lunes, 11 de junio de 2018

¿Quién eres tú?


El Servizio Italiano d'Intelligenza nunca descansaba y pronto, Maurizio Maragaglio recibió la encomienda de investigar quien estaba detrás de la lluvia de polvo dorado que mantenía cautiva a Venecia durante aquella noche. Luego de despedirse de su mujer y besar las frentes de sus hijos, el hombre salió rumbo al Campo Santa Maria Formosa en el barrio Castello para reunirse con su equipo y saber, apenas al abandonar la Calle del Pignater, que tendría que caminar. El agua se había hecho brillante.

-Todos son felices - pensó poco antes de ver que su propia familia salía a escondidas a disfrutar de la vista y al igual que la multitud, no mostraban otro interés que no fuera jugar.

-¿La gente camina en el canal? - se sorprendió Maragaglio un par de pasos más adelante y pronto vio a Tennant Lutz bromeando con su incapacidad para nadar mientras se arrojaba de espaldas al Canale di Cannaregio y el polvo dorado lo mantenía seco y a salvo.

-Hasta el señor Liukin toma esto a la ligera; ojalá yo pudiera - se confesó el agente y luego de percatarse de que aquello no se repetiría, Maragaglio retiró su calzado y su saco para dar sus pasos por los canales, dándose cuenta de que lo encontraba cómodo y de que el polvo seguía cayendo de forma casi imperceptible. En sus hombros ya reposaba una fina capa dorada.

Por supuesto, ese suceso no era lo único extraño a lo que Maragaglio debía seguirle la pista. Poco antes, los expedientes de las lluvias de flores en Mónaco y en la misma Venecia habían llegado a su escritorio junto con los reportes de la nieve atípica en París antes de otoño.

Por otro lado, su mente era ocupada por Katarina Leoncavallo y su actitud callada durante las reuniones familiares, por su tristeza; por ese primer novio que tenía. Miguel le ocasionaba un enorme disgusto a Maragaglio y este no sabía por qué. Con la barba bien afeitada, con los hoyuelos en sus mejillas cada que sonreía, con el perfecto cabello quebrado, con su facha de playera ajustada y suéter... Cualquier otro chico que no fuera Miguel, no se habría fijado en Katarina. Haciendo el esfuerzo por ser sincero, tenía que reconocer que su prima era la artífice de aquella conquista en Murano, tal y como le habían contado los empleados del vaporetto el lunes por la mañana y al menos lo había presentado en casa, dejándole un mal sabor de boca porque esos dos no tenían ni una semana de conocerse.

-Esa niña es la responsable de mis canas - pensó en voz alta mientras se daba cuenta de que el camino se volvía fascinante en el Gran Canale y en el Rio Fontega dei Tedeschi había tanto polvo que las paredes y puentes parecían hechos de él.

-Esta broma requirió mucho tiempo y presupuesto - siguió Maragaglio y se imaginó el trabajo que tendrían los buzos al día siguiente mientras recogía con una gran sonrisa una muestra para laboratorio. El Campo Santa Maria Formosa era otro sitio ahogado en dorado y luego de un gran rato, el hombre llegó mientras su personal le miraba con lógica curiosidad por constatar que estaba feliz.

-Ciao a tutti! Non resterà nessuno questa notte ¿algún indicio? - inquirió Maragaglio antes de abandonar un canal y poner pie en tierra. El equipo indicaba que no.

-¿Qué tenemos entonces? - consultó mientras sacudía sus pies antes de colocarse los zapatos.
-Los testigos dicen que las estrellas se movieron antes de que cayera el polvo - dijo una agente de nombre Alondra Alonso que, en ausencia de Maragaglio, había coordinado las actividades. Era también el enlace con Inteligencia Española.

-¿"Se movieron"?
-Formando figuras como un farol y otros aseguraron ver una cara.
-El consumo de ajenjo se dispara estas fechas.
-No pienso que los niños lo beban.

Maragaglio se sorprendió mucho.

-Creí que habías visto lo que había pasado. Fue un espectáculo impresionante - dijo la mujer y él se apartó para conversar con ella.

-¿Qué me ocultas, Alondra?
-¿Además de que quiero que me beses?
-Aun hablo del caso.
-Me gusta ponerte nervioso.
-No me coquetees en el trabajo, lo hablamos.
-Bien.
-¿Qué ocurrió antes de que cayera diamantina?
-El laboratorio tardará en darnos el resultado.
-¿Qué vez en mis manos?
-Polvo... Y en ti una marca de mi labial.

Alondra Alonso posó sus labios en el hombro derecho de Maurizio Maragaglio.

-Mi esposa sospecha, no vuelvas a hacer eso.
-Tengo un par de camisas tuyas.
-Susanna se dio cuenta de que me faltan.
-Te matará si descubre que te encanta quitármelas.
-Alondra, no aquí.
-Por algo traje una puesta.

Maragaglio no pudo contenerse y se escondió con la mujer a un rincón en donde el polvo no había conseguido entrar. Ella desató su cabello trigo mientras decía "hagámoslo rápido" y le contaba que desde la travesía a París por Carlota Liukin, ella había tenido varias discusiones con su pareja.

-¿Daniela también cree que tienes una amante? - preguntó él.
-Enfurecerá porque "la otra" es mi jefe.
-¿Muy extraño?
-Cree que me acuesto con su mejor amiga.
-¿Por qué?
-Porque usan la misma marca de camisas, agente Maragaglio.

El polvo volvió a caer con fuerza y en medio de caricias y gemidos reprimidos, continuó aquella conversación.

-¿Cómo te fue con tu primo en Milano, jefe?
-Nos corrieron dos veces.
-¿Por qué?
-Nadie quería a Mauri en el funeral.
-Pobre de él.
-Sabía que estaba mal. Me alegré de que no llevarámos a Katy.
-¿Katy? ¿Qué tiene que ver?
-Alondra, toca más mi pecho.
-¿Estás ejercitándote?
-No quiero morir joven.
-A tu esposa le gustará.
-Mauri le dijo a Katy que no nos acompañara.
-¿Ella quería ir?
-Todavía la culpan de lo que le ocurrió a Jyri.
-Qué pena.
-No le está yendo bien esta semana.
-¿Qué le pasa?
-Se peleó con mi primo porque le dio a Carlota Liukin una rutina muy fuerte y con lo del funeral ha llorado sin parar.
-Estará bien.
-No lo creo.
-¿Pasa algo más?
-Katarina tiene novio.
-Al fin. Te dije que sería este año.
-Es un tipo que acaba de conocer.
-No es malo.
-Es Miguel Liukin.
-¿Por eso me mandaste a investigarlo, jefe?
-No quiero que le hagan daño a Katy.
-Ella se cuida sola.
-Es la única niña en la familia.
-Se convirtió en mujer.

Maragaglio se apretó más contra Alondra Alonso.

-Katarina es hermosa.
-¿No lo habías notado antes? - dijo ella.
-No confío en ese tal Miguel.
-No quieres ver la información que saqué.
-¿Es un pobre diablo?
-No tenemos más tiempo, notarán que no estamos.
-¿Debo preocuparme por mi prima?
-Maurizio, seguimos luego.
-Te pregunté algo.
-¿Por qué tanto interés en Katarina?
-Porque voy a cuidarla.
-Ella es una adulta, déjala vivir.
-Si no fuera tan bella...

Maragaglio se aferró a consumar sus deseos mientras Alondra Alonso comenzó a preguntarse porque él terminaba hablando de Katarina Leoncavallo durante el sexo. No pasaba siempre pero llevaban cuatro años con ella mencionada por cualquier motivo, desde su cumpleaños hasta sus competencias. Alondra sabía del incidente de aquella joven con Jyri Cassavettes, de su brusco rechazo a un aprendiz de cristalero, de lo mal que se llevaba con la novia de su hermano.

-Alondra, dime que me invitas a dormir contigo - recordó pedir él mientras sus músculos iban relajándose.
-Daniela irá a Sevilla por la boda de su socia y regresa el lunes.
-Le diré a Susanna que el fin de semana trabajaré mucho.
-¿No pasarás Fieles Difuntos con tus hijos?
-Los llevaré a celebrar Halloween.
-¿Como evitarás que tu esposa haga preguntas?
-El Servizio tiene que ayudar a vigilar las procesiones.

Alondra optó por el silencio y contempló a Maurizio Maragaglio arreglándose la ropa y sosteniendo entre sus labios el sobre con la información acerca de la familia Liukin que se había podido recabar en cuatro días. Ella sólo se colocó su abrigo beige.

-Iré con el equipo a preguntar si creen que la autoría de esta lluvia no es sabotaje - anunció él.
-¿Te has dado cuenta de que no se ven las estrellas?
-Se ha nublado a momentos.
-Hemos oído versiones de que explotaron antes de la caída de esto que llamas diamantina.
-¿No crees ese disparate?
-Mi hija lo vio, agente Maragaglio.
-¿Y tú?
-Puedo confirmar que ella nunca miente.
-Hablamos de un truco planificado con mucha sofisticación. No es obra de una persona.
-¿Quién perdería el tiempo en esto?
-Se me ocurre que Matheus Reus ¿no se presentará en el crucero Symphony con su show de ilusionismo? Antes paralizó Londres con mantas en los edificios públicos y sus ayudantes tuvieron mucho que declarar al respecto.
-¿Por qué se metería en problemas?
-Publicidad.
-Contaminar los canales lo llevaría a prisión y recibiría varias multas y requerimientos de limpieza.
-Te apuesto a que tiene toda una explicación.
-Ajá, incluso para... ¿El polvo se está levantando?
-¿Qué dices, Alondra?
-El polvo sube al cielo.

En aquél momento, Maragaglio salió de su escondite y gritó a su grupo que tomaran tantas muestras como pudieran, sobretodo las del agua. Él mismo tomó polvo del aire y ante sus ojos, las estrellas volvían a aparecer en el firmamento.

-Es un gran acto de magia - exclamó estupefacto y al cabo de unos minutos, Venecia quedó limpia y sin luz.

-Alguien vaya a interrogar a Matheus Reus y otros recaben los testimonios de cuantos testigos sean posibles ¿Tomaron fotografías y videos? ¡Quiero un expediente en una hora! - ordenó Maragaglio y él mismo reportó lo acontecido a su superior inmediato por teléfono. Alondra Alonso también dio cuentas a sus compañeros en España.

La madrugada veneciana se convirtió en una molestia en la que el gentío buscaba desesperadamente algun rastro de polvo de estrellas y quienes poseían frascos o cualquier recipiente, constataban que se formaban esferas brillantes que flotaban y en algunos casos, la luz era tan intensa que lastimaba la vista. El Servizio Italiano d'Intelligenza trataba de apoderarse de cuanto se pudiese y luego de encomendar a Alondra Alonso la revisión de la documentación preliminar, Maragaglio acudió a la oficina, corrió las cortinas y se quedó dormido hasta las ocho.

El festejo de Halloween en Venecia iniciaba con los festivales escolares que Maragaglio siempre se perdía y los negocios colocaban letreros con los horarios en los que repartirían dulces y juguetes para que ningún niño se perdiera de recibir los suyos. En el café donde él se hallaba desayunando había incluso varios anuncios sobre el certamen "Miss Nouvelle Reunion" con los números para los donativos a los damnificados de Tell no Tales y entonces, recordó que aun traía el sobre con los detalles de Miguel y aunque no deseaba abrirlo, así lo hizo.

-Veamos quien eres, Miguelito. Espero que un idiota - pensó pero en su lugar, encontró más papeles con detalles igual de valiosos. Uno de ellos, el kilométrico nombre de la joven Liukin.

-Eso explica porque obligas a todos a llamarte "Carlota"; haces bien. Primer lugar en el Examen Diagnóstico de la Unión Europea, patinadora desde hace un año, increíble. Testigo principal de la muerte del caricaturista Stéphane Verlhac y del tiroteo que le costó caer en coma a Joubert Bessette, celebridad en Francia y atleta prioridad de la Federación Francesa de Deportes sobre Hielo ¿Qué más hay? Andreas Liukin, dos veces arrestado por disturbios en el parque De Gaulle de Tell no Tales, varios recargos por daño a propiedad pública, antecedentes de agresión y amonestación por apuestas ilegales en Mónaco ¿cómo sigue libre? Adrien Liukin es autista pero tiene un reporte por pelea... "se alega defensa propia y de la integridad física de su hermana, Carlota Liukin" ¿Qué habrá sucedido?... Esta familia se mete en muchos problemas.

Luego vino el reporte sobre Yuko Inoue.

-Contadora, empleada del Gobierno Mundial, ex asistente personal del general Andrew Bessette, encargada de la auditoría al Casino di Venezia y anteriormente encomendada a llevar la contabilidad de los Casinos de Niza y Montecarlo. Luego tenemos a ¡Tennant Lutz! Escocés, hijo de sir Anthony Lutz Remington y Grace Mariesson Lutz ¿por qué rayos se juntó con los Liukin? Es sommelier profesional y cantinero. Dos hermanos. Emma Lutz Remington - Mariesson sin rango aristocrático y Stuart Lutz Remington - Mariesson, buscado por Interpol. El Servizio también está detrás de este tipo, es sospechoso en el caso de Elena Martelli... Sir Anthony Lutz cumple condena en Edimburgo por tratar de inocular con VIH a sus hijos y Grace Mariesson en prisión psiquiátrica por el asesinato de cinco empleados de una firma financiera.

Maragaglio tomó un respiro y continuó con el corazón algo agitado.

-Ricardo Liukin, con el historial que confesó en la cena no me hace falta revisar más. Era chef y se encuentra bajo tratamiento de inmunosupresores por una enfermedad todavía sin nombre. Gabriela Alejandriy, esposa, sospechosa de ser pareja sentimental de un espía ruso en 1985, investigada por el Gobierno Mundial hasta la fecha pero la razón es clasificada. Fallecida en enero de este año por falla cardíaca y laboraba como galerista y escenógrafa para la Universidad de Humanidades.

Respirando más hondo, Maragaglio tuvo temor de la ridícula última página. La historia de Miguel no podía ser diferente y entonces, se confirmaría que Katarina y en general los Leoncavallo, debían alejarse de los Liukin. Tomando fuerza luego de un sorbo de café, el hombre desdobló aquella hoja, sintiendo más miedo que antes.

-¿Miguel Ángel Louvier? Pensé que era un Liukin. Español, es ¿actor? ¿qué es esto?

La vida de Miguel estaba contenida en un insignificante párrafo. Alondra Alonso no había hallado un registro de nacimiento o un historial escolar, tampoco el nombre de unos padres o un número de servicios sociales. Sólo existía una identificación que lo acreditaba como mayor de edad y un empleo temporal como mensajero en París; acaso su nombre anotado en un par de audiciones pero era un total desconocido.

-Pudo robar una identidad, tengo que avisarle a Katy - reaccionó él y corrió al club de hielo de la Calle Grigolina, topándose con que ninguno de sus primos se encontraba presente. Pronto supo que Maurizio Leoncavallo había decidido acudir al juego de hockey de Carlota Liukin y que Katarina no se había presentado a la práctica matutina. La actitud de los dos hermanos Leoncavallo tampoco fue algo que Maragaglio pudiera entender enseguida y luego de preguntar en qué parte de Venecia estaba la secundaria Giuseppe Garibaldi, llamó a su mujer para avisarle en donde estaría y a que hora planeaba llegar a casa.

El camino a Campo Nove, detrás de la Fondamenta Nove estaba despejado desde el barrio Castello si no se sucumbía a la tentación de ir por el Gran Canale y luego de hallar un acqua taxi disponible cerca de Fondamenta dei Preti, Maragaglio comenzó a hacer todo tipo de conjeturas sobre Miguel Ángel. No sabía por qué le desagradaba tanto desde que lo había visto en aquella ocasión que aguardaba a Carlota junto a Ricardo Liukin en Santa Lucia luego del escape fallido de ésta y menos por qué le hervía la sangre de saber que Katarina se había ido con él la noche anterior. De hecho, Maurizio Maragaglio dio un puñetazo a su propia rodilla luego de imaginarse toda clase de posibilidades, de besos, de palabras entre Katarina y Miguel.

El campo de hockey de la secundaria Giuseppe Garibaldi era famoso. Se trataba del lugar en donde solía coronarse el mejor equipo de la región del Véneto y en el papel, el Istituto Marco Polo era la víctima perfecta. En la entrada, Maragaglio halló a Alondra Alonso.

-Vine a ver a mi hija - saludó ella.
-Y yo a mi primo.
-No entiendo.
-Decidió traer a sus estudiantes al juego.
-¿Viniste a hablar con él?
-¿Cómo adivinas?
-¿Leíste lo del sobre?
-Voy a prevenir a Mauri.
-¿Por qué presiento que estás furioso?
-No lo presientes, lo estoy.
-¿Quién te dijo que verías a tu primo aquí?
-Fui a buscarlo al trabajo.

Alondra iba a añadir algo más pero pronto vio a Maurizio Leoncavallo aproximarse.

-Supongo que nos separamos.
-Iré con mi primo.
-¿Te veré en mi casa?
-Cuenta con ello, Alondra.
-Mi hija lleva el número nueve. El Istituto Marco Polo nunca nos ha ganado.
-Espera... ¿Lo que averiguaste de Miguel es lo único que hay?
-Por el momento, sí.
-¿Dónde conseguiste esa información?
-En migración.
-Gracias.

Maragaglio se separó de Alondra Alonso y saludó a su primo, que había ido por Ricardo Liukin. A ambos les extendió la mano.

-Buenas tardes.
-Me sorprende que estés aquí - admitió Maurizio Leoncavallo.
-Supe que verías el juego.
-El señor Liukin no sabía como llegar.
-¿Tienes un momento?
-Adelante...

Leoncavallo giró hacia el señor Liukin y dijo "lo siento ¿me disculparía?" a lo que recibió una respuesta amigable. Maurizio Maragaglio no se atrevía a mirar a Ricardo más allá de un breve segundo y se aseguró de que se fuera ante la extrañeza de su primo.

-¿Pasa algo? - preguntó Leoncavallo.
-Mauri ¿es cierto que Katarina no fue a entrenar?
-No llegó y no avisó a donde fue.
-¿No te enoja?
-La voy a castigar en el entrenamiento pero no puedo hacer más.
-¿Por qué dejaste que se marchara anoche con Miguel?
-Ella quiso verlo.
-No regresó a casa.
-¿Qué puedo hacer?
-¿Vas a tomarlo a la ligera?
-No me meto en su vida
-Mauri, no debes dejarla sola.
-Ella puede cuidarse.
-¿Confías en los Liukin?
-¿A qué viene esa pregunta?
-Es Miguel.

Maurizio Leoncavallo arrugó la comisura de sus ojos.

-Investigué a la familia. Él no me da confianza - prosiguió Maragaglio.
-¿A los Liukin? ¿Por qué lo hiciste?
-¿Importa?
-Trabajo con Carlota, claro que importa.
-Quería asegurarme de que estaremos bien.
-¿Qué supiste?
-El tal Tennant es hermano de un asesino serial y sus padres están en prisión; Andreas Liukin tiene un archivo ancho en la cárcel también.
-¿Por qué te metes con ellos?
-Mauri, escucha: De todos los Liukin hay información. La madre de Carlota Liukin estaba en la mira del Gobierno Mundial.
-¿Crees que soy idiota?
-Por supuesto que no.
-¿Qué pretendes?
-Entiéndeme, Mauri. Quiero mantenernos seguros.
-¿Seguros de qué?
-Los Liukin no son una familia tranquila.
-Ya lo sé.
-Eso no es todo.
-Puedes contarme luego.
-Estoy asustado por Katarina ¿de acuerdo?

El gesto intranquilo de Maurizio Maragaglio no era una broma.

-¿Qué te inquieta? - curioseó Leoncavallo
-Te he dicho que Miguel.
-¿Qué sabes de él?
-Nada.
-¿En serio?
-Habla con Katy, dile que se aleje.
-Ese no es mi asunto.
-Mauri, no considero que Miguel sea confiable. En cuanto a ti, podrías distanciarte de los Liukin.
-¿Perdona?
-Tienen antecedentes penales, no son estables y está Miguel.
-¿Qué tienes en contra de él?
-Katy no debió fijarse en ese muchacho.
-Cualquier cosa que digas contra los Liukin, ya me enteré desde antes.
-Mauri, no confíes en ellos.
-Los conozco.
-Eso no es cierto.
-¿Cuál es tu punto?
-Te acercas a personas que no son lo que dicen ser.
-Tu trabajo en el Servizio te está afectando.
-Katy no está segura con Miguel.
-¿Me explicarías qué tienes contra Miguel?
-Mauri, esto es delicado.
-Dilo ya.
-Este papel tiene lo único que pude saber de él.
-¿Un párrafo?
-Ni siquiera es buzo, sino actor.
-No le veo lo malo.
-No tiene documentos, Mauri.
-Jajaja, no podría trabajar.
-Buscamos por cuatro días.
-¿Te tomaste tantas molestias para mostrarme esto?
-Miguel no tiene registro de nacimiento y no hay datos sobre familiares ni su escolaridad. Sólo tiene una identificación del Estado español pero no aparece en otro lado.
-Seguro saldrán sus cosas.
-¿Y si no es quien dice ser?
-Por favor.
-¿No te intriga saber quien está con Katy?
-Miguel es un buen chico, su padre es una buena persona.
-Ricardo Liukin no es su padre.
-Para él, lo es.
-Mauri, tenemos que asegurarnos de que Katy no sufrirá.
-¿Qué fijación tienes con mi hermana?
-Es la única niña en la casa.
-Katarina ya creció.
-¿Vas a permitir que esté con un desconocido?
-¿Por qué haces esto? - dijo severo Maurizio Leoncavallo.
-La protejo - respondió Maurizio Maragaglio.
-Déjala en paz.
-Mauri ¡no podemos ignorar a Miguel!
-No es tu problema.
-Estoy cuidando a la familia.
-Nadie te lo pidió.
-Es lo que el abuelo me encargó.
-¿Eso te da el derecho de meterte en la vida de Katy?
-Piensa. No conocemos a ningún Liukin y discutiste con tu hermana a causa de ellos.
-No revuelvas mi trabajo con tus asuntos personales.
-Tengo la responsabilidad de hacerte entrar en razón.
-¿Quién te crees?
-Lo hago por Katarina.
-¿Quién eres tú?
-Mauri, te aseguro que Miguel no es de fiar.
-¿Basado en qué? ¿En lo que tus subordinados te dicen? ¿No tienen trabajo importante qué hacer?
-Jamás te mentiría.
-Katarina y yo podemos defendernos solos.
-Quiero evitar que los lastimen.

Maurizio Leoncavallo se rehusaba a encontrarle sentido a las palabras de su primo.

-Hazme caso. Es por ustedes, por mantener a la familia bien.
-¡No necesitamos tus favores! - se enfadó Leoncavallo.
-Mauri, no estás en...
-¡No eres nuestro padre ni el abuelo! ¿Tú quién eres? ¿Quién te dijo que hablas por todos?

Maurizio Maragaglio no pudo reaccionar y Leoncavallo le notó la marca de su camisa, dándole un motivo para concluir esa charla:

-Si tanto te importa la familia podrías empezar por dejar de engañar a tu mujer. O dile a tu amante que no use labial.

Maurizio Leoncavallo se retiró con gran disgusto y buscó su lugar en las gradas, junto a Ricardo Liukin. El partido había iniciado bastante tiempo atrás y la secundaria Giuseppe Garibaldi sufría los embates de la renovada delantera del Istituto Marco Polo. La center forward, Carlota Liukin, era magnífica y lo mismo cooperaba a la ofensiva como a la defensiva, evitando la caída de su meta y anotando un par de puntos para una ventaja parcial. En un momento dado, las jugadoras del Garibaldi comenzaron a desesperarse y una de ellas, la hija de Alondra Alonso, tacleó a Carlota dejándola sin aire. La falta no se marcó y Maurizio Leoncavallo contempló a la chica Liukin levantándose e intentando retomar el ritmo al tiempo que sus hermanos gritaban y la multitud parecía apoyarla. Leoncavallo intentaba animarse un poco cuando reparó en algo: Katarina y Miguel estaban enfrente de él. Ella traía la ropa del día anterior y su novio parecía contarle algo muy divertido porque entre jugada y jugada, reía o lo abrazaba. Era complicado imaginar que aquello fuese la motivación de una discusión absurda. En otro rincón, Maurizio Maragaglio los contemplaba también pero no lograba renunciar a releer esa hojita con lo único que se sabía de Miguel Ángel Louvier y luego repasó las palabras de su primo.

Maragaglio había olvidado por completo el beso de Alondra Alonso y aun no sustituía la camisa para ocultar el crimen. Era arriesgado que su esposa se percatara de otra prenda perdida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario