste a ver? - preguntó Cristina.
-La "Cala de los pescadores" - respondió Katarina.
-¿Aparece en la guía turística?
-No. Miguel me habló de ella y dice que es solitaria.
-¿Él estuvo ahí?
-No, pero su amigo Marat sí.
-¿Marat? ¿No es el novio de Carlota Liukin?
-Eso dicen pero no es verdad.
-¿Te consta?
-Los vi, mamá.
-¿No lo dirás porque él te interesa?
-Marat es guapo pero no mi tipo.
-¿Te rechazó?
-No hablamos.
-No me extraña, a veces asustas a la gente pero no te das cuenta.
-No lo espanté, mamá.
-Por algo no te prestó atención.

Katarina no añadió más y se dedicó a su té, sosteniendo su vaso con ambas manos.

-Le comentaba a Katarina que sentía a su hermano un poco estancado hasta que llegó Carlota Liukin - prosiguió su madre.
-Pensaba lo mismo. Hablé con él sobre el gusto que me dio que recibiera a una alumna nueva y se pusiera a trabajar en algo diferente - agregó Federico Leoncavallo.
-Veremos el programa corto de Carlota esta noche.
-Supongo que Katarina se esforzará esta vez y el próximo año se marchará de casa.
-Brian Orser le llamó a Maurizio para decirle que aun está interesado en entrenarla y aceptaron ponerse de acuerdo.

Katarina Leoncavallo palideció enseguida y miró a sus padres con tal desconcierto, que ellos supieron que su hija ni siquiera había imaginado media noticia.

-¿Ma.. Maurizio habló..bló con Orser? - tartamudeó la joven.
-Tienen planes para que vayas a Toronto. Deberías hacerle caso a tu hermano y cambiar de entrenador.
-¡Mamá!
-Tú no necesitas a Maurizio. Si quieres dejar de estar a la sombra de las patinadoras que te ponen enfrente, no te opongas y haz lo que Orser te aconseje. En Canadá tal vez madures - continuó su padre. Katarina dejó su vaso en la mesita del frente, confundida.

-¿Por qué Maurizio me haría eso?
-Para que crezcas.
-¿Crecer? ¿A qué te refieres, papá?
-Te rezagaste y comenzaste a rezagarlo a él. Es hora de separarse.
-¡Pero me cambió la forma de entrenar y la rutina libre!
-No es suficiente, Katarina ¿Lo que hiciste en Skate America no te dice algo? Afecta más la calidad del trabajo de tu hermano que el tuyo y supongo que no quieres perjudicarlo.
-¡Soy incapaz!
-No se diga más, te vas con Orser.

Katarina no pudo evitarlo y con lágrimas exclamó:

-¿Y si no quiero mudarme?
-También hay un coach en Oberstdorf que puede hacerse cargo.
-¡Maurizio me conoce bien!
-¡Lo estás arrastrando a tu mediocridad!
-¿Por qué me dices eso, papá?
-Porque tu hermano quiere avanzar y tú no lo dejas desde que lo hiciste regresar de Moscú por tus caprichos.
-¿Cuáles?
-Los de hacerlo tu entrenador a fuerza y obligarlo a aceptar el trabajo en la pista de Venecia.
-Él necesitaba dinero, papá.
-Katarina, tú sabías que tu hermano no tenía mucho talento pero entrenando en Rusia había mejorado y ganaba ¿Qué pasó cuando se quedó contigo? ¿Recuerdas la vergüenza en Salt Lake? Todo eso es culpa tuya.
-Los dos ganamos medallas, papá.
-Tu madre y yo podíamos ayudar a Maurizio. Te pedimos que no te metieras y en cambio, lo presionaste ¿Te hizo feliz verlo fracasar?
-No.
-Estás desacreditando su esfuerzo esta temporada con tus pésimas actuaciones. Déjalo progresar con Carlota Liukin y tú márchate con Orser para ver si logras algo que valga la pena.

Katarina abrazó fuerte su bolsa y se quedó lagrimeando en silencio, aunque a la vista de los clientes del local.

-Me tienes cansada con tus lloriqueos - señaló Cristina Leoncavallo.
-Perdona, mamá.
-Por un momento pensé que habías aprendido a controlarte.
-Lo siento mucho.
-Está bien, supongo que escuchar la verdad pone a cualquiera de nervios.
-No sabía que pensaban eso de nosotros.
-Es lo que creemos de ti, Katarina. Maurizio siempre ha sido un buen hijo pero veo que no ha sido un ejemplo suficiente para ti.

La chica no podía creer lo que su madre le había dicho ¿Maurizio no era suficiente? ¿Cómo era posible si patinaba por influencia de él, lo obedecía en todo momento y seguía gran parte de sus pasos? ¿Nunca se había notado su admiración por los sacrificios de Maurizio ni su felicidad por las medallas que obtenía? ¿Qué había de la emoción porque él había vuelto a casa? Katarina amaba tanto a su hermano, que las palabras de sus padres le dolían mucho.

-¿Cuándo dejas de hacer esta escena? - reprochó Federico Leoncavallo.
-Dame un minuto, papá.
-Katarina, tú crees que tienes las mejores intenciones pero no te das cuenta de que haces cosas malas. Sé que Maurizio puede comprender lo que le hiciste pero a tu madre y a mí nos decepcionaste. Te llevamos a la pista de hielo porque pensamos que te haría bien pero es tiempo de que busques otra cosa. Tienes habilidades pero es muy diferente a poseer talento y nunca lo hemos visto. No sabes interpretar, no puedes bailar, saltas bien pero no puedes girar y verte elegante. No aprendiste nada.
-Trabajo mucho, papá.
-Pero no se te da. Aun eres joven, dedícate a algo más ¿Ese tal Tommy Gunn te ofreció un empleo? Llamó a la casa el martes y te dejó el recado de que desea verte porque tiene una propuesta para ti en una filmación. Si no quieres ir con Orser a Canadá, tal vez en Las Vegas te vaya bien.

Katarina se sorprendió y pensó que sus padres no tenían idea de la clase de hombre que era Tommy Gunn y el tipo de trabajo para el que la quería. Más le desconcertaba que después de pelearse con él en un bar de Nueva York, aun tuviera ganas de encontrarla.

-Lo mejor es que me vaya - atinó a decir.
-Katarina, créeme que pensamos en lo mejor para ti - añadió Cristina Leoncavallo.
-Nunca parece.

La chica se levantó ante la total indiferencia de sus padres y salió de la cafetería para buscar una tienda de pantalones de mezclilla y poder encerrarse en uno de los vestidores con tal de acabar de derramar su tristeza mientras pretextaba que su talla no era tres sino cinco. Aquel truco le había funcionado antes y trabajaría a su favor esta vez.

Katarina Leoncavallo salió un par de horas más tarde del centro comercial y luego de abordar otro taxi hacia Roquebrune, bajó por una peligrosa pendiente de roca y tierra hasta una especie de cueva pequeña que protegía una orilla del mar poco azulada. La "Cala de los pescadores" estaba cerrada al público pero su vigilancia nula y que los turistas no la conocían, la volvieron irresistible y la joven llegó a recostarse enseguida en una enorme piedra plana contra la que el agua chocaba y la salpicaba. Era un sitio fresco y agradable, donde era imposible broncearse y donde se resguardaba un nadador que, al ver su privacidad acabada, optó por marcharse sin saludar siquiera a la involuntaria impertinente. Katarina se disculpó pero era como quedarse callada o no ser vista. Así se quedó sola.

A diferencia de Carlota Liukin u otra protagonista de esta esta historia, la joven Leoncavallo no tenía algún príncipe azul que fuera a su rescate. Nadie se desvivía por ella ni corría a visitarla e incluso, los desconocidos se alejaban sin disimular. Pensó en qué podía haber ocasionado ese rechazo sin buscarlo; desde chica había sufrido por no poder ser querida por los demás y porque otros no tenían tiempo para ella. Recordó a su hermano cuando la dejaba sola en la pista del club Ágora Milano y ese adiós en el aeropuerto porque Maurizio había hallado un futuro en Moscú. También pasó por su mente la despedida de Maragaglio porque abandonaba la enorme casa familiar por un mejor puesto de trabajo en Venecia y cómo aguardaba por sus llamadas y por el cartero para al fin hablar con alguien o recibir algún paquete con chucherías o discos que no le hacían sentir tan sola. Katarina Leoncavallo se dio cuenta entonces de que cuatro años atrás había decidido cambiar Ágora por unas góndolas porque su primo estaría allí, dedicándole tiempo, mimos, abrazos y charlas con chocolate. De repente, el rechazo en esa cabina fotográfica del día anterior cobraba sentido y ella se sintió culpable de haber enfurecido tanto, de ignorar el celular, de irse de París sin avisarle a Maragaglio.

En esa playa, Katarina tuvo la sensación de que se hallaba enamorada del hombre equivocado. Esa comezón había iniciado desde el torneo en Murano pero nunca con la certeza de esa tarde y después de sentarse para mojar sus pies, reflexionó sobre otras cosas que aparentaban confirmarlo: Su inesperado pero intenso deseo por Tommy Gunn; su secreto gusto por Morgan Loussier y su anatomía perfecta, la galanura dulce de Miguel, el ansia y el apetito por Marat... ¿La insospechada atracción que en ella se producía por Maragaglio al verlo reaccionar celoso de Tommy Gunn y del mismo Marat? Su cabeza no paraba de dar vueltas y los recuerdos de haber sido besada con pasión en Nueva York y en la cabina parecían encenderla otra vez.

-¿Qué me está pasando? - se preguntó en voz alta y se introdujo al mar para calmarse pero entre más nadaba, más sentía ahogarse y volvió a la roca para respirar y tomar algún dulce para calmar su mareo. Todo andaba terriblemente consigo misma y la voz interna que parecía ser su consciencia, la molestaba con su "infidelidad" a Maurizio Leoncavallo, reprochándole su poca resistencia a las tentaciones y al desfile de atracciones que le saturaban la cabeza y rompían el monopolio que su hermano había construido por años. Incluso, aquella consciencia le regañaba por sustituir la tortura del reclamo de sus padres por las ganas de pensar en Maragaglio y el significado de lo sucedido en París, así como de haber anhelado el querer aprovechar esa oportunidad de estar con él para cometer la locura de la que tenía antojo.

-¿Qué ocurre conmigo? Mi hermano Maurizio me importa mucho - pronunció al dejar de llorar y luego de contemplar el atardecer monegasco un instante, se marchó con sus lentes puestos. Aun su malestar le recordaba que no había comido bien pero no sucumbió al ansia y recordó que antes de irse de París, había robado las llaves del apartamento de Marat y una identificación con su dirección, decidiendo en el acto que encontraría un edificio cercano al Hotel de París y se metería a husmear. El descontrol era placentero para Katarina Leoncavallo y luego de abordar un tercer taxi para retornar a Montecarlo, se detuvo en una calle llena de flores, paparazzi, joyerías, mensajeros que no descansaban y mayordomos encargados de recibir los envíos y la tintorería de sus patrones, mismos que siempre estaban ausentes de casa. El edificio que ella buscaba presentaba una escena similar y el vigilante estaba ocupado ayudando a uno de los trabajadores, por lo que la chica se coló y apresuró para tomar el ascensor al séptimo piso. El treceavo apartamento estaba solitario y Katarina Leoncavallo se introdujo, asegurando la puerta mientras se llevaba la sorpresa de que el espacio estaba lleno de luz. Un gran ventanal, una chimenea, la enorme alfombra de la sala y varias pinturas daban un aspecto tan limpio, tan masculino. A Marat Safin le gustaban mucho los espacios que parecían listos para recibir a una familia pero la fragancia que se desprendía de cada rincón seducía a Katarina y comprendió que todo estaba impregnado de él.

A un lado de la entrada se veía el correo desordenado y ella lo levantó para curiosear con los remitentes, revisó igualmente el directorio telefónico, una agenda, descubrió varios mensajes en la contestadora e incluso leyó los ejemplares de la revista a la que él se hallaba suscrito, aprendiendo de su afición por la pesca. A Katarina ni siquiera le extrañó que él tuviera algunos artículos de patinaje artístico apartados para leerlos alguna vez pero si le maravilló un hermoso retrato a carboncillo, cercano a la chimenea, que imponía en la decoración y que la llevó a besarlo como si Marat fuera a sentirlo.

-Eres el hombre más hermoso que he visto - confesó Katarina para sí misma antes de percatarse de un pequeño detalle: Carlota Liukin también estaba presente en ese departamento y no de forma sutil. No sólo aparecía en la firma del retrato, también en una foto en la dichosa recaudación de fondos en la que había estado con él, otra en una fiesta de espuma y una especie de collage con ambos en varios sitios de Venecia. Esos momentos se hallaban situados en la mesita de centro, a un lado del ventanal y junto al umbral de la habitación principal.

-Carlota no está contigo como yo podría si me dejaras - suspiró la joven Leoncavallo y eligió ser curiosa en el refrigerador, sin hallar algo más excepcional que un paquete de chocolates y algo de cerveza rusa; acaso unas botellitas de una bebida de uva que los Liukin tomaban a menudo. Katarina sacó los chocolates y degustó un ramen instantáneo sin importarle que fuera un regalo de los fans coreanos de Marat. Él no se daría cuenta.

Después de llenarse el estómago mirando Mónaco desde el ventanal, la chica notó que le atraía el cuarto donde dormía ese hombre. Aun respirando esa esencia varonil, ella atravesó la puerta hacia un refugio verde oscuro, con clóset de madera achocolatada, una alfombra café y una cama grande, firme, con sábanas del mismo color que las paredes. El baño tenía mosaicos verde azules y grifos dorados y Katarina se desnudó para darse una ducha. A Marat le gustaba el agua tibia, algo que se delataba por ser lo que caía de la regadera y ella lo encontró agradable, así como el jabón negro con el aroma a sándalo menos agresivo del mundo. Por alguna razón, eso no borraba la fina fragancia natural de ese chico, mezcla de testosterona con violetas y ella sentía que parte de eso se le quedaba en el cuerpo como si la vistiera una exquisita seda.

Sin recuperarse de esa gratificante experiencia, Katarina secó su desnudez y tomó varias prendas de Marat, colocándolas en la cama sin parar de reír. En la mesita de junto, había otra foto de él con Carlota Liukin en un restaurante de sushi y cualquiera podía percatarse de que era una imagen muy querida, así que Katarina la volteó mientras imaginaba que ella sería quien se tomaría más fotografías con ese hombre en algún futuro y decorarían el apartamento por siempre.

El celular de Katarina Leoncavallo llevaba sonando un rato y luego de revisarlo, al fin respondió. Del otro lado sonaban risas.

-Mauri ¿estás acompañado? Pon el altavoz, quiero saludar - dijo ella con una gran sonrisa.
-"Katy quiere hablar con todos" - anunciaba Maurizio Leoncavallo alegremente y se percibían las voces de Shanetta James y Morgan Loussier, así como algunos otros patinadores.

-Hermanito ¿hay algo que quieras decirme? - preguntó Katarina con un tono de voz engreído pero expectante. Él se rió un poco.

-"Tenemos mucho trabajo, Carlota patina hoy pero hubo junta de entrenadores y no pude estar en las prácticas oficiales con los chicos".
-¿Hablaste con otros coaches, Mauri?
-"Es necesario, Katy".
-¿Con Orser?
-"A él lo vi en NHK".
-¿Hablaron de mí?.... ¡No quites el altavoz!
-"Katy..."
-¡Sé de tu plan para que me vaya de Venecia, maldita rata!
-"¿De qué hablas?"
-¡Mis padres me contaron todo! ¡Quieres deshacerte de mí cuando acabe la temporada y negociaste mi mudanza a Canadá!
-"Katy no creas...."
-¡Piérdete, desgraciado traidor!

Katarina apagó el celular enseguida y una sonora carcajada la dominó los siguientes minutos, permitiéndose recordar que continuaba desnuda y la ropa de Marat sobre el colchón era tentadora de sentir. Pasó algo de tiempo antes de abandonar su ánimo divertido y besó las almohadas, las camisas y las sábanas, como si una persona estuviera ahí.

Katarina Leoncavallo pasó el ocaso y parte de la noche frotando cada tela en su piel, imaginando las manos, los besos, el cuerpo de Marat amándola, quemándola, embriagándola con su esencia. Y es que la pasión sexual, una fuerza tan reprimida en el corazón de esta mujer, amenazaba con reventar, con expandirse, con lascerar. Estaba a punto de ebullición. Esa pasión, aunada a las eternas tristeza, desamor y soledad de su alma, ocasionaba la desesperación de Katarina Leoncavallo por ser correspondida, amada, protegida y deseada; por ser lo más importante del mundo para alguien. Y en esa cama y con esa ropa deslizándose por su silueta, Marat Safin se convertía en el sueño fugaz, en su hombre.

lunes, 10 de junio de 2019

El Trofeo Bompard (cuarta parte)


Palais Omnisports de Bércy. Jueves, 14 de noviembre de 2002.

-"Mira, Susana, que el público está muy entusiasmado. Están agitando sus mantas, gritan... Esto se va a caer" - Anunciaba la presentadora Paloma del Río por televisión mientras Carlota Liukin escuchaba las indicaciones de Maurizio Leoncavallo en el borde de la pista. En Bércy había iniciado la prueba femenil del Trofeo Bompard.

-"Cerrando el primer grupo de la competición, con catorce años de edad y representando a los locales está la campeona europea junior de 2002, Carlota Liukin" - continuaba la comentarista Susana Palés, poco antes de que el auditorio estallara gritando "allez, allez!" cuando se hizo la presentación de la chica.

-"Esto es impresionante, Susana. Hay una expectativa como pocas veces por una atleta aquí en Francia; Carlota Liukin estuvo hace poco compitiendo en la Copa de Murano donde obtuvo un metal dorado inesperado.
-Mira a Maurizio.
-Me sorprende ver Bércy lleno este año. Carlota cuenta con Maurizio Leoncavallo que es un grandísimo entrenador y patinador y los dos han tenido una semana de medios de locura.
-Paloma, qué bueno que lo señalas, esperemos que no les afecte la presión y que no haya cansancio porque no han parado de dar entrevistas".

Carlota sonreía de nervios desde la pista y aunque a la distancia veía a su amiga Amy al lado de Maragaglio, se persignó poco antes de colocarse en posición, con la vista en el hielo. La gran bandera en la que se leía "Carlota est la plus belle du monde" quedaba justo detrás de ella en las tomas de la cámara.

-"Veremos qué le depara a esta pequeña patinadora...
-Es que Susana, mira el nerviosismo... Ataque de risa en el público porque la música no inicia, están revisando el problema. Carlota regresa con el entrenador a recibir un abrazo.
-Parece que ya está arreglado y de nuevo hacen la presentación.
-Representando a Francia, con catorce años, campeona europea junior de 2002 y debutando en el circuito grande del Grand Prix en este Trofeo Bompard: Carlota Liukin".

En el auditorio se hizo el silencio cuando el anunciador de Bércy así lo pidió y la chica regresó a su posición.

-"Al fin inicia este ejercicio y el público emocionadísimo... Primer combo ¡triple lutz con triple toe!
-¡Qué manera de iniciar, Paloma!"

La audiencia había rugido entusiasta y las palmas eran interminables.

-"Excelente butterfly camel combinado con una posición donut.... ¡La coreografía es muy bonita! - continuaba narrando Del Río.
-Bastante segura en el doble axel y aterriza un triple flip muy veloz.
-Susana, mira los spins. Qué hermoso layback con biellman y los sit spins con la posición en I para concluir apuntando al cielo... ¡Sí señora! ¡Qué maravilla de programa!"

El auditorio estaba de pie y el ruido era tal que Carlota Liukin pensó que se aturdiría de un momento a otro.

-"Con un hambre de triunfo como pocos, Paloma.
-El público está....
-No había visto a los franceses gritar tanto desde Surya Bonaly.
-Se han enamorado de Carlota Liukin. No hay revista, programa o periódico, Susana, en donde no encuentres una nota o una fotografía de ella.
-Es delirante. Esta mañana los diarios de Francia le han dado la primera plana, entre ellos algunos de circulación nacional importantísimos como Le Monde o Le Figaro y en L'Equipe han sacado una imagen maravillosa de Carlota haciendo un spiral.
-A nivel técnico ella ha ejecutado un programa muy dificil. Los jueces están un poco sorprendidos, es lo que se alcanza a ver.
-Maurizio Leoncavallo declaró, me parece que antier, que ella se adaptó muy rápido al Venezia Skating Club y al método de entrenamiento.
-Susana, hay que recordar que Maurizio también es coach de su hermana Katarina y ambos han tenido resultados de aplauso".

Mientras los voluntarios recogían cada obsequio y la lluvia de flores no se detenía, Carlota Liukin aparecía en la transmisión dándole un fuerte abrazo a su amiga Amy, misma que parecía más contenta que Bércy entero.

-¡Te salió hermoso! - exclamaba la niña antes de permitir que Maurizio Leoncavallo dijera "¡excelente!" y recibiera un beso en la mejilla. Aun así, era llamativo que Carlota fuera un poco más afectuosa con Maragaglio, que la felicitaba con el desconcierto de que una sola rutina de la joven Liukin le agradara más que todo lo que su prima Katarina había patinado antes. Era una involuntaria comparación.

-"La calidad de los giros, la correcta rotación de la combinación lutz-toe, el axel fue de manual; la única duda es el filo del flip que creo que no fue el correcto pero tiene una coreografía dinámica, acorde el concepto a la edad de Carlota, la flexibilidad es de dejar boquiabierto al público. Paloma ¿qué puedo decir? Ha sido una actuación a la altura de las expectativas de hoy. Falta ver al segundo grupo y a Irina Astrovskaya pero creo que Carlota Liukin se quedará con alguno de los cuatro primeros lugares.
-La reacción de Maurizio ha sido contenida.
-Se le nota satisfecho.
-Y no han podido evitar captar a Marat Safin y algunas otras celebridades que se han dado cita aquí en Bércy. Gèrard Depardieu también ha sido efusivo... Viendo rápido los protocolos, las notas de presentación son excepcionales".

Maurizio Leoncavallo cedía los lugares en un sillón de terciopelo azul marino a Carlota y Amy mientras Maragaglio se recargaba detrás como si él fuera el entrenador y hablaba sobre cómo lo había tomado por sorpresa la combinación de saltos.

-Creí que ibas a hacer toe con toe.
-He practicado con lutz.
-Tenías el filo correcto, Carlota.
-¿En serio? ¿Cómo pudiste verlo?... Perdón, Maragaglio.
-Fingiré que no lo mencionaste.
-Discúlpame.
-Me sorprende mucho que interpretes a una niña gondolera, Carlota.
-¿Por qué todos creen eso?
-¿Tu tema no son las góndolas?
-No.

Carlota y Maragaglio se sonrieron mutuamente y luego voltearon hacia Maurizio Leoncavallo, quien parecía no querer conocer las notas de los jueces y por no perder la costumbre, prestaba su atención un instante a las cámaras y hacía ese ademán con su mano derecha, como torciéndola en saludo para nadie sabía quien, aunque insistiera en que era para la familia.

-"Las calificaciones se han retrasado" - notaba Susana Palés.
-"Estos segundos de más a veces significan malas noticias pero no han variado las notas de presentación que me van apareciendo en el monitor. Vamos a ver una evaluación interesante" - sentenciaba Paloma del Río y el suspenso en Bércy llegó a un punto máximo, ocasionando que Carlota Liukin se sonrojara.

-"Aquí vemos calificaciones en el mérito técnico que son de 5.8 unánime y las de presentación con 5.8 y un par de 5.9, así que Carlota Liukin se va a la primera posición.
-El alivio de Maurizio es fantástico.
-La ha pasado mal esperando esto, Susana. Enhorabuena para él y bueno, Carlota ha estado excelente. Siento las notas un poquitín altas pero en general fue un programa corto muy bueno".

Los abrazos entre Carlota, Maurizio y Amy delataban una gran sorpresa y el auditorio no ocultaba su algarabía a pesar de que el sonido local anunciara una pequeña pausa para que el zamboni preparara el hielo para el siguiente grupo de competidoras. En la transmisión alcanzó a verse como la joven Liukin enviaba saludos a sus amigos, con quienes se reuniría en las gradas de todas formas, así como la manera en que estrechaba a Maragaglio, ocasionando que las narradoras creyeran que se trataba de su padre.

En los pasillos de Bércy, los reporteros aguardaban por las primeras declaraciones y se topaban con Romain Haguenauer, que apretó fuertemente a Carlota Liukin para felicitarla.

-¡Bellísimo, Carlota!
-Merci beacoup!
-A cambiarte de ropa. Prohibido detenerse con los medios.
-¿Orden del jefe?
-Va para todos.

La chica entendió y aunque saludó con un cortés "bonsoir", pasó de largo, no sin sentirse un poco culpable.

-Los atiende luego - aseguró Maragaglio y la escoltó hacia el vestidor, de donde salían otras contendientes que la felicitaban e Irina Astrovskaya, que se detenía amigablemente.

-¡Me da gusto verte, Carlota!
-¡Hola!
-Haces falta en Tell no Tales.
-¿En serio?
-¿Cuándo regresas?
-Estoy en Venecia.
-¿Has visto a Tamara?
-Sí.
-¿Podrías desearle buena suerte? Dime que entrena contigo.
-No, ahora tengo un nuevo coach.
-Qué bien. Dile que nos vemos en el Campeonato de Europa y que le voy a ganar.
-¿Tú, qué?
-Carlota ¿no te sientes feliz de que ella ha vuelto a competir?

La joven Liukin se desconcertó, quizás pensando en que la misma Tamara había dicho más de una vez que sus rodillas le impedían saltar y que su juicio pendiente por doping acabaría con su carrera.

-Suerte - le respondió a Irina y se introdujo al vestidor, intrigada por la noticia recibida. A lo mejor era una broma pero ¿qué ganaría Irina Astrovskaya informándole? ¿Por qué Tamara no le había dicho? ¿La federación francesa lo sabía? Mientras cambiaba su vestido de rayas por un crop top mostaza, falda y suéter negros y sus patines por unas zapatillas también negras, se preguntó si Maurizio también se había enterado y si Haguenauer había evitado avisarle. No era posible que Carlota Liukin conociera de esa manera algo tan importante pero si era verdad ¿qué pasaría de ahora en adelante? ¿Podría conversar al respecto con Tamara?

Otras chicas a su alrededor comentaban sus fallas durante las rutinas y algunas aprovechaban para tomarse fotografías al preguntarse si volverían a invitarlas a una etapa del serial Grand Prix. Carlota procuraba observarlas para reconocerlas si coincidían nuevamente en un torneo o en una sesión de entrenamiento y ellas le solicitaban autógrafos o la felicitaban por las altas notas del jurado. Pocas le preguntaban sobre la sensación de sentir la admiración del público o de poner de pie a la multitud.

-¿Es cierto que Katarina Leoncavallo se enojó contigo? - curioseó una joven voluntaria que se había colado.
-Para nada - respondió Carlota.
-Dicen que en Skate America se quejaba mucho de ti.
-Ha estado muy cansada porque entrena mucho pero no hay problema.
-Es que dicen que ahora eres la alumna favorita de su hermano.
-¿Quién inventa esas cosas?

Como Carlota fingiera reír, nadie siguió hablando de los rumores, aunque desearan saber si algo era cierto. Los Leoncavallo tenían un topo pero nadie había descubierto quien era y en la competencia de parejas por la mañana se había comentado más sobre la tensa relación entre Morgan Loussier y Maurizio Leoncavallo.

-Iré con mi coach ¡las veré luego! - anunció la chica Liukin y tomó su maleta para regresar a la zona mixta y ser recibida por su amiga Amy de nueva cuenta. El momento se transmitía en vivo y ambas caminaron hacia las gradas al mismo tiempo que el staff parecía felicitarlas y las "flower girls" recibían algunos autógrafos sin poder creer que Carlota Liukin, "la reine de France" como le apodaban, estaba a escasos centímetros y podían hablarle como a cualquier otra persona.

-Carlota, ven acá - dijo Maurizio Leoncavallo y las cámaras los siguieron por Bércy hasta sus asientos mientras el público estallaba y Anton y David, amigos de la joven, arrojaban serpentinas y le colocaban un gorro de arlequín.

-Cada día patinas más hermoso - felicitaba Judy Becaud.
-Gracias.
-Ay, Carlota ¡tu padre estará muy feliz por ti!

El grupo parecía calmarse pero Marat Safin regresaba a su lugar y Carlota Liukin lo abrazó para después situarse junto a él y recibir un "¡wow!" como halago. La prensa podía confirmarlo: ¡Ella estaba enamorada de su lindo tenista!

-Fue mucho festejo, es hora de ver el resto del show - indicó un también sonriente Maragaglio y Maurizio Leoncavallo le puso a Carlota en la cara el papel con sus protocolos. Ella respondería devolviéndole el gesto con una carcajada.

-Logramos dos notas de 5.9 en presentación. No es nuestra mejor evaluación de la temporada.
-Lo sé, Maurizio.
-Pero este es un evento A y las calificaciones son más confiables. No hubo ningún 5.7 y eso es muy bueno. El combo fue espectacular y el axel me gustó. Sigues mal con el flip.
-¿Mucho?
-Carlota, ese filo no anda bien.
-¿Sesiones extra?
-Te voy a exigir más. En la práctica te salió precioso y le ganaste a Katarina cuando les puse el reto ¿qué está pasando en el hielo?
-No sé.
-¿Insegura?
-Ni que fuera un salchow.
-Jajaja, en eso tienes razón. Igual voy a hacer que te esfuerces.
-No me vuelvas a tapar la cara.
-Nunca.
-¿Por qué lo hiciste?
-Así juegas con tus hermanos en Venecia.
-Es verdad ¿Tú no juegas con Katy?
-Si le hiciera algo a mi hermana, acabo muerto.
-Dicen muchas cosas sobre nosotros, Maurizio.
-¿Cómo qué?
-Que Katarina está molesta porque soy tu favorita.
-Qué tontería.
-Por cierto ¿la has visto?
-Dijo que vendría.
-¿No te preocupa?
-Carlota, tenemos trabajo.

La evasiva de Maurizio llamó la atención de Maragaglio pero no pronunció palabra y permitió que los asistentes cercanos solicitaran firmas en sus fotografías, peluches, mantas, mochilas y lo que tuvieran a la mano. Nada amenazante se había detectado en los filtros de seguridad y los agentes de la policía francesa realmente podían darse el lujo de disfrutar el torneo. El segundo grupo de competidoras daba inicio con una encantadora actuación de Alisa Drei y su felicidad por al fin concretar notas competitivas luego de una mala experiencia en Skate Canada. El público reaccionaría con algarabía cada que se anunciara que Carlota Liukin continuaba con el liderato y constantemente la captarían charlando, compartiendo un chocolate caliente o recibiendo algún regalo con Marat Safin, mismo que no le daba importancia a los curiosos, acaparando la atención de la jovencita, sin parar de reír.

-"Las posiciones hasta el momento van así: Carlota Liukin va primera, seguida por Joannie Rochette de Canadá y la finesa Alisa Drei pero la patinadora que viene es una estrella" - resaltaba Paloma del Río en la transmisión televisiva, sin ocultar su gran emoción. Era el debut en la temporada de Irina Astrovskaya y varios asistentes le manifestaban su apoyo con cornetas y banderas medianas. Alguien lanzaba confeti para demostrar que su patinadora favorita estaba por competir, al mismo tiempo que Maragaglio parecía desesperado porque no le respondían una llamada. Como Carlota se hallaba delante de él, la audiencia volteó a verlo con curiosidad.

-¿Todo bien? - curioseó Maurizio Leoncavallo.
-Katarina apagó el celular.
-Maragaglio, déjala en paz.
-¡No aparece desde ayer!

Carlota Liukin y sus amigos fingieron no escuchar y Judy Becaud respiró hondo al instante de girarse hacia ellos y revelarles en voz baja:

-Katarina recogió sus cosas anoche y se fue.
-¿Qué dices? - se sorprendió Carlota.
-La vi llorando y me avisó que regresaba a Venecia con Miguel.
-¿Por qué?
-Gritó que su primo Maragaglio era un idiota.
-Deberías decirle a Maurizio.
-Sabe que Katarina se marchó.
-¿Entonces?
-Fui muy bocona.
-¡Judy!

La joven Liukin miró a Maragaglio con un poco de confusión y Marat confesó que no entendía lo que ocurría. Era tan complicado de creer, tan ilógico. Katarina nunca había demostrado impulsos de ese tipo y era tan evidente su apego a su hermano, Maurizio Leoncavallo, que más bien sospechaban que algo andaba mal, aunque no lo deseaban.

-Maurizio le dijo a Katarina que su premio era venir a París - recordó Carlota.
-No le pregunté qué tenía. Se veía tan triste... - concluyó Judy Becaud y ambas se encogieron de hombros para después prestarle su atención a Irina Astrovskaya. Bércy se quedaba en tenso silencio y en la zona técnica, los incontables regalos de la joven Liukin comenzaban a estorbar el paso.

-"¡Inicia Astrovskaya con un sorprendente combo triple lutz - doble loop! - se emocionaba Paloma del Río y Maurizio Leoncavallo se inclinaba un poco para apreciar los detalles con más precisión.

-"¡La altura de ese doble axel es increíble, Paloma!.. El triple flip es exquisito" - continuaba Susana Palés sin ocultar su sorpresa por la combinación de una pirueta camel con donut y luego un half biellman veloz. La secuencia de spirals volvía el programa corto de Astrovskaya algo hermoso de ver pero la secuencia de pasos en un sólo pie maravillaba al público y su último spin, con dos biellman de gran técnica, provocó una cálida ronda de aplausos en Bércy.

-"El programa es un pelín más complicado que el de Carlota Liukin en cuestión de saltos pero las piruetas de Astrovskaya son hermosísimas, Susana.
-El doble loop en el combo está ligeramente falto de rotación y el flip quedó excelente. El doble axel lo hace con mucha ligereza... En los elementos de presentación todo le ha salido perfecto. La sincronía con la música es bastante buena.
-Astrovskaya ha trabajado bastante con Sergei Petukhov en San Petersburgo y en Tell no Tales con Zhana Gromova para perfeccionar su lado artístico luego de que tomara la decisión de no tener vacaciones después del mundial y los juegos olímpicos en donde ganó la medalla de plata.
-¿Liukin o Astrovskaya? ¿Con quién te quedas Paloma?
-Complicado porque la técnica de Liukin es muy buena y ella es muy artística pero Astrovskaya ha estado sensacional y he disfrutado bastante más su programa corto.
-Estamos de acuerdo, Paloma".

El sonido local anunciaba que las calificaciones de Irina Astrovskaya estaban listas y pronto, en un gran tablero se pudo apreciar cómo los jueces la colocaban en el primer lugar y el contrariado público aplaudía calurosamente.

-"La diferencia entre Carlota Liukin e Irina Astrovskaya se ha dado en las notas artísticas. Dos 5.9 para Carlota; Astrovskaya concretó cuatro" - informaba Paloma del Río al teleauditorio mientras revisaba un poco los protocolos.

-"Los jueces se han inclinado por la presentación de Astrovskaya y revisando, le han destacado la secuencia de pasos en un solo pie y lo que decíamos de las piruetas que han sido sensacionales" - concluía Susana Palés.
"El filo del flip de Carlota Liukin no fue el adecuado y eso le afectó un poquitín la nota técnica. El programa corto termina de esta forma: Primera plaza de Irina Astrovskaya, segunda posición de Carlota Liukin, la tercera es de Joannie Rochette de Canadá, cuarta Alisa Drei y quinta Sarah Meier de Suiza" - añadía Del Río al mismo tiempo que en la transmisión se apreciaba como Carlota Liukin y Maurizio Leoncavallo revisaban papeles. No era difícil de suponer que el resultado los tenía satisfechos y que, de hecho, estaban muy felices por Irina Astrovskaya.

-¿Qué se siente competir con tu ídolo, Carlota? - preguntaba Maurizio?
-No lo sé ¡yo quiero que gane!
-¿Pero también deseas vencerla?
-Sí ¡Sería como ganar el campeonato mundial! - confesaba ella, alzando los brazos. Para los asistentes era muy gracioso pero ella estaba pensando ya en el programa libre y en lo que podía hacer para tratar de ganar. Maurizio Leoncavallo recalcaba el error en un salto pero le sorprendía que la audiencia pensara que la joven Liukin debía estar colocada como líder.

-Ese flip te bajó un poco las calificaciones - continuó él.
-Perdón.
-No estoy de acuerdo con nuestras notas. Astrovskaya hizo una step sequence en un pie y nosotros presentamos en dos ¿cuál crees que puntuaron más alto?
-¿La de ella?
-Realizó un mejor axel, su flip estuvo bien rotado y de no ser por su combo lutz-loop, tendrías mucho que hacer para mañana, Carlota.
-¿De plano?
-Te sobrepuntuaron.
-¿Tú crees, Maurizio?
-Para mí era 5.7 en técnica y no te habría dado algún 5.9... No son malas calificaciones e igualmente estarías en segundo lugar pero ese flip no te ayuda.
-Tampoco el programa ¿verdad?
-Para el nivel junior es fantástico.
-Quería usar nuestra rutina nueva.
-En Helsinki.
-¿Es un trato?
-Me llamaron del taller Bassani esta mañana. Estrenarás vestido, señorita.

Carlota Liukin se puso muy contenta y luego de levantar sus cosas, decidió bajar a la zona técnica para asistir a la conferencia de prensa y a la ceremonia de pequeñas preseas para recibir la suya por su buen desempeño. El público se despidió de ella con una gran ovación y las flower girls le pedían abrazos mientras el personal de seguridad intentaba escoltarla al área de medios. Los organizadores deseaban que la joven iniciara la ronda de preguntas y respuestas pero Maurizio Leoncavallo optó por esperar a Irina Astrovskaya y a Joannie Rochette para evitar malentendidos o acaparamientos. En el centro de una gran mesa, alguien había colocado un modesto arreglo floral y los cintillos con los nombres de las entrevistadas estaban en desorden. Carlota estaría en medio y las sillas de sus rivales guardaban distancia.

-Liukin, si hablas de tu vida personal, tendremos problemas - avisó Romain Haguenauer cuando logró alcanzarla en la antesala.

-Nada de Joubert, lo prometo - aseguró la chica, levantando su mano derecha como si fuera a atestiguar en un juicio. Poco después, Joannie Rochette se aproximó y algún fotógrafo con suerte, capturó el espontáneo abrazo entre Astrovskaya y Liukin cuando se reunieron en ese pasillo y entraron juntas, no sin cederle el paso a Rochette y felicitarla por su tercera plaza.

En la sala de prensa, hubo una ronda de aplausos. Carlota Liukin trataba de ignorarla un poco al buscar su asiento y disimuladamente cambió su sitio asignado por uno en el lado izquierdo de la mesa y le sugeriría a Joannie Rochette acercar sus sillas de madera mientras dejaban a Astrovskaya en el centro.

-Buenas noches - saludó Rochette y a cambio, recibía la indiferencia de los reporteros y los fotógrafos. Carlota Liukin sentía que iban a deslumbrarla y la primera pregunta fue para ella.

-"Bonsoir, mademoiselle Liukin. Por la revista Paris Match ¿Que sientes de estar de vuelta en la ciudad?"
-¿Yo?... Buenas noches a todos, sólo puedo decir que me siento bien.
-"Te hemos visto recorriendo la ciudad".
-Me he divertido mucho con mis amigos y estoy contenta de verlos.
-"¿Qué se siente patinar en casa?"
-¡Adoro al público! Soy feliz si ellos son felices y ver tantas banderas y mantas no era algo que esperaba. Se los agradezco mucho.
-"Aquí, por el diario L'Equipe: Primero como parte del público y ahora como participante ¿Bércy te ha parecido un buen lugar para competir?"
-Disfruto mucho estar entrenando pero todavía no puedo creer que el domingo terminó el tenis y el martes ya estaba en la pista. El staff es increíble - afirmó Carlota.
-"Además de tu rutina ¿qué otros programas te han gustado hoy?"
-El de Irina es grandioso ¿Cómo hiciste el doble biellman? - curioseó la joven mientras miraba a su colega e Irina Astrovskaya tomó la palabra.

-He practicado mucho, Carlota. De todas formas, no me resulta fácil pero podrías intentarlo.

La joven Liukin seguía incrédula de tener a Astrovskaya cerca.

-"Carlota ¿piensas vencerla?" - inquirió alguien y ella escogió no responder. Como nadie quería hacerse del micrófono, Joannie Rochette aprovechó para declarar que estaba contenta por el ambiente y las atenciones en la ciudad y por algunos detalles en su programa corto que trataría de mejorar. Carlota fingía escuchar mientras se daba cuenta de que el arreglo de rosas rojas tenía una tarjeta e Irina Astrovskaya se la entregó, ocasionando que la prensa intentara saber sobre ello.

-"Carlota ¿las flores son para ti?" - inquirió alguien.
-Son para las tres - respondió ella.
-"¿Recibes muchos regalos?"
-Me han dado varios.
-"¿Alguno es de Joubert Bessette?" - intervino una reportera de la revista Ok!
-No he visto las tarjetas pero son de mis fans.
-"Joubert comentó que le da gusto verte en el torneo".
-Es algo lindo de su parte.
-"Por parte de la revista Gossip: ¿Has tenido contacto con Joubert Bessette? Se habló mucho de tu ausencia cuando él despertó del coma, Carlota".

A la distancia, Maragaglio y Maurizio no podían concebir tal cuestionamiento y Romain Haguenauer miraba hacia una salida lateral, sin ocultar su molestia. Al lado de ellos, Paloma del Río y Susana Palés estaban igual de desconcertadas.

-Mi padre encontró una escuela en Italia que me permite entrenar y luego conocimos a Maurizio Leoncavallo, por eso fue la mudanza. No dejé de estar al pendiente de la salud de Joubert pero mi padre tomó una decisión - replicó la joven Liukin.
-"¿Tu padre te obligó a separarte de Joubert?" -  preguntó maliciosamente alguien más.
-No.
-"¿Es cierto que iniciaste un noviazgo con Marat Safin mientras Joubert estaba en coma?"
-¡Claro que no! ¡A Marat lo conocí por una recaudación en Mónaco!
-"¿Pero son novios?"

Los directivos de la federación y otros patinadores que habían acudido a la conferencia, solamente esperaban una declaración más para que todo el torneo se volviera un circo y Haguenauer, desesperado clamó:

-¿Nadie puede arreglar esto? ¿A quién se le ocurrió meter a estos medios?

Y Paloma del Río, misma que no podía concebir la incompetencia de varios de sus colegas, se animó a tomar la palabra.

-Buenas noches, habla Paloma del Río de Televisión Española. Mi pregunta es la siguiente: Carlota ¿Cómo es el proceso de adaptación entre INSEP y Venecia cuando se cambia un coach con la temporada en curso?

-Muchas gracias - suspiró Haguenauer y Carlota Liukin sonrió nerviosa.

-Ha sido más sencillo de lo planeado. En INSEP compartía la pista con otros estudiantes y en Venecia no es así. Mi coach y yo trabajamos en los detalles más tiempo y siempre hablamos de qué podemos mejorar. Maurizio insiste mucho cuando cree que un elemento necesita más atención pero no hemos tenido dificultades para entendernos. Respetamos nuestros horarios, planeamos nuestras competencias y él me apoya bastante.
-¿Cuál es la diferencia en el método de entrenamiento? Con Tamara Didier, Romain Haguenauer y Maurizio Leoncavallo has mostrado cambios de estilo muy interesantes. Pienso en el programa libre de "Swan Lake" en enero - prosiguió del Río.
-Tamara es muy estricta y le gusta que las cosas funcionen rápido. Me ayudó porque aprendí a prestar atención y a concentrarme; ella es muy directa y si algo no le gusta, se nota en su cara... ¡Romain es muy nervioso! Busca que la música empate con todos los elementos; cuando monta un programa consulta a muchas personas y cambia de repente el orden de la coreografía hasta que se convence de que la rutina está bien hecha. Maurizio es más tranquilo pero muy meticuloso. Él hace que los entrenamientos sean divertidos y es observador, también es muy creativo y confía en sus estudiantes. En la Copa de Murano me dijo que si podía hacer combinaciones de saltos triples con triples las hiciera y con Katarina y los demás es muy entusiasta. Todos los días está en la pista ayudándonos y me ha parecido un gran coach en el tiempo que hemos estado preparando nuestros torneos.

La afortunada respuesta larga de Carlota Liukin dio tiempo a algunos periodistas de patinaje de prepararse para ser quiénes llevaran la conferencia a buen puerto e Irina Astrovskaya y Joannie Rochette pudieron dar sus impresiones sobre Bércy, la competencia y la convivencia con otras participantes de Bompard. La entrega de las pequeñas medallas a las líderes del programa corto se llevó a cabo sin contratiempos y los fotógrafos tomaron placas hasta el cansancio.

-Liukin, ven acá - ordenó Romain Haguenauer cuando consideró que la prensa había tenido suficiente. Maurizio Leoncavallo tomó a la joven del brazo y al abandonar la sala a toda prisa, se toparon con más cámaras y admiradores, obsequios, gritos y los amigos de Carlota, que se reían por tanto alboroto. En la salida al estacionamiento apenas había espacio para caminar y el vehículo del grupo estaba rodeado.

-Carlota, métete enseguida y hablamos - ordenó Maragaglio y la chica obedeció mientras se preguntaba cómo saldrían de ahí. Poco después, notó que sus acompañantes se dirigían a otro coche y Maragaglio aguardaría a que les abrieran el paso todo el tiempo que fuera necesario.

-¿Qué pasa? - consultó ella.
-Tú dime.
-Maragaglio ¿estoy castigada?
-Es tu dispositivo de seguridad trabajando.
-¿Qué?
-Sergei Trankov y tú se verán el sábado. Habla o te haré cantar.
-¿De qué...?
-Intervine tu celular.
-¡Imbécil!
-Te habías tardado en admitirlo. Tendré que arrestar a tu padre y a Miguel por cubrirte. Tu hermano Andreas irá a la correccional, por cierto.
-¿Qué treta es ésta?
-¿Me entregas a Trankov o detengo a tu familia en Venecia?

Carlota se quedó callada mientras su mente trabajaba en algo y se le ocurría un "hay que negarlo todo" mientras la multitud continuaba alrededor.

-¿Esto es por Katarina? - improvisó.
-¿Qué tiene que ver? - rió Maragaglio.
-¡Todo lo que dices es mentira! Te desquitas conmigo porque tu prima no te contesta y tampoco aparece.
-Lo que digas.
-¡Tú eres el que no ha soltado el teléfono!.. ¡Y si fueras el mejor agente secreto del mundo, Trankov ya habría sido ejecutado en Cobbs!
-¿Quién te dijo que terminará en Cobbs?
-Eso es algo que en Tell no Tales se sabe. A mí no me impresionas con tus amenazas, Maragaglio.
-¡Carlota Liukin..!
-¡El sábado saldré con Marat a cenar! ¿Era lo que querías oír?
-Óyeme bien, niña: Vas a llevarme con Trankov o tendré que tomar acciones que te van a doler.
-Qué miedo.
-No te burles.
-¿Esto es porque no te agrada Miguel?
-Liukin, no juegues con el Gobierno Mundial.
-¡Tú no te metas con nosotros!
-Por favor.
-¡Tu prima se fue a ver a mi hermano! ¿Era todo?
-¿Katarina hizo qué?
-¿Ves? ¡Me tienes harta! ¡No conozco a Trankov y si odias a Miguel, díselo a él y luego nos dejas a todos en paz!

Maragaglio sintió como su ánimo se venía abajo. Había hecho lo del celular para resolver su caso contra Trankov y a cambio, había recibido el chasco de Katarina yendo a los brazos de Miguel Ángel Louvier. Aunque estaba seguro de que Carlota Liukin acababa de confesar al llamarlo "imbécil", no pudo evitar llenarse de celos y también de ira.

-¿Cuándo se fue?
-Ayer.
-Carlota ¿por qué no me contaste?
-Porque no me había enterado.
-¿Quién sí? ¿Maurizio?
-Me pasé de bocazas.
-¿Ella dijo por qué se marchó?
-¿Qué le hiciste?
-No, no, no...
-Maragaglio ¿estás bien?

Él encendió enseguida el coche y luego de hacer la seña de que iniciaría la marcha, el gentío se fue apartando, no sin intentar saludar a Carlota.

-¿Quieres café? - consultó Maragaglio.
-Un chocolate estaría mejor.
-Vamos a conversar, te aviso.
-No sé para qué.
-Carlota, vas a decirme todo lo que sepas de Miguel.
-¿Qué tienes en su contra?
-No hay papeles sobre él.
-Los mandó pedir de España.
-¿Desde cuándo lo conoces?
-Septiembre.
-¿Sabías que estuvo involucrado en el robo de un envío de la joyería Spiegealare?
-Le contó a papá.
-¿Te dijo por qué sale con Katarina?
-Ella le gusta mucho.
-Claro.
-¿Qué quieres, Maragaglio?
-Entregas a Trakov y tu hermano queda libre o sacrificas a Miguel y dejo a Trankov impune un tiempo más.
-¿Perdona?
-¿Crees que no sé quien mandó las flores a la conferencia de prensa?
-No es verdad.
-Decidiste cantar ¿Por qué los Liukin hacen drama por todo?
-¿Qué vas a hacer?

Carlota quiso escapar del coche cuando Maragaglio logró incorporarse al Boulevard Bércy pero recibió un mensaje en ese instante y aunque iba a pedir auxilio, pronto se dio cuenta de que él parecía desconcentrarse y buscaba un sitio donde parar. El celular de Maragaglio no dejaba de sonar.

-¡Baja ahora! - gritó el hombre en el estacionamiento cercano al Pont des Arts y aunque la asustada Carlota anhelaba correr, él también descendió con furia.

-¿Desde cuándo Trankov te manda regalos? - interrogó Maragaglio.
-Nunca ha pasado.
-¡Mientes!
-Llévame con Judy.
-El arreglo llegó antes de la competencia y yo mismo lo revisé. Quería ver tu reacción cuando leyeras la tarjeta y la guardaste ¡Siempre supe que conoces a Sergei Trankov! Esas tardes en los cerezos de Tell no Tales eran sospechosas.
-¿Cómo sabes de los cerezos?
-Ay, Carlota, ¿crees que nadie se enteraba de sus encuentros?
-No es cierto.
-Averigüé inclusive sobre un desfile navideño el año pasado y esta mañana llegó a mis manos la foto que te tomaron con Sergei Trankov porque ustedes eran la "presentadora" y el "mozo".
-¿Quién te la dio?
-¿Conoces a Lleyton Eckhart?
-No.
-¿Trankov o Miguel? Decide.
-¿Por qué molestas a mi hermano?
-Tráfico de joyas.
-¿Alguien más sabe que interveniste mi teléfono?
-Sólo Stendhal Trafalgar... ¿Es tu amigo, cierto?
-¿Está aquí? ¿Por eso me trajiste?
-¿Indecisa?
-Oye idiota, déjala - pronunció una voz. Carlota Liukin se llenó de angustia y su rostro pasó de temeroso a aterrado.

-Almitante Trafalgar, gusto en verlo - saludó Maragaglio con cierta ironía pero el otro sacó su arma y disparó sin la mínima contemplación. Carlota Liukin respiraba adolorida en el suelo y escuchó nuevos tiros. Era Maragaglio defendiéndose y para sorpresa suya, Sergei Trankov tampoco dudaba en atacar a Stendhal.

-¡Llévate a Carlota! - gritaba Sergei y Maragaglio la cubrió hasta salir de nuevo a la calle y correr en Pont des Arts.

-Estás herido - pronunció Carlota.
-¿El almirante me disparó?
-¿Qué fue eso?
-Trafalgar me encargó llevarte ahí.
-¿Cómo pudiste hacerlo?
-¡Te preparamos un interrogatorio!
-Maragaglio ¡vete al infierno!
-Se supone que hoy capturaríamos a Sergei Trankov.
-¡Trafalgar te quiso matar!
-¿Estás bien?

Carlota se recargó en el puente, advirtiendo apenas que el candado de corazón que había colgado junto a Marat el lunes, le lastimaba la cabeza.

-Te curaré los nudillos.
-¿No te hirió, niña?

Carlota nunca supo cómo tuvo la fuerza de golpear el rostro de Maragaglio, mismo que en vez de molestarse, la miró con asombro mientras un singular brillo se distinguía por su rostro y ella se apresuraba a ocultar lo que iba cayendo.

-¿Qué es esto?
-Maragaglio, suéltame por favor.
-Carlota ¿de qué se trata?
-Déjame ya.
-¿Qué escurre por tus mejillas? ¿Son...?

La jovencita se descubrió y la luz de un farol le reveló a Maragaglio un enorme secreto. Sin dar crédito, él le enjugó las lágrimas y ella respiró indefensa.

-¿Son cristales?
-No.
-¿Pasa cada que lloras?
-Sí.
-Carlota ¿sabes qué son?

Ella asentó y comenzó a ocultar en los bolsillos de su falda aquellas lindas piedras transparentes a las que acompañaban algunas ocasionales azules y rojas.

-Carlota ¿qué haces con ellas?
-Las vendo.
-¿Qué? ¿Cómo? ¿Quién sabe de esto?
-Maurizio y Marat.
-¿Ellos te ayudan?
-Sólo a esconderlas.
-¿Tu padre?
-¡No! Nunca le he dicho.
-Son iguales a los diamantes que el Gobierno Mundial...
-Resolviste el caso ¿eres feliz?
-No es cierto.
-El diamante dorado es mío.
-¿Entonces esa es la relación que tienes con Trankov?
-¡Disculpa, Sergei! - exclamó Carlota, viendo hacia el lado izquierdo del puente. Maragaglio volteó y el guerrillero estaba ahí, caminando hacia ellos, desarmado pero alerta. Era tan evidente que no iba solo, que la chica respiró aliviada y lo abrazó mientras le ofrecía más disculpas.

-No le hagas daño - suplicó Carlota a Maragaglio, interponiéndose entre ambos.

-Niña Liukin, tengo que arrestarlo.
-Maragaglio, no.
-Lo he perseguido por años, es mi trabajo.
-No te ha hecho nada.
-Sergei Trankov trafica armas, medicinas, ahora joyas y lleva a cabo con su grupo actos terroristas como la explosión de Cobbs hace unos meses o la bomba que estalló en el euro túnel de Ámsterdam.
-¿Hirió personas?
-No pero saboteó una operación entre varias agencias de inteligencia para escoltar un tren en el que se transportaba armamento de uso exclusivo de la Marina. En el tren llevábamos también a un detenido ¿No era tu amigo Thorm Magnussen, querido Trankov?

Carlota permaneció en su posición.

-Yo no liberé a Thorm ni me importan las armas de la Marina.
-Las utilizas.
-Me debes las gracias, Maragaglio. Ahora Stendal Trafalgar disfruta de una golpiza - contestó Sergei Trankov.
-Nadie más estaría interesado en Magnussen.
-El Gobierno estaba más ocupado en esto.

Como Maragaglio sacara su revólver, Carlota Liukin alzó las manos para pedirle calma.

-Este sobre tiene una prueba de ADN que los rusos te hicieron, Maragaglio.
-¿De qué hablas, Trankov?
-El Gobierno Mundial creyó que serías secuestrado y por eso intentaban recuperar este papel del tren. Thorm era un señuelo pero el infiltrado ruso resultó más listo. Causó la explosión, liberó a Thorm y nos entregó algo todavía más valioso hace muy poco.
-No calles.
-Este otro papel - Trankov sacó de debajo de su camiseta otro sobre manila - Es un estudio extendido, debe interesarte.
-¿Lo leíste?
-Sé quien es tu padre.

Trankov arrojó ambos análisis al piso y Maragaglio los tomó sin bajar la guardia.

-Buenas noches a todos.
-Sergei ¿te vas? - preguntó Carlota.
-¿Vienes?
-Nos vemos luego.
-Claro. Maragaglio y tú tienen bastante de qué hablar.

Sergei saltó al río y huyó junto a Thorm Magnussen y otros colegas en un bote para turistas, imposibilitando a Maragaglio de ir tras él. De todas formas, Carlota Liukin le suplicaba con un desesperado "¡no dispares!" y comenzaba a recoger los diamantes que se le habían caído.

-¿Desde cuándo lo conoces?
-No te voy a decir.
-¡No estoy jugando, Liukin!
-Maragaglio, no lo arrestes, por favor.
-¿Trankov comercia todos tus diamantes?
-No sé a quien más recurrir.
-¿Siempre lo llamas?
-Él ha visto que no puedo detenerme. El día que murió mi mamá, tuve que taparme la cara.

Maragaglio miraba a Trankov irse y a Carlota intentando controlar su impulso de lagrimear, al mismo tiempo que sentía que le reventaba la cabeza.

-¿Qué voy a hacer con ustedes dos? - gritó furioso, sin conseguir réplica. Por otro lado, sujetaba con gran fuerza los sobres que le había entregado el guerrillero y aplastaba su curiosidad para salir de ahí. Carlota tuvo que permitir que Maragaglio la llevara por la muñeca, le hiciera tomar asiento debajo del Pont des Arts y se colocara junto a ella sin saber qué reclamarle primero. El caso Trankov había dado el giro que él había previsto y se llevaba la sorpresa de que no sabía cómo actuar, dado que la investigación adyacente lo obligaba a hablar de un secreto del que estaba seguro, no traería nada bueno.

-Maldita sea.
-Maragaglio...
-Guarda silencio, Carlota.
-No maldigas.
-El Gobierno Mundial no debe saber de los diamantes.
-Gracias.
-No lo hago por ti.
-Tampoco por mi familia, ¿verdad?
-Sólo sé que te iría mal... ¿Por qué no confiaste en mí? ¡Te habría ayudado! ¿Qué haces con el dinero de las ventas?
-Lo ahorro, gasto otra parte y siempre dejo algo en las cosas de mi papá para que pueda pagar nuestra estancia en el hotel o lo que necesite.
-¿Y los diamantes de los que no puedes deshacerte?
-Los arrojo al agua.
-¿Agua?
-Me quedo con los más raros.
-¿Cómo conociste a Trankov?
-Eso no.
-¿Cómo iniciaron el negocio?
-Le pedí ayuda y no se negó.
-¿Sabes si tiene contactos con contrabandistas?
-Siempre hemos ido a las joyerías sin intermediarios.
-¿Nunca les piden un comprobante?
-A veces y los falsifica alguien pero no sé quien es.
-Thorm Magnussen.
-No lo conozco pero no es él.
-¿Tienes algún papel?
-Maragaglio, no puedo darte nada.
-Lo peor de todo es que tienes razón.

Él no ocultaba su tensión con una mano en el rostro.

-Trafalgar me disparó ¿alguna idea? - preguntó tontamente. Carlota se limitó a explicarle del incidente en el Jardín Exótico de Mónaco, cuando Stendhal Trafalgar le había arrancado la blusa luego de perseguirla en venganza al rechazo sentimental de Tennant Lutz y cómo Marat Safin había intervenido para defenderla.

-Eso explica algo que me pidió.
-¿Qué fue, Maragaglio?
-Marat debía estar aquí. No me pareció necesario cumplir esa parte.
-Gracias.
-Carlota ¿Marat te contó que es un esclavo?
-¿Cómo te enteraste?
-Le vi tatuado un código de barras el viernes pasado, antes de la ceremonia de la Copa Davis.
-¿Nadie más lo sabe?
-Sólo el almirante y yo.
-¿Trafalgar está informado?
-Pretendía llevarlo detenido a Libia.
-¿Para qué? ¿Tú le contaste?
-Es confidencial pero acabaría en una subasta y yo no... No soy capaz de hacerle eso.
-¿Subasta?
-Va a sonar cruel pero tarde o temprano, Marat será alquilado o vendido.
-¿Por qué?
-Un almirante lo marcó pero no pude obtener detalles.
-Eso no está bien.
-En este momento me pregunto si pasaría lo mismo contigo si te ven triste.
-¿Por qué marcan personas? ¿Por qué dejan que las vendan?
-Yo no sabía hasta que indagué sobre el tatuaje.
-¿Cuándo?
-Cálmate, Carlota.
-¡Habla!
-Trafalgar me ofreció apoyo la semana pasada para detener a Trankov si también arrestaba a Marat.
-¡Eres un idiota, Maragaglio!

Carlota soltó sus lágrimas de nuevo y Maragaglio detuvo los diamantes para evitar dejar rastro. Ahora tenía que trazar un plan para fingir que la investigación sobre contrabando continuaba sin mucho éxito y sobretodo, la forma en que se movería desde Intelligenza Italiana para evitar que la Marina sospechara de sus deliberadas omisiones a partir de esa noche.

-Tengo que patinar mañana - se acordó Carlota.
-Fingiremos. Diré que Trankov abrió fuego y tuvimos que huir.
-¿Vas a culpar a Sergei luego de que nos salvó?
-No me encuentro en posición de chantajear a Trafalgar.
-¿Entonces?
-Nuestro pretexto es que pasamos a cenar.
-¿Solos?
-Carlota, no te preocupes. Evadíamos a la prensa y cambiamos la ruta por seguridad.
-¿Y con los diamantes, qué?
-Haré unas llamadas, conozco a alguien que puede blanquearlos.
-¿Qué pasará con Marat?
-¿Estás dispuesta a comprar su libertad?
-Son 100,000€ ¿verdad?
-¿Recuerdas el precio base?
-¿El qué?
-El código de barras da el monto mínimo.
-¡No puede ser! ¿Cuánto van a exigir?
-Prometo averiguarlo pero no te voy a mentir, es posible que aun vendiendo un par de piedras, no reúnas la cantidad.
-¿Quién tiene tanto dinero?
-Gente que ni tú ni yo sabemos que existe.

Maragaglio levantó a Carlota y ella a su vez sujetó los sobres que Trankov había entregado, no sin sentir remordimiento por traicionarlo si necesitaba legitimar una excusa. Había que salvar a Marat a toda costa y al menos, lo sucedido hacía que indagar sobre Miguel se ignorara un par de días. El viernes aun había una competencia por afrontar y serviría para disimular.