Guillaume Cizeron / Foto cortesía de Magia Gelada
Diciembre, 2011. Área mixta perteneciente al vestidor de la pista de hielo del Centro Invernal de la Universidad de Humanidades de Tell no Tales.
Carlota recorrió las instalaciones y escuchó por última vez las arengas a las chiquillas que se decían orgullosas de su patria. Con pena, tomó su chamarra tellnotelliana, la dobló y besó el nombre del lugar que la vió nacer para finalmente dejarla en el vestidor, sin atreverse a voltear.*
-Oye, no dejes nada, si se pierde es tu culpa - interrumpió un chico al ver que ella ser marchaba.
-Quédatela, no la voy a usar.
-Te la arrojarán a la basura, no me hago responsable.
-Alguien la usará, con tu permiso.
-Oh, oh, espera.
-¿Ahora qué?
-¿Mal día?
-El más malo de todos.
-No salgas si no quieres que te coman viva.
-Ya lo hicieron.
-¿Qué hiciste?
-Me sacaron de un torneo.
-¿Te lesionaste o te reemplazaron?
-No, yo gané mi lugar pero me calificaron mal y me congelaron.
-¿Eres de la que todo mundo se burla allá afuera?
-Algo así.
-Ven, traigo unos pañuelos.
-Gracias.
-Qué rara eres.
-¿Perdón?
-Ni porque te limpias la nariz pierdes el estilo.
-No me gusta hacer los papeles bolita.
-Eso está muy bien; ¿ahora quieres decirme por que dejas esto aquí?
-¿Mi chamarra? Es simbólico.
-¿De qué?
-No patinaré por Tell no Tales, así que les devuelvo lo que me dieron en mi primer día entrenando.
-¿Qué harás?
-Patinar.
-¿Para ti nada más?
-No lo sé.
-¿Intentarás seguir en esto más tarde?
-Es que no lo quiero dejar pero no sé que hacer.
-Podrías insistir.
-Es que me urge competir y ganar, tengo una oferta pero si la acepto me sentiré muy mal.
-¿Quién te la hizo? ¿Para qué?
-Vinieron una personas a ofrecerme concursar por Francia.
-¿Tan buena eres?
-Eso tampoco lo sé, me caigo mucho.
-Algo tendrás para que te quieran en mi equipo... ¿Cómo te llamas?
-Carlota.
-Si estás en esto, supongo que sabes quien soy.
-Guillaume Cizeron, te admiro.
-Gracias ... ¿En qué estaba? Ah sí, ¿quiénes te buscan?
-¿La gente de Francia?
-Exacto.
-Olvidé el nombre de uno, el otro es Romain Haguenauer y me está esperando en la pista, quiere probarme.
-¿Romain? ¿Qué clase de patinadora eres tú?
-Te dije que no lo sé.
-Pero ¿por qué la prisa en participar? ¿No te puedes esperar a que pase tu castigo o lo que sea y volver a intentarlo?
-Nadie me quiere, Guillaume.
-¿Eso que?
-También tengo una amiga a la que quiero ayudar y para eso se necesita dinero.
-¿Está enferma?
-No pero lo va a usar.
-Dejémoslo así.
Carlota permanecía de pie, angustiada y mirando los patines que otros habían dejado colgados en los percheros, Guillaume por su lado guardaba los suyos antes de estirar los brazos y darse cuenta de que ella le incomodaba demasiado y realmente la quería fuera. Se le hacía conocida pero no la ubicaba y pronto, creyó que si la espantaba o por lo menos la fastidiaba, se iba a quedar una eternidad.
-Me tengo que cambiar, bye.
-Guillaume ¿Francia me conviene?
-Mientras los directivos crean que eres lo mejor que tienen, sí.
-¿Cómo son las becas?
-Te cubren todo pero si pierdes, au revoir.
-¿Los entrenadores son buenos?
-El mío lo es, del resto no te quiero contar.
-Bueno, es que a ti te pagan a Patrice Lauzon.
-No vivo en Montreal.
-¿Cómo?
-No te voy a dar explicaciones, ni te conozco.
-Supongo que ya me voy.
-Por favor.
-Una cosa más.
-¿Y ahora?
-¿Viniste aquí por un coach nuevo?
-Te dije que tengo uno, no necesito de Ingo Carroll si preguntas.
-¿Qué haces aquí?
-Mi winter camp, es algo nuevo.
-¿Para el Grand Prix Final?
-Europeos.
-No le ganarás a Plushy.
-Eso está en veremos.
-Suerte con la plata.
-¡Hey! Te corrieron de aquí, te recuerdo.
-¡Entonces sí sabes qué me pasó!
-Nada más me faltaba verte la cara.
-Eres desagradable ¿por qué estoy conociendo a tantos tipos así?
-Porque eres insoportable.
-¿Yo? Soy la persona más linda que vas a conocer en toda tu vida y la única que cree que eres un patinador sobrevalorado que ni en sueños le gana a mi Plushy.
-Pues yo creo que eres una mala perdedora y una tonta.
-¡Sólo por fastidiar me volveré parte de tu equipo! Además de que pagan todo.
-Eres una urraca.
-Idiota ¡y saber que te iba a pedir un autógrafo después!
-¡Vete!
-¡Tú lárgate! Estaba en un momento importante.
-Desprenderte de tu chamarra y despedirte no significa nada, excepto que es cierto que te das por vencida y si te vas con Francia tal ves te vaya bien, pero si no logras nada vas a quedar como una estúpida más.
-No soy una estúpida.
-Ni siquiera cambiarás de equipo por ti.
-No te interesa.
-Me molestan los que sacan beneficios para otros.
-¡Quiero ayudar a alguien!
-¡Entonces trabaja! Lucirías perfecta sirviendo hot dogs.
-¡Imbécil!
-No se vaya a ofender más su Majestad.
-¡Pues soy una reina!
-¿De dónde que no sabía? A menos que seas reina, pero de tu casa ja ja ja ja.
-¡Te voy a dar una paliza!
-No veo como puedas ganarme.
-Le diré a mi hermano Andreas.
-Corre a chillarle, anda.
-Adiós, papanatas.
-Adiós y espero nunca toparme de nuevo contigo.
-Deseo lo mismo.
-¿Por qué no te mueves?
-Porque me despido de este lugar y eso a ti no te incumbe.
Carlota volteó a todos lados, sintiéndose triste y lagrimeando de nuevo, consciente de que iba a lamentar abandonar el club y que sería doloroso no ver en sus gafetes, su ropa y su ficha el lema "Tell no Tales".
-Perdona mi impertinencia - mencionó Guillaume sintiendo un poco de lástima e invitando a la niña a sentarse para que se calmara.
-Sólo falta que en tu equipo no me quieran.
-¿Por qué no? No hay patinadora.
-Tú no me agradas.
-Tú eres la que no me está cayendo bien.
-Perdón, cuando me enojo nunca mido lo que digo.
-Yo tampoco.
-Si no le digo a Haguenauer que voy con él, tal vez pierda todo. A mi edad debería estar compitiendo y ganando medallas, tu entiendes.
-Él es un buen tipo, corre.
-Guillaume ¿seremos buenos compañeros?
-Tal vez.
-Nos vemos en Francia algún día.
-De acuerdo.
-¡Ese día si me darás tu autógrafo! Es que si te admiro pero Plushy es Plushy.
-También te admiraré pero Irina Astrovskaya es mucho para ti.
-No estés tan seguro.
-¡Eres presumida!
-Mucho más que eso, te demostraré que soy la mejor que verás en toda tu vida.
-Cómo no.
-¿Dudas?
-No eres nadie.
-A mí no me vas a olvidar.
Carlota miró a Guillaume con una sonrisa abrupta y este la observó fijamente, sintiéndose atraído al instante. No pasó mucho antes de que le diera un beso en la mejilla y ella saliera rápidamente, dejándolo intrigado.
En los pasillos, aún la observaban tomando distancia. Un mensajero sin embargo, la interpeló.
-Agradezco.
-Y también te mandó decir que mucho éxito.
Con curiosidad, Carlota abrió el regalo.
-¿Qué te pudo haber mandado el loco anciano? ¿Pañuelos? - señaló Kiira Meier, pero la chica Liukin leyó la leyenda de la prenda y se la colocó. Era una chaqueta del representativo francés.**
(Acotación para el futuro: Un mes después, Carlota y Guillaume se reencontrarían en el campeonato de Europa en donde, después de una serie de desaires por parte de la chica, vendría la inauguración formal de su relación cuando ella, de lo más distraída, dejó su mochila en las gradas y esta se enredó en las pertenencias de él. Por la fuerza del nudo, Guillaume se resbaló y sufrió un esguince que lo dejó fuera del certamen. Carlota fue a visitarlo al hospital en secreto y después de sonreírle animadamente, lo besó en la frente, asustándolo y ganándose un reclamo "encubierto" al día siguiente. Desde esa ocasión, Guillaume se juró nunca hacerse su amigo).
Este cuento contiene fragmentos del relato "Cumple tus sueños y ayuda a una amiga", publicado en diciembre de 2011.
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