domingo, 19 de febrero de 2012

El hombre de la primera vez


Para mi chico favorito: Fabian Bourzat / Foto: Laetitia Mériguet ©

Zooey retornó a Tell no Tales y los reporteros la rodearon apenas descendía del tren. Era sabido que acababa de solicitar su divorcio y entre las preguntas destacaba la que mencionó a Sergei como posible causante de aquél trámite. La joven sólo rió y lo negó:

-Sé que siempre han querido vernos juntos y no los culpo; somos gente físicamente bonita y todavía no se les olvida que hace un tiempo ese hombre irrumpió en mi baile de dieciséis años... No podría decir si él me agrada o me repugna porque no lo conozco. Sólo lo vi esa vez. Ustedes crearon ese teatro.

Ella se dirigió a la salida en medio de un torbellino de cuestionamientos. Los micrófonos eran muy grandes y algunos golpeaban su cabeza. En la mansión de su familia, sus padres esperaban hablarle seriamente pero desconocían que sólo estaría en la ciudad por unas horas y entre sus planes no figuraba visitarlos.

Por otra parte, Sergei había regresado a Amodio y pasado toda la mañana trabajando en su huerta. Curiosamente, no sentía rencor y hasta mencionó que le habían hecho un favor porque gracias al fuego una plaga de langostas estaba extinta. De cualquier manera, si sembraba pronto cosecharía en verano, tal y cómo tenía planeado originalmente. Su mujer le había preparado limonada y le ayudaba en lo que podía mientras Javier esperaba ansioso conseguir su entrevista, misma que le habían prometido después de la comida.

-Tome, Javier. No se deshidrate.
-Gracias, Lubov.
-Disculpe que no pueda ofrecerle una silla.
-No tengo rollo con eso.

En la soledad del sitio, el joven Liukin se preguntó porque los rebeldes habían elegido como cuartel un local abandonado abajo del puente ya que la ubicación era peligrosa. El parque conectaba al barrio ruso, el centro y Poitiers y no existía escapatoria si la marina atacaba por los tres frentes. Trankov le leyó el pensamiento y abandonó su ocupación para tomar un poco de aire y contestarle.

-El mejor sitio para esconderse está en las narices de quién te busca. Te apuesto a que incendiaron las plantas y no se percataron de que el sitio no está vacío. Los marinos son tontos y nosotros posiblemente un poco menos.

El guerrillero sorbió su bebida y secó el sudor de su rostro. Ya se disponía a continuar cuando una voz femenina se hizo percibir y Lubov salió precipitadamente de la cocina.

-¡Sergei!

Zooey se ciñió a él y sin importar que Javier la observaba, comenzó a besar los labios, mejillas y hasta el pecho del combatiente. La chica se percibía feliz y no tardó en expresar que lo había extrañado.

-He vuelto por ti - repetía ella - Mi precioso, mi adorado, mi héroe, he venido a llevarte conmigo.

Él la apartó y le miró seriamente. La muchacha portaba consigo una enorme maleta amarilla.

-Mi corazón, mi príncipe ¿Cómo viviría sin tenerte a mi lado? Dime mi vida, mi razón ¿Cómo podría?
¿Cómo habría de despertar sola y alejada de ti, mi guardián y hombre perfecto?

Trankov volteó a ver a su mujer, misma que le preguntaba con la mirada que haría. Zooey permanecía con los pies juntos y las manos ansiosas esperando que el hombre la acompañase de un vez por todas. Cuándo él se aproximó y tomó el equipaje, Lubov soltó un "no te vayas"

Sergei le preguntó a la chica Isbaza si estaba dispuesta a tomar un taxi y ella afirmó. Él subió por el puente y detuvo un auto sin problemas, colocó las pertenencias de la joven en la cajuela y le pidió al conductor que aguardara unos minutos. La guerrillera no sabía qué hacer y sentía cómo sus ojos humedecían conforme iba siguiendo a su amado con la vista y un nudo en la garganta.

-¡Mi corazón! El departamento te gustará, Hammersmith también - dijo Zooey. Trankov pasó saliva, estrechó las manos de la chica y se disculpó. Ella no entendía.

-No voy a irme.
-¿Qué dices?
-No puedo seguirte.
-¿Porqué? No tienes nada que te retenga aquí.

Él sacudió la cabeza.

-No soy para ti.
-¿Lo dices por todo lo que has hecho? Bien sabes que no me importa en absoluto.
-No es sólo por eso.
-Con todo lo que hemos pasado juntos y lo que sentimos esta aventura tiene sentido ¿Qué esperas?
-Así no funciona.
-¿Qué?

Sergei trataba de darle un argumento coherente.

-Te estoy protegiendo.
-¿Y si no quiero que me protejas?
-Lo que menos te conviene es un tipo como yo.
-Yo era la que no te convenía ¿Recuerdas que hablamos de eso? Yo tengo hábitos caros y estoy acostumbrada a hacer viajes hasta para una exfoliación pero deseo la vida que puedas darme ¿Ves mis manos? Están resecas y mi piel se arruinó pero estoy satisfecha porque he descubierto que trabajar me gusta y no me pesaría vivir como los demás... Hasta he soñado con lavar tus camisas y prepararte algo de comer ¿Sabías que tengo habilidad para eso?
-Escúchate. Lo que me pides no tiene sentido... Eres solamente mi mejor amiga, Zooey.
-¿Qué significa eso?
-Juro que te aprecio pero esto va a sonar muy duro.
-Dime lo que sea.
-No estoy enamorado de ti.

Javier contemplaba con la boca abierta. La joven Isbaza intentaba respirar y desesperada, desabotonó su abrigo y su blusa. Atreviéndose a retener los dedos de Sergei, los posó en su pecho.

-¿Lo sientes? ¡Tócame bien! ¿Percibes mi corazón?
-Sí.
-Nadie lo hace latir tan fuerte como tú.
-No lo hagas más complicado.
-¡Sergei, mírame! ¡Jura que no me amas! ¡Atrévete!

Él estrujó a la muchacha pero no permitió que se asiera a su cuerpo.

-No te amo, no como mi mujer.. Perdóname, Zooey.

La señorita se resistía a creerlo e intentó encarar nuevamente al hombre recibiendo la misma respuesta. Sintiéndose impotente y burlada, permaneció llorando mientras una perpleja Lubov abandonaba toda intención de ahuyentarla. El viento sopló un poco y Zooey, quizá porque no perdía nada, propinó a Trankov una cachetada antes de hacer acopio de sobriedad y marcharse.

-Quiero hacer bien las cosas -  señaló el guerrillero de pronto - Te herí demasiado Lubov. Ya no más. Ahora duerme tranquila. La próxima vez que me vaya estarás segura de que no estoy en la mansión Isbaza porque mi amiga me necesitaba. Eres mi mujer aquí, es hora de que me comporte a la altura.

Javier se dió cuenta de que era, extrañamente, su momento. Con timidez le preguntó si la conversación se sostenía o la dejaría para otro día.

-Entiendo al periodista pero el guerrillero no está de ánimos.
-Cuando queráis.
-Tengo ginebra ¿Gustas?
-¿Pero que rollo se te ha metido, tío? Que no tomo cosas tan fuertes.
-¿Acaso no deseas la nota?
-Pero me habéis dicho ..
-Olvídalo. Hay algo que debo confesar.

El joven accedió y Sergei lo condujo a los acantilados. Antes de hablar, el rebelde tomó dos grandes tragos de licor. Era ginebra barato, sabía a demonios pero era perfecto para el desahogo. Javier colocó una cinta en su grabadora y accionó el artefacto.

-El Colegio Ruso está cerca de la escuela privada donde Zooey tomaba clases. A nadie le he dicho esto pero conocí a esa mujer cuando era una niña y nadie pasaba a recogerla. Yo la veía todos los días de la mano de su maestra esperando a que alguien se acordara de ella y siempre me gritaba que la sacara de ahí porque yo tenía bicicleta y podía llevarla... Un maldito día le tomé la palabra y sus guaruras me golpearon cuando la dejé en su puerta. Al día siguiente ella fue a buscarme para ofrecerme una disculpa y .. No me preguntes cómo pero comencé a aparecerme cuando ella requería ayuda. Si le hacía falta un lápiz a mí me sobraban dos, si la regañaban yo le daba una paleta de su sabor favorito para que se calmara y si no entendía su lección del día yo le explicaba de que iba y cuando me di cuenta ella estaba creciendo y me presumía a sus amigos idiotas... La ocasión que me pidió visitarla  ¿Qué crees? Me avisó que tenía un novio y no tardé en asegurarle que era un estúpido. Fue nuestra única pelea. Ella me retiró la palabra pero ¿Adivina quién estuvo ahí cuándo le rompieron el corazón? Zooey no paró de llorar en tres meses. Estuve en su primer fiesta y también cuando celebró su baile.. Yo me metí a la fuerza sólo para decirle que evitara la borrachera pero llegué tarde y terminé viéndola vomitar en unas plantas después de que la desperté en el parque ... Te repito que siempre estuve cuando ella quería un abrazo, un consejo.. Yo le di su primer beso, fui a su graduación y fui su primer amante. Zooey quiso que hiciéramos el amor y confiaba lo suficiente en mí para atreverse a desvertirse ... Perdí la cuenta de todas las veces que accedí a pasar la noche para cuidarla del frío o de la oscuridad o cuando quiso que me quedara todo un fin de semana ... Le dije que no pensaba con claridad y que yo había conocido a Lubov.. La noche de Cobbs yo pasé a su casa para decirle que no estaba lastimado y también cada que me enfrentaba a los policía o los marinos. No deseaba angustiarla. Cuando se hablaba de nosotros era cuando más nos veíamos... Le recordaba a menudo que no soy un buen tipo, que me mandara al diablo porque estoy con Lubov que me soportó sin reclamar, oyendo mis promesas y creyéndolas. He sido tan ingrato y me he dedicado a hacerla tan infeliz cuando me ha dado lo mejor  y sin pedirme nada... Me cansé de serle infiel y de usar a Zooey.. Soy un cobarde, Liukin. Abusé del amor de las dos.
-Creía que no era posible ser tan gilipollas ¡Sois un vulgar truhán!

Ambos se levantaron y volvieron a Poitiers sin dirigirse la palabra. Sergei volvió al trabajo y Javier tomó sus fotografías, visiblemente desilusionado de su ídolo. Finalmente el chico escribiría su artículo pero en ninguna línea señalaría claramente a Trankov. El hombre tenía sus fallas y al igual que todos, resentía las consecuencias de sus patéticas pasiones. La aureola sagrada del guerrillero se había desvanecido y ante el mundo sólo quedaba un sujeto convencional e inseguro.

-Es tu primer desencanto, reportero - señaló el rebelde - Sé que tampoco hice lo correcto esta tarde ... Eres demasiado transparente, conserva ese espíritu. Una de mis virtudes es leer la mente, no preguntes cuál es el secreto.

Javier se quedó hasta muy entrado el anochecer, cuando se enteró por las noticias de que Zooey se había alejado de Tell no Tales sin imaginar que sería para siempre.

2 comentarios:

  1. Hola, Ingrid, hace bastante tiempo que no te dejo comentarios aquí (sólo en Twitter)

    Me quedé con las ganas de saber cuál era la vestimenta de los personajes (sólo describiste parte del de Zooey)

    Me hubiera gustado leer más sobre lo que rodeaba a los personajes.

    La trama me gustó, pero creo que tienes capacidad para enriquecerla.

    Me hubiera gustado un video ruso en lugar de Tiziano =)

    El saldo es a tu favor, pero me quedé "con ganas".

    Saludos @VOXenOFF

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  2. El comentario anterior te lo dejé con mi otra cuenta, la cual aún no está configurado el con el ".com", aquí te dejo la que sí está funcionando =)

    Saludos.

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