Beren Saat
Dedicado a las fans de Fatmagul
Aclaración importante: Esta historia es anterior a la transmisión de la telenovela turca ¿Qué culpa tiene Fatmagul? en México.
Hospital Saint Denis, París:
Cuando Válerie regresó a su habitación, había llorado tanto que se durmió casi de inmediato y Cecilia Maizuradze salió al pasillo para preguntar donde estaba su marido. Cumber le contestó.
-Con Viktoriya y los demás.
-¿Anton también?
-Todos.
-Nos deben una explicación, llévame.
-Por aquí.
-No me toques.
-Perdón.
-Aléjate de mí.
-Concedido.
-Pero luego y dile a tus hermanos que se vayan contigo.
-Como quiera.
Cumber guió a Cecilia hasta la habitación de Hugo, sorprendido de que Viktoriya y Anton accedieran a estar presentes en la reunión, a pesar de que ambos se hallaban cerca de la puerta y evitaban hacer contacto visual con sus hermanos. Abdellatif Nazrallah permanecía afuera y el teniente Maizuradze aguardó a que su mujer tomara a Anton de la mano para cerrar. Cumber era el único que se atrevía a mirar a todos a la cara.
-No empezaré con disculpas, suficiente tenemos con lo que pasó, ¿Dónde está Válerie? - pronunció el teniente Maizuradze.
-En su cama, está más tranquila.
-Gracias, Cecilia.
-No me agradezcas, qué después hablarás con ella.
-Pero hay que ponernos de acuerdo en lo que le vamos a decir.
-¿Para qué? Ya lo sabe.
-Terminará preguntando por su madre.
Cecilia Maizuradze exhaló profundamente y el silencio incómodo se mantuvo un buen rato, quizás porque Viktoriya también lloraba.
-La situación es ésta: Hablar de la madre de Válerie es delicado, oigan la historia y decidamos que hacer - retomaba Maizuradze.
-Pero si ya me adelanté, viejo - intervino Cumber.
-Porque nunca te callas.
-No hay secretos, Válerie es un asunto cerrado.
-¡Cállate, imbécil!
El teniente Maizuradze derribó a Cumber.
-¡Cálmate, papá! - suplicó Viktoriya y Maxim levantó a Cumber.
-¡Parece que nadie entiende que esto es grave!
-Tranquilo, papá.
-Cecilia y yo no deseábamos informar a Válerie, ¡confié en ti, Cumber!
-¡Déjalo papá, por favor!
-La madre de Valerie se convirtió en terrorista, ¿contentos?
-¿Por qué?
-Viktoriya, tú eres quien más debe creerme.
-Bueno pero ¿qué hay de la mamá de Válerie?
-Está muerta.
-Ay no.
-Esa era la razón más fuerte para no abrir la boca.
-El señor Nazrallah dijo que pasó algo horrible.
-La muchacha se inmoló en el metro de Moscú.
-Papá...
-Le arrebaté a Válerie antes de que lo hiciera, por eso había tomado la decisión de guardar el secreto, pero muchas gracias Cumber, deveras, nos hiciste un favor, imbécil.
-Se iba a enterar con el abuelo aquí - protestó Cumber.
-¿Qué derecho tenías de abrir la boca?
-¡Ya basta, papá! ¡De todas formas, Válerie ya supo algo! - dijo Viktoriya.
-Todo fue mi culpa, yo la registré como mi hija, le dije que Anton era su hermano y Cecilia accedió a ser su madre. Está hecho todo.
-¿Quién era Vasily, papá?
-Un violador.
-¡Que cierres la maldita boca, Cumber! - sostuvo Maizuradze y tuvieron que contenerlo para que no se fuera a los golpes.
-¡Eso era!
-¿Quién te crees para hablar?
-¡Tu hijo!
-¡Vasily era tu hermano también!
-¿Es cierto lo que dicen de él? -añadió Viktoriya.
-Válerie no estaría aquí y ésta discusión no tendría lugar.
-Papá...
-También soy responsable por no haberlo detenido.
El teniente Maizuradze se recargó cerca de la ventana.
-¡Maldita sea! - exclamó con rudeza y sacó un cigarrillo, echando el humo por la ventana.
-¿Qué pasó, papá?
-Vika, vas a odiarme.
-¿En serio? Me saliste con que tengo más hermanos y engañaste a mi mamá.
-Casi encubro a un violador, eso es cierto.
El teniente Maizuradze hablaba para Vika, pero los demás sabían que ella era la única persona a la que él jamas le mentiría; una estrategia para obligarse a ser honesto.
-Cecilia lo recuerda bien, fui a una misión a Chechenia, a Anton le faltaban unos meses para nacer.
-¿Y Vasily?
-Lo habían asignado a un campamento cerca de la frontera con Georgia, me iba a reunir con él para planear una incursión en el pueblo de Kalzhkaya* y sacar un mapa que nos permitiría elegir el sitio para instalar una nueva base, los separatistas se habían apoderado de la zona.
-¿La madre de Válerie era separatista?
-Por supuesto que no, había migrado de Belén hacia otro lugar cercano al campamento del ejército.
-¿Desde Belén?
-No me imagino como llegó, los pueblos que rodean Tebulosmta son de díficil paso.
-¿Tebulosmta? ¿Qué es eso?
-Una montaña. La madre de Válerie vivía en Natela* y Natela y Kalzhkaya estaban a veinte minutos de distancia entre sí, el campamento estaba en medio. En Natela la gente era pro-Georgia y en Kalzhkaya pro-separatistas, cualquiera de los dos lugares era un dolor de cabeza.
-¿Qué ocurría con Vasily?
-La mañana que llegué al campamento, Vasily no estaba, me dijeron que era día de mercado en Kalzhkaya y junto con sus compañeros había ido por provisiones, a mi me pareció muy estúpido, los separatistas se escondían allí.
-¿Qué hiciste?
-Decidí recorrer Natela porque Vasily tardaría, iba a aprovechar para darme una idea del mapa completo, fui solo.
-¿Qué pasó?
-Cuando llegué, me topé a muchas chicas angustiadas con unas colegas del ejército. Frente a la clínica del pueblo habían arrojado sangre y carne podrida, la gente rodeaba una casa y escupían a los militares cuando pasaban; a mi me tocó recibir un par de regalos.
-¿Por qué rodeaban la casa?
-Me acerqué a averiguar cuando oí el nombre de Vasily; una chica del ejército salía de allí y pregunté.... "¡Vasily Ilianóvich es un monstruo! " me respondió y entré. Ni siquiera tenía dos horas de reportarme en la zona.
-Papá, ¿estás bien?
-Cuando atravesé la puerta, unos militares, amigos míos, se negaron a saludarme, uno me previno "Ilya, esto es terrible" y seguí hasta donde Abdellatif Nazrallah consolaba a su hija menor. Fue la primera vez que lo vi.
-¿Qué te dijeron?
-Me anuncié y el señor Nazrallah se arrojó hacia mí, lo tuvieron que separar y su mujer me jaló hacia un cuarto muy oscuro. En la cama había una chica llorando y recuerdo que gritó que me fuera cuando conoció mi nombre, que no me quería ver, que ardería en el infierno, que estaba maldito... La señora Nazrallah me tomó de la mano y me enteré de que la chica tenía cinco meses de embarazo, que había sido violada y que el ejército estaba notificado.
-Eso pasa siempre, los de la OTAN lo hicieron en Serbia - comentó Cumber.
-¡Estamos hablando de Válerie, imbécil!
-¡Cálmate, papá! - se interpuso Viktoriya. El teniente Maizuradze encendió otro tabaco.
-Supe que Vasily no se paraba por Natela y el marido de la chica ofreció un poco de dinero a los rebeldes para que lo mataran.
-¿Cómo se llamaba la mamá de Válerie?
-No me atrevo a repetir su nombre.
-Samira Nazrallah y tenía dieciséis, Vasily treinta - siguió Cumber. Viktoriya retomó las lágrimas - A Samira le habían dado menjurjes y pastillas para que abortara, en la clínica intentaron hacerle un legrado pero no le ayudaron con la denuncia y los militares no hicieron nada.
-¡Papá, debiste ayudarla!
-Papá fue a pedirle una explicación a Vasily, Samira lo reconocía porque le había comprado flores varias veces. Ella las vendía en día de mercado.
-¿Por qué Vasily hizo eso?
-Porque lo creyó fácil, fue a Natela y secuestró a la chica, los del pueblo la buscaron y la encontraron enterrada en la nieve.
-¡Por eso papá dijo que le quisieron hacer lo mismo a Válerie!
-Hay algo que nunca le he dicho a los Nazrallah - retomó Maizuradze con voz apagada - Nikita Tukhalyan, el marido de Samira, fue a reclamarme y yo aproveché que los separatistas le daban propaganda para seguirlo. La gente de Natela recurrió a ellos para vengar a Samira y yo les di unas granadas. Le hice creer a Vasily que si se iba por Kalzhkaya estaría seguro; como esquivó lo que le lanzaron, Nikira tomó la granada que sobraba y lo mató.
Cumber bajó la mirada.
-En el campamento interrogué a Vasily días antes y negó todo, le creí, el mando central del ejército lo exoneraba pero los compañeros elaboraban el reporte una y otra vez. Supe que ese crimen era cierto cuando Samira se armó de valor y fue a gritarlo en su cara. Nunca me enfadé tanto.
-Papá...
-Más tarde le ofrecí a los Nazrallah ir a Moscú y a Samira le dije que contaría con mi dinero para mantener al bebé. Se había encariñado con Válerie a pesar de que soportaba que le dieran abortivos en la clínica y la gente del pueblo la presionaba para abandonarla, decía que Allah se la había mandado y quien era ella para negarse a su voluntad. Los Nazrallah no pensaban lo mismo; Samira me pidió cuidar de Válerie, me esperé unos días para inscribirla en una guardería y la registré con mi nombre para que no le hicieran daño, luego vinieron las autoridades de migración y arrestaron a los Nazrallah, no sé quien los delató. Samira me llamó traidor y su marido le ayudó a fugarse de prisión; lo primero que hicieron fue conseguir un arma y secuestraron a Válerie, yo los busqué y supe que los separatistas planeaban un atentado en el metro; una mujer se iba a estallar de forma voluntaria y después de interrogar a varios prisioneros chechenos, di con Samira en la estación Lubyenska, ella llevaba una bomba y a Válerie en brazos; me amenazó con detonarse si intentaba quitársela, Tukhalyan no deseaba que Samira ejecutara el atentado ese día, él pensaba que irían por leche, me quedé atónito.
-¿Qué hiciste, papá?
-Viktoriya, no recuerdo mucho, le aseguré a Samira que si se calmaba y me daba la bomba, yo arreglaría los papeles y se quedaría con su hija... Enseguida puso el dedo en el detonador y yo le quité a Válerie, le ofrecí ir por ayuda, empezó a gritar, Tukhalyan salió del tren cuando ella le exigió que viera si no llegaban los francotiradores y no miré atrás, corrí con la niña cuando noté que Samira estaba decidida ... Samira alcanzó a despedirse, declaró que adoraba a su marido y amaba mucho a Válerie, que por ella perdonaba a Vasily. Me tropecé en la escalera del andén cuando la bomba explotó y me marché, Tukhalyan huyó y terminó yéndose con los Nazrallah a Belén. Los visito antes de cada asignación que me llega del Kremlin, con el tiempo han peleado la custodia de Válerie y quieren que sepa que Samira es su madre.
El teniente Maizuradze arrojó su cigarrillo por la ventana y abandonó el cuarto sin más, dejando a sus hijos sin habla y sin aclarar porque Cumber conocía la historia. Lo único seguro era su sentimiento de culpa y los Maizuradze, conmocionados, se fueron uno a uno, incapaces de mirar el suelo.
*Lugares ficticios.