viernes, 23 de diciembre de 2022

El cuento de Navidad (Serie navideña "Los encuentros esperados")


Miércoles, 20 de noviembre de 2002.

-Estoy muy cansada - declaró Marine Lorraine luego de llorar un largo rato sin poderse contener. A su lado, Courtney Diallo procuraba mantenerse lo más calmada posible y recordaba que aún faltaba un día entero para volver a casa.

-Terminé haciendo el ridículo y con el mundo al revés - continuó Marine.
-Quisiera tener alguna idea.
-Invité a Maragaglio a la boda.
-¿Por qué lo hiciste?
-Me estoy despidiendo de él.
-¿Nunca te han dicho que eso no se hace?
-Mi padre también lo quiere ver así que no puedo negarme.
-Le ocasionaste problemas con el sobre que le mandaste a su esposa, no tiene sentido que te trate bien.
-Pero es así.
-Debes acudir a terapia, Marine.
-Hay algo que quiero aclarar contigo, Courtney.
-¿Es por el mismo idiota?
-¿Nunca me viste en Senegal?
-Jamás, el tipo te tenía bien escondida.
-¿Te acostaste con él?
-Nunca quise. 
-¿Te lo pedía siempre?
-Suplicó, prometió, se apareció en mi casa y no obtuvo otra cosa que no fueran cachetadas.
-¿Te habló de mí?
-Es curioso pero eso pasó.
-¿Y qué dijo?
-No lo recuerdo, él estaba borracho y lo dejé solo ¿Tú me reconoces de antes?
-No te lo mencioné en el concurso porque trataba de evitarme peleas.
-Maragaglio me da igual, no iba a deshacerte el peinado por él.
-Creo que es la primera vez que me arrepiento de haber sido su amante.

Marine suspiró.

-Nunca le conté a Kleofina que también la conozco de hace tiempo.
-¿Perdona?
-Maragaglio me engañó con ella, tuvieron sexo.
-¿Sientes rencor?
-Ni un poco.
-Ese hombre te lastimó.
-Acepté sus reglas.
-¿Y ahora?
-Courtney ¿Seguirías siendo mi amiga cuando pase la boda?
-¿Qué pregunta es esa?
-Es que nunca he podido hablar con una chica sin miedo de que me traicione.
-Cuenta conmigo.
-¡Estoy muy confundida!

Courtney Diallo no añadió palabras, comenzando a creer que era un error no exigir el lugar junto a la ventana del avión y que no entendía por qué, en lugar de ir directamente a Sudáfrica, accedió a ir a Reunión con tal de no pasar más de una hora en Hammersmith y tomar el tren a Tell no Tales.

-Yo opino que deberíamos dormir - señaló Madice Hubbell con el talante tedioso.
-¿Qué ganamos con eso? - contestó Marine.
-Estar tranquilas para empezar.
-No me funciona.
-Piensa en tu comida favorita o quédate en blanco.
-¿Descansaré si lo hago?.
-Es infalible.
-Dame una almohada.

Marine Lorraine se animó a seguir el consejo y no hubo manera de abrirle los ojos después, así que Courtney Diallo pudo dedicarse a leer un poco y estirar las piernas, concluyendo nuevamente que ese viaje a París la había hecho perder el tiempo y tal vez gastar un dinero que requeriría en el futuro. Al menos le quedaba la tranquilidad de saber que la trama Liukin estaba concluida de alguna forma y que no tenía un compromiso relacionado a final de cuentas, ni siquiera tratándose de Kleofina y una de sus aventuras contribuyendo al lío. Impedir que Maragaglio conociera a su familia entera hubiera sido egoísta.

Algo que resultaba curioso era que Marine Lorraine aún consultaba revistas de vestidos de novia y sobre su regazo y en su mesita de apoyo había una gran cantidad de las mismas, incluidas las que acababa de adquirir en el aeropuerto de París. En una de las ediciones, la joven había colocado la foto con el vestido elegido durante su prueba en la cafetería "La Belle Époque" y se notaba que estaba considerando encontrar alguno parecido apenas llegara a Tell no Tales. Detrás de la imagen, un recado de Maragaglio anunciaba que se encontrarían en la boda y que no dudara en llamarlo si necesitaba cualquier cosa.

-Esta mujer es un caso perdido - comentó Courtney, mostrando el mensaje a Madice Hubbell inmediatamente.

-Ay, no lo sé ¿Y si él detiene la boda?
-Sería la cereza del pastel.
-¿Crees que la quiera?
-Obviamente no, Madice ¿Cómo le recordamos que el tipo está jugando con ella?
-Díselo tal cual.
-Se lo diremos.
-¿Se habrá obsesionado?
-Marine se está quedando en el pasado.
-Sé que vinimos porque creímos que le estaban arruinando la vida a los Liukin pero todo fue por nada.
-Ni tan nada porque igual veremos a Maragaglio y debemos ayudar a nuestra amiga.
-¿Resultará?
-No.
-Qué horror.
-Madice, por favor prepara un montón de pañuelos.
-Propongo una noche de helado y pijamada en mi casa.
-Llevaré el pollo frito.

Ambas mujeres asentaron con la cabeza y Courtney cubrió a Marine con una manta.

Detrás de ellas, Albert Damon y Goran Liukin Jr. parecían distraídos con una conversación igual. Ambos se hallaban preocupados por Marine y Maragaglio, aunque fuera en plan vigilante y el asunto del reencuentro alertaba a Albert en particular.

-Tu hija dejó claro que se quiere casar - reiteraba Goran Jr. a cada instante.
-Maragaglio la ha puesto mal, le han surgido dudas a Marine y no estoy muy contento.
-¿Por qué no confías, Albert? Es una buena chica.
-Está confundida y antes de la boda no es buena señal.
-Son los nervios.
-Tu hijo le ha dicho un montón de barbaridades con el pretexto de regalarle un vestido de novia que no necesita.
-No conozco a Maragaglio, pero ella es lista y ha de saber que es normal que se aparezcan fantasmas antes del matrimonio.
-Crié a mi hija para que siempre estuviera segura de sus decisiones y no creyera en palabras de amor.
-Eso no depende de ti.
-La he visto con Laurent por dos años, se llevan bien, conviven con ternura y él es un caballero ¿Qué la haría pensar diferente?
-¿Ternura, dijiste? 
-Sé que él ama a mi hija.
-¿Y ella a él?
-Me ha dicho que sí.
-Entonces no te inquietes.
-Como si no supiera que Maragaglio fue capaz de enamorarla.
-¿Por qué no aclaras las cosas con Marine?
-Porque quizás no estoy preparado para dejarla ir. 
-¿Sigues viéndola como una niña?
-Marine es especial, es ingenua y soñadora.
-La subestimas, Albert.
-La sordera la apartó siempre, era muy tímida y aunque no lo admite, sé que engañarla no es difícil. La han lastimado antes, Goran. 
-Tu hija sabe qué hacer.
-Maragaglio le rompió el corazón una vez.
-Marine ya es una mujer, confía en ella.

Goran Jr. bebió un poco de té y maldijo por no poder fumar libremente.

-Vamos a tener días muy ocupados, los vecinos darán una fiesta para celebrar el compromiso de mi hija y también organicé una para la familia de mi yerno. Mi esposa se está encargando de una celebración en casa y los del concurso ese de Miss Corse quieren honrar a Marine con otro evento grande. Vamos a llegar a la iglesia sin ganas de festejar.
-Todo saldrá bien, Albert; deja que las cosas pasen.
-Aun no creo lo que está ocurriendo. Sentí menos preocupación por mis hijas mayores, incluso tengo dos nietos, pero con mi cuarta niña no puedo evitar estar apremiado.
-¿No lo esperabas? 
-Pensé que se quedaría soltera.
-Sorpresa, sorpresa.
-Goran, no quiero que tu hijo hiera a mi bebé.
-No lo hará.
-¿Aún juras que no la tocó?
-Hemos fingido hasta hoy ¿Continuamos?
-Le pondré una pañoleta roja al llegar a Hammersmith.
-Marine no merece que le hagas eso.
-Pero no puedo permitir que en el barrio sepan que existe un pasado. 
-Debí detener a Maragaglio en cuanto conoció a Marine. Lo siento, Albert.
-La boda es la próxima semana.
-Habla con ella, todavía hay tiempo.

Albert Damon se levantó inmediatamente y cortésmente le pidió a Courtney Diallo y Madice Hubbell que cambiaran de asiento. Él se topó con la linda imagen de su hija dormida, soñando algo bonito o tal vez recordando algo mejor. Percatándose de que ella se había quitado sus aparatos auditivos, el señor Damon no se abstuvo de cantarle para arrullarla, sin importar que fuera inútil. En sus manos de padre, portaba la pañoleta roja que siempre distinguía a las mujeres del barrio Corse y que Marine había lucido desde el nacimiento ¿Qué sentido existía en llevarla consigo si no tenía caso? Albert se resistía a creer que su hija había profundizado su relación con Maurizio Maragaglio años atrás. Y se dio cuenta de que le colocaría otra vez esa tela en el atuendo para ocultar el secreto, para no avergonzarla ni reclamarle. Abrazándola como cuando era niña, Albert Damon comprendió que la boda no era una decisión suya, así que debía seguir su curso, pero no le impedía tomarse el tiempo de estar a solas con Marine para expresarle que conocía la verdad y aquello lo había hecho amarla más. 

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