sábado, 17 de marzo de 2018

Sólo es Katarina


Haguenauer llegó a tiempo con Carlota Liukin y Maurizio Leoncavallo a la Fondamenta Serenella y luego de preguntar si tenían calor, tomó la maleta de la chica y el grupo comenzó a caminar rumbo al puente que llevaba al centro de Murano, ocasionando que la tentación de tomar fotografías tuviera que ser reprimida por los Liukin y Miguel sujetara a Adrien para que no fuera tras un pez, aun a costa de salpicar a Katarina Leoncavallo con el agua de un canal que olía a hierba podrida.

-¡Disculpa! - gritó el niño y la abrazó por la cintura mientras Maurizio giraba para preguntarle si todo estaba bien. La joven fingió que no había sido importante y continuó su camino preguntándose qué tanto hablaba él con Carlota para no darle más atención al hecho de que la habían empapado deliberadamente. Su enojo iba en aumento cuando, para irritación suya, se apareció Karin Lorenz al final del puente.

-Amore mio! - exclamó Maurizio y así Carlota Liukin conoció a la novia de su entrenador, misma que también saludaba a Haguenauer con camaradería. Luego de presentarse, tanto Miguel como Carlota disimularon su sorpresa de que ella no fuera bonita o que su cabello estuviera partido por la mitad para resaltar unos rizos que no esponjaban mucho. Karin Lorenz parecía ser seis o siete años mayor que Maurizio aunque a Katarina le salió susurrar que acababa de cumplir cuarenta. Fue tan sincera que Yuko comenzó a reír nerviosa y bromear con que tenía esperanza de que su gran amor todavía fuera un mocoso que la encontraría en diez años y luciría igual que Maurizio de enamorado. La señorita Leoncavallo se apresuró a asegurar que aquello no era para tanto y acto seguido fue diplomática con Karin, a pesar de que ambas se rechazaban mutuamente.

-¿Qué fue eso? - preguntó Yuko.
-Un problema - afirmó Miguel, suspirando de alivio cuando distinguió al profesor Scarpa acercándose amigablemente. Carlota lo recibió con un abrazo y al igual que Haguenauer, presumía gafete para el área de "kiss 'n' cry".

-¿Maurizio, Romain y usted me van a acompañar?
-Condición de tu padre.
-Lo sabía pero gracias por venir.

Aquello relajó la tensión y los Liukin se dejaron guiar por los Leoncavallo hasta el "Murano Crystal, lo stadio sul giacchio" cerca del hotel LaGare Venezia. La pista de la calle Grigolina lucía mejor que ese lugar.

-He patinado en condiciones peores - dijo Carlota pasando saliva de sólo contemplar las gradas y enseguida inició el calentamiento sin preguntar. En la práctica oficial estaban presentes todas sus rivales, algunas desde sus asientos viendo lo que hacían las otras; las demás recibiendo indicaciones o probando sus vestuarios pero coincidieron en mirar hacia Katarina Leoncavallo, quien no les agradaba ni un poco. La joven Liukin oía comentarios tales como que era una araña desgraciada y llamó su atención oír a Sasha Cohen decir que "cada vez que abraza a Maurizio, es como si quisiera asfixiarlo".

-¿Tú eres Carlota Liukin? - inquirió de pronto Elena Sokolova y la chica se le aproximó sonriente por un autógrafo.

-Bienvenida al circuito, niña, te haremos la vida imposible, te vi en el europeo, eres buena ¿eh?
-Gracias.
-¿Quieres un consejo de todas? Aléjate de Leoncavallo.
-¿Qué?
-De Katarina, te sorprendería saber las horribles cosas que nos ha hecho.
-No entreno con ella.
-Te acercaste a su hermano, estás muerta - añadió Sasha Cohen - Una vez me amenazó sólo por pedir una foto.
-Y en Salt Lake me quiso arrancar el cabello porque me encontré con él en un elevador; hasta Tamara Didier me tuvo que rescatar.

Carlota creyó que exageraban y se limitó a recoger las firmas de ambas en su top amarillo. Desde su lugar, veía a Maurizio charlando con su novia y Haguenauer mientras Katarina lo molestaba haciéndole cosquillas. La escena era muy normal hasta que él concluyó la plática y se despidió de Karin con un beso pequeño. Los ojos de Katarina seguían a aquella mujer con una ira inmensa.

-Te lo advertimos - remató Sokolova y Carlota optó por terminar su calentamiento para comenzar a trabajar en pista. Maurizio la esperaba para darle instrucciones.

-¿Qué dijimos de socializar, Carlota?
-Lo siento, Maurizio ¡es Sasha Cohen!
-Comprendo pero no pierdas de vista que estamos en un torneo.
-Entendido.
-Ponte los patines y recorre el hielo, cuando te diga marcas spins y step sequences.
-¿Los saltos?
-Primero quiero ver si te ubicas ahí.
-Ya voy.
-Diviértete.

Carlota inició su ejercicio para sentir que la pista era reducida y le tomaban fotos que quizás no vería. Para sorpresa suya, había una pancarta para ella en el público y las niñas que recogían los regalos la seguían con atención, tal vez porque les gustaba verla con guantes o porque les parecía tan bonita como la reina del cuento. A decir verdad, hasta a Karin Lorenz dejaba boquiabierta con su rostro y esta lo hizo notar a Maurizio que ni siquiera había reparado en ese detalle; es más, sólo reconocía a Carlota por sus mechones pelirrojos, esos que su tinte aun no podía cubrir.

-"Es muy hermosa, su padre tiene razón en estar preocupado" - pensó él y se esforzó en ignorarla hasta el momento en que le ordenó comenzar a saltar para asegurarse de que estaría bien. Otros entrenadores miraban con curiosidad como Carlota ponía atención al filo de sus saltos cuando Maurizio le decía "repite", seguido de ejecuciones impecables. Por supuesto, esa observación no era porque él fuera competente, al contrario, su reputación de torpe lo precedía a tal punto que ni su éxito con Katarina cambiaba el hecho de que varios le ofrecían a ésta sus programas permanentes en California o Moscú sin ningún pudor y el coach de Sasha Cohen le envió a Carlota su tarjeta en plena práctica, con la afirmación de que "le daría rutinas muy bellas, creadas con bailarines de ballet".

-Debería guardar esto - dijo Maurizio reprimiendo cualquier intento de enfadarse y la joven Liukin le entregó la notita con el sonrojo de por medio.

-¿Vas a abandonarme?
-No puedo, mi papá quiere que todo salga horrible.
-Con mi talento, lo conseguirás.
-Aviéntame y arreglado.

Carlota y Maurizio comenzaron a reír otra vez a causa de esa mala broma y las demás patinadoras prestaron atención a Katarina, que inmediatamente dijo algo al oído de él que lo hizo soltar una carcajada más fuerte; todas se detuvieron varios segundos para ver un abrazo fraterno y breve antes de que el hombre tuviera la firmeza de enviar de vuelta a su hermana a las gradas para continuar dándole indicaciones a la chica Liukin, que al volver a repasar su rutina, se topó con una María Butyrskaya que la detuvo en seco. Maurizio Leoncavallo protestó enseguida.

-Katarina te odia - alcanzó la mujer a advertirle a Carlota - Ten el cuchillo listo hasta por la espalda.
-¿Qué está pasando aquí?
-Dile a Katarina que te hable de una tal Courtney, a ver si quiere.

La joven volteó con el gesto confuso hacia la señorita Leoncavallo y Maurizio entró a la pista.

-¡Espero que el oficial de ISU esté viendo esto y tome alguna medida disciplinaria, basta! - exclamó él y Carlota lo tomó del brazo para irse rumbo al área de calentamiento. Katarina los siguió, pretextando que era parte del equipo.

-Maurizio, tranquilízate.
-No entiendo el afán de molestarnos, no es la primera vez.
-No les hago caso, no te enojes.
-Se están metiendo con Carlota, no lo puedo permitir.
-Tampoco es para que des un espectáculo, la podrían calificar mal.
-Es verdad Katarina, tienes razón.
-Ay ven.
-Gracias.
-Si quieres calmarte, ven a mis brazos.
-Hice bien en traerte.
-Siempre tengo el abrazo que necesitas.

Carlota se sintió muy incómoda entre los Leoncavallo. Aunque Maurizio girara hacia ella y tratara de dirigirla en los últimos detalles, la escena parecía de una conversación ajena y privada.

-¿Entendido, Carlota?
-Sí, Maurizio.
-Perdona si estoy un poco impaciente, prometo tranquilizarme ¿quieres un jugo? Iré por uno.
-Que no sea de naranja, por favor.
-Lo sé, le traeré a las dos, denme un minuto.

Maurizio se apresuró a conseguir las bebidas y Carlota optó por iniciar unos estiramientos para quitarse la sensación de entumecerse a pesar de que los ojos de Katarina la distraían. Cuando menos lo esperó, la señorita Leoncavallo le sujetó fuerte el brazo izquierdo y la arrinconó contra un espejo sin el menor remordimiento.

-¿Qué pasa?
-¿Te agrada Maurizio?
-Al principio no.
-¿Por qué?
-Lo que pasó con la Fusar Poli me daba pena ajena.
-¿Elegiste a mi hermano o te obligaron?
-No hay alguien más en Venecia.
-¿Por qué entrenan de noche y solos?
-¿Solos? ¿Perdón?
-Sé que te lleva a casa.
-Porque es tarde pero mi padre siempre nos espera en la puerta.
-Voy a vigilarte.
-¿Qué?
-¿Te sientes su consentida?
-Más ¿qué?
-Cualquier paso en falso y te arranco los párpados.
-¿Quién te crees?
-Conozco a las de tu clase; métete más con Maurizio y sabrás que es una paliza que te deje muerta.
-¿Es una amenaza?

Katarina soltó a Carlota y fue por su hermano, a quien volvió a apretar con tanta fuerza que un moretón no tardaría en aparecer su espalda.

-Esa Leoncavallo sólo sabe hacer enemigos - pronunció Haguenauer al entrar a preguntarle a la joven Liukin si algo le hacía falta.
-¿Debo acusarla?
-Lo malo es que sólo oí "amenaza"
-¿Qué le pasa?
-Busca intimidar como las abusivas de la escuela, ya sabes qué hacer.
-¿Y Maurizio?
-Habla con él primero.
-Las chicas me dicen cosas horrorosas de Katarina.
-Entonces no creo que él no sepa de otro episodio brillante como este.
-¿Tú no te has enterado de nada?
-Bárbara Fusar Poli se quejaba mucho de ella, decía que fuera de las prácticas no la dejaba hablar con Maurizio o que se la pasaba pegada a él en el kiss 'n' cry; sólo una vez Marina Anissina se enfadó pero lo resolvió con una gran cachetada o eso me contaron.
-Entonces tengo permiso de defenderme rudo.
-El mío sí pero toma en cuenta que Maurizio quiere mucho a su hermana y no podemos darnos el lujo de perderlo.
-Es que no hay otro.
-Exacto. Aprovecha, ya viene.

Carlota movió la cabeza para armarse de valor.

-Te conseguí un jugo de durazno ¿ese te gusta? - dijo Maurizio Leoncavallo al acercársele.
-Grazie di cuore, si fuera de naranja, me mato.
-¿Qué tienes en contra de la naranja?
-Sabe a medicina y huele a veneno.
-Ja ja, fantástico.
-¿Podemos hablar?
-Por supuesto.
-No aquí.
-¿Es importante?
-Preferiría que lo escucharas sin que nadie se meta.
-Vamos al pasillo ¿es algo que se puede platicar ahí?
-Creo que no.
-Bueno, iremos afuera pero luego te quiero concentrada ¿es un acuerdo?

Insegura, Carlota siguió a Maurizio Leoncavallo al exterior, situándose ambos en la banqueta opuesta al club, ella no sabía cómo empezar.

-¿Sientes que te vas a ir? - preguntó Maurizio alegre.
-Estoy bien, patinaré.
-Bueno ¿me dejas saber qué sucede?
-Es que... Katarina me acaba de...ella me...
-¿Qué hay con ella?
-No sé como explicártelo sin que te enojes.
-¿Hay algún inconveniente del que deba saber?

Carlota se mordió el labio inferior y jaló sus mangas para pensar en algo rápido; su intuición le indicaba que ella no era quien debía acusar a Katarina o más bien, que no era tiempo ni lugar para hacerlo.

-Las demás patinadoras me... disgustan ¡ya lo dije!
-¿Me trajiste aquí por eso? Jajaja, Carlota, eso es normal ¿quieres maldecir a alguien?
-¡No! Es que no estoy acostumbrada.
-Relájate, siempre hablaran de ti y algunas querrán boicotearte, no es leal pero es parte del juego.
-Es que todas me dicen cosas malas de Katarina.
-¿Cómo qué? - el semblante de Maurizio cambio de amable a defensivo y Carlota respiró muy hondo.

-Katarina las molesta, dicen que lo hace porque se acercan a ti.
-Nadie me lo ha mencionado.
-¿No?
-Katarina es un poco celosa pero nunca se ha peleado con nadie; cuando competí con Bárbara en Salt Lake, le regaló dulces a todas las chicas y pasamos la noche celebrando todos juntos que mi error no nos costó una medalla. En los mundiales la he visto abrazando a las ganadoras y siendo muy amable, lo que te hayan dicho son mentiras.
-¿Por qué lo harían?
-Por desenfocarte pero no les hagas caso.
-Hace rato Katarina saludó a tu novia y como que no se llevan.
-Karin le agrada sólo que le cuesta demostrarlo porque las dos se mueren de emoción con la boda pero ignóralas.
-¿Te vas a casar?
-Katarina será mi madrina de anillos diga lo que diga Karin.

Carlota pasó saliva luego de felicitar a su entrenador y volvió con él en paz, contemplando a Haguenauer conversando con Karin Lorenz y es que ambos comenzaban a mirarla para adivinar si le había comentado algo.

-¿Katarina la tenía contra un espejo, no estás exagerando? - preguntó la mujer a Haguenauer desde su lugar.
-Le dije a Liukin que llegué al final y es verdad pero me asusté ¿Maurizio nunca le reclama a su hermana?
-Es que nadie le dice a Maurizio.
-¿Sólo tú?
-Tiene a Katarina en un pedestal y frente a él es encantadora.
-¿Te ha querido alejar?
-A mí no pero no me da confianza y me odia, si Maurizio y yo vamos de visita con sus padres, Katarina le dice que merece otra mujer.
-¿Han discutido por eso?
-Maurizio me da mi lugar pero ¿la has visto abrazándolo o siendo cariñosa? Me da escalofríos, el otro día él llegó a casa con muchos rasguños y supe que Katarina lo mordió.
-¿Que estaban haciendo?
-Jugando hockey en un descanso.
-¿Estás bromeando?
-Los chicos de danza me dijeron que ella es muy brusca y varios colegas y patinadores me juran que aprieta tan fuerte a Maurizio que a veces lo deja sin aire.
-¿Suelen conversar al respecto?
-Le digo que le ponga un freno y él me sale con que "sólo es Katarina" y que es fuerte y alegre, que es normal.
-Vamos a tener un gran round en Venecia.
-Cada que una chica se acerca a Maurizio, ella se pone muy agresiva.
-Qué bueno que lo dices.
-Carlota es la oportunidad que Maurizio ha estado esperando, no quiero que Katarina lo arruine.
-Nos aseguraremos de eso.
-Perdimos a una amiga por su culpa y él ha tenido dificultades con su trabajo, ayúdenlo.
-Cuenta conmigo, en Francia sí nos interesa que haya resultados.

La desorganizada sesión de entrenamiento de Carlota continúo finalmente como si nada pasara. Katarina Leoncavallo se colocaba en las gradas junto a Adrien y luego de sonreírle y permitirle abrazarla, suspiró largamente. A su lado, Miguel ponía cara de pocos amigos y luego de leer en su alma lo que había hecho ese día, advirtió:

-Vuelves a tocar a Carlota Liukin y te saco los ojos.
-¿Scusi?
-No creas que no me enteré de lo que hiciste, asi que más te vale no jugar conmigo ni con ella.
-Yo nunca juego, novato.
-Es curioso, yo tampoco.
-Qué miedo me das.
-No intentaría hacer algo en mi contra si fuera tú.
-¿Por qué no?
-Porque con Maurizio no te sirve de nada ¿qué parte de "es tu hermano" no comprendes?

Katarina quitó a Adrien con agresividad y regresó al lado de Maurizio, intentando aferrarse a su cuello inútilmente porque él le recordaba que estaba ocupado y no tenía tiempo de atenderla; incluso le dijo que como entrenador le ordenaba tomar su lugar y no intervenir de ninguna forma mientras Carlota estuviera en el torneo. Sasha Cohen y Elena Sokolova se sorprendieron mucho de aquella escena y la chica Liukin optaba por el extremo silencio. Katarina ya se las arreglaría para recuperar la atención de Maurizio en Venecia.

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