Julio 2000
Andreas estaba fuera de control. Había terminado la secundaria de milagro y tenía a sus padres preocupados. Gabriela y Ricardo, aunque no lo querían (por lo que representaba), comenzaban a pensar seriamente en enviarlo a Cobbs. Ese verano el chico comenzaba su licencia escolar, es decir, la tradición tellnotelliana de no ir a la escuela desde los quince hasta los dieciocho o diecinueve años, edad en la que iniciaban la Universidad; y ya era presa de los problemas. Esa tarde, Andreas tuvo una pelea en la playa.
Ricardo debió ir a la estación de policía. Luego de pagar una multa, la oficial Marton los dejó ir.
-No me interesa saber porqué golpeaste a un muchacho, me interesa saber que estabas pensando
-Tú no lo viste. Él tipo insultó a una chica que pasaba.
-Lo mismo dijiste el día que tu madre tuvo que ir a la escuela porque le partiste la nariz a uno de tus compañeros
-¡Bueno ya! No te azotes
-¿Disculpa?
-Que ya no te enojes
-Contento no estoy. ¿Cómo se supone qué debo tomar esto?
-Ya pasó
-Tu madre se quedó muy alterada.... Trato de ser muy paciente pero es la tercera vez que vengo hasta acá porque no te contienes.. no sé, pero me vas a tener que pagar esta
-¿Qué?
-El restaurante busca mesero. Arréglate con Solokoff. Me debes 175 €. Y olvídate de tu verano
-La competencia de surf es mañana
-Que pena
En casa, Ricardo no se atrevió a decir a su esposa lo sucedido. Lo único que ella supo es que en la playa las cosas habían salido mal.
Andreas se retiró a su habitación. Furioso. Esa vez él había dicho la verdad. Carlota fue dónde su hermano.
-¿Qué pasó?
-Mi padres están locos.
-No les digas así
-Nunca me creen
-Te la pasas gritándoles y te sales sin permiso
-No iré a competir mañana.
Andreas miró la tabla de surf que había comprado por vender cosas viejas.
-No le ganaré este año a Hoult
-¿No la pueden hacer otro día?
-Mañana es la competencia, si ganaba me daban los 100 € para pagarle a papá y una tabla nueva
-¿Pagarle a papá?
-Me arrestaron por golpear a un tipo más grande en la playa... No te asustes
-¿Porqué no le dijeron a mamá?
-No sé. Cosas del viejo
-¿Porqué te metes en tantos líos?
-Mira niña, tú no sabes. No entenderás hasta después, cuando crezcas hablamos
Andreas la abrazó y la besó en la frente
-Prometiste que no volverías a tener problemas con la policía
-Uno de los de dieciocho como tú les llamas trató mal a una chica. Dijimos que si me metería si agredían a alguien. Además estoy bien niña
-Tienes el ojo morado
-No es nada
Andreas cambió su playera, se colocó su gorra y se dispuso a salir para una exhibición callejera de skate.
-Estás castigado
-Eso es mañana. Al menos Hoult sabrá de que se perdió.
-Espera
-Adrien
-¿Me llevas?
-Claro. Te enseño mis trucos
-Va
-¿Te quedas Carlota? Es día de pizza
Ella no sabía que pensar. Le sorprendía la actitud tan despreocupada de su hermano mayor.
"Actúa como si no nada" "¿Qué hago?" le pasaba por la mente.
-Bueno vamos- contestó - ¿Mi mamá ya sabe?
-Saldremos por tu cuarto niña ¿No te importa?
-Pero ¿Y si nos busca?
-Ella sabe dónde puedo estar además de la playa
Los tres se fueron. Era obvio que Carlota sentía que no era correcto pero Andreas no era alguien que retrocediera una vez tomada una decisión. La tarde pasó como agua y lo que se pronosticó nunca ocurrió. Andreas despreocupado cumplió su palabra y al llegar de nuevo a casa nadie temió castigo porque ni Gabriela ni Ricardo se encontraban.
En la noche sin embargo, se desató la discusión entre Andreas y sus padres. éstos últimos reiteraron que nadie iría al torneo de surf. Andreas inclusive los dejó hablando solos. Tal era su frustración que no reparó en su hermana.
Carlota se dió cuenta de qué tan importante era para él lo del día siguiente.
Por la mañana el último intento del mayor de los Liukin no fructificó. La niña vió a su hermano apesadumbrado tratando de perder el tiempo con una pelota de goma. Entonces tuvo una idea.
-Le diré a mamá que voy al parque porque Tina me llamó y me invitó una malteada con mis amigos. ¿Me acompañas?
-¿Qué más da?
Dicho y hecho. En la calle Andreas iba de mala gana pero el semblante le cambió. John el amigo de su hermana los esperaba con una tabla.
-¿Qué es esto?
-Vamos a tu competencia - John intervino-
-Mi papá no la usa y Carlota me dijo que tú la necesitabas
-Te van a regañar niña
-Nadie lo sabe
Entusiasta, Andreas se inscribió en la competencia. Carlota lo veía contenta.
Uno de los meseros del Vodianova fue con Ricardo y le habló de lo que ocurría ya que había visto a Andreas en su calentamiento. Evidentemente, llamó a su mujer. Quedaron de verse y se encontraron con un Andreas triunfante en su prueba y a una Carlota que lo abrazaba sin importar mojarse.
-Andreas y Carlota
Los hermanos al divisar a sus padres supieron que estaban en problemas pero el anuncio de la segunda tanda hizo que Andreas se diera la media vuelta y retornara al agua. Gabriela y Ricardo lo esperaron sin evitar emocionarse, y más cuando supieron que su hijo ganaba.
No hubo tiempo de regaños.
Esa noche era la fiesta de el personal de los museos en la ciudad. Sería una lunada. Adam Boitano, ahora a cargo del Instituto Cultural organizó todo. En la bahía.
La familia Liukin se aprestó al festejo.
Andreas se sabía castigado de sobra y con mucho rigor pero no paraba de agradecer a Carlota. Éste sería el primer favor que ella le haría en la vida.
Al anochecer decidió hablar con su hermana
-Gracias
-De nada
-Te quedarás sin salir
-No sé
-¿Porqué hiciste esto por mí niña?
-Es Hoult. Él no me agrada
-¿Porqué?
-Se porta como un tarado y me jaló el cabello
-Yo te defendí
-Es mi venganza
-No fue por mí
-También fue por ti... Le debes pagar a papá
-Pude trabajar
-No tendrías tabla nueva
Alrededor de la enorme fogata los presentes cenaban, pronto sonó una canción bastante alegre. Andreas, que solía detestar esa clase de detalles miró a Carlota, extendió su mano y dijó:
-¿Me concedes esta pieza?
Ella sonrió y aceptó. Era medianoche y el mar estaba tranquilo.