sábado, 24 de diciembre de 2016

Las noches de Mónaco: El cuento de Navidad


¡Feliz Navidad!

Después de leer la carta de Trankov, Carlota salió a respirar al jardín del hotel, preguntándose por qué no la había descubierto antes. No obstante, lo que más le importaba era saber a dónde había ido él, porque no creía que se hubiera marchado para no encontrarla nuevamente.

Con un poco de lágrimas, la joven miró el mar, que le recordó mucho al de Tell no Tales antes de la llegada de las grandes olas. Era septiembre así que aquellas no tardarían en azotar la ciudad y dada la emergencia, era de suponer que nadie estaba preparado para hacerles frente.

Comenzando a preocuparse, Carlota optó por ir con su padre en la recepción pero en lugar de eso, coincidió con Marat en ese mismo jardín. Por agradecimiento todavía, lo saludó con un abrazo, siendo correspondido porque era muy inocente.

-¿Lista?
-¿Smoking? ¿Tan formales son los caballos?
-La comida es de gala.
-Necesitaré un abrigo para no desentonar.
-Creí que nos veríamos más tarde.
-Salí un momento a ver el mar.
-Y por Sergei Trankov.
-¿Qué?
-Hablas alto, te escuché.
-Ay dios.
-Nadie lo delataría de donde vengo.

Carlota miró a Marat con temor.

-¿Estás enamorada de él?
-De Joubert Bessette.
-Al general Bessette le encantará verte en la exhibición.
-¿Lo invitaron?
-Realizó su donativo.
-Qué bien, tal vez él logre que recaudemos más.
-¿Te lo estás tomando en serio?
-Di el dinero que tenía.
-¡Oye, me estás haciendo sentir mal! No he dado un cheque.
-¿Pero lo harás?
-Lo traigo en la solapa.
-¿Puedo preguntar por qué estás haciendo esto?
-Porque me tocó ver los derrumbes, nada más.
-¿Por qué estabas en Tell no Tales?
-Por un torneo de tenis, quería entrenar.
-¿Para qué?
-La Copa Davis.
-¿Qué es eso?
-¿No ves el tenis?
-Eh, no, no.
-Bueno, si un día te das la vuelta por París...
-Si me dejan ir....
-Me verás por televisión.

Carlota se rió y Marat lo encontró gracioso, provocando que ambos dieran un paseo por las áreas comunes del Métropole y conversaran sobre tenis, enterándose ella de la clase de deportista que era Marat.

-¿Cuarto del mundo? Entonces no eres un cualquiera.
-Me ha ido bien, debería ganar más slams tal vez.
-¿Slams?
-Torneos grandes.
-Ah, capté.
-Alguna vez le gané a Pete Sampras ¿no te contaron?
-Para nada ¿ese quién es?

Ambos estallaron en risas y él comprobó que habían hablado muy fuerte pues al llegar a recepción la gente los miraba con extrañeza.

-Debemos comentar en voz baja - sugirió Marat murmurando.
-¿Por qué?
-La gente nos va sacar de aquí.
-Entonces es educado hablar como chismoso.
-Tienes sentido del humor.
-¿Lo crees?
-No te estarías riendo.

Los dos continuaron su conversación feliz hasta que Ricardo se apareció con la familia Safin. A ninguna de las partes le agradaba la idea de asistir a la caridad y menos ver a la joven Liukin con Marat puesto que no eran amigos.

-Los esperábamos - los recibió Ricardo - Carlota, pónte un sueter y te quiero junto a Adrien en todo momento. Señor Safin, gracias por su invitación, lo dejamos con sus parientes, buen día.

Carlota se despidió de los Safin agitando la mano pero a Marat le dio un abrazo antes de alejarse. Adrien la jaló para que no la regañaran.

-Tu novio no le gusta a papá - le dijo al tenerla junto.
-Marat no es mi novio.
-Si nos saca del hoyo y nos invita a comer obviamente es tu novio.
-Deja de fastidiar.
-¡Carlota tiene novio!
-¡No me molestes, Adrien!
-¡Basta! - interrumpió Ricardo - ¡Carlota tiene prohibido tener novio así que no quiero saber más del señor Safin ni de nadie. Cuando se acabe la recaudación nos vamos a Venecia y se acabó!

Los Safin habían permanecido en su lugar, un poco expectantes por los Liukin que parecían ser un poco caóticos y de pésimo talante.

-Marat tampoco te quiero cerca de esa chica - señaló Mikhail Safin y el otro se encogió de hombros, restándole importancia. Era tal su desinterés que ni siquiera había advertido que su novia Anna aguardaba por saludar.

-¡Marat, te extrañé! - dijo la chica estrechándolo.
-Gracias.
-Dinara me dijo lo que has hecho apenas volviste, es muy generoso de tu parte.
-No es la gran cosa.
-También donaré, lo que estás haciendo es muy lindo.

Marat respiró hondo y una vez que Carlota desapareció de su vista, su familia y él emprendieron marcha.

En el country club de Mónaco habían iniciado las carreras desde temprano. La recaudación había llegado a su primer medio millón de dólares sin las donaciones anónimas que se contaban a parte y los patrocinadores se comprometían a entregar sus respectivos cheques durante la comida. Las apuestas se hallaban en ebullición y el príncipe Valerio Gambella comprometía 15000 € a un caballo que había ganado dos derbys en la temporada. En la competencia de salto se había inscrito un conde alemán y por su destreza atraía la preferencia de los profesionales.

-¿En dónde nos vinimos a meter? - preguntó Ricardo cuando al llegar, el personal del club les asignó mesa en medio del salón y sus hijos corrían a la terraza para ver la pista, eligiendo inmediatamente un caballo favorito. La gente apenas iba llegando para descansar del sol y de las quinielas y pronto, Yuko arribó con Andreas. El chico no parecía tener resaca y portaba un smoking nuevo mientras presumía un reloj y ser nuevo rico.

-Escúchame bien, miserable: Estás castigado y vas a devolver todo lo que ganaste en el casino antes de que te acuse de ladrón y tu hermana te va a matar.
-¡Cállate Ricardo!
-¡No me faltes al respeto!
-Toma tu tarjeta, aposté con ella.
-¡Imbécil!
-¿Qué? Ganaste dinero, Yuko me ayudó.
-¿Qué dices?
-Me dijo cuando apostar, así que vas a ver tu saldo y vas a agradecer.
-No seas idiota.
-Yo estaría ordenando champagne si fuera tú.

Andreas fue a ver a sus hermanos y Yuko, sonrojada, se sentó junto a Ricardo.

-¿Cuándo lo ayudó?
-En la madrugada, es que estaba perdiendo mucho dinero.
-¿Por qué no me avisó?
-Es que ... Andereas me dijo que quería el dinero para ir a Venecia sin necesidades.
-¿Necesidades de qué?
-Económicas.
-Yuko, se lo digo de una vez: Esfúmese después de la comida porque después de esto me queda claro que ni en usted confío.

Yuko permaneció muy seria en su asiento y vio a Carlota y Adrien saltando y gritando por la carrera sin que los invitados hicieran caso. Momentos después, Andreas tocó el hombro de su hermana y recibió un puñetazo por respuesta que lo dejó en el piso. De nuevo, nadie atendió salvo Ricardo que rió burlón.

-Yo habría hecho lo mismo - comentó al levantarse e ir a calmar a sus hijos porque Adrien colocaba su pie sobre la espalda de Andreas para luego caerle encima. Yuko alcanzó a apreciar que los gemelos Liukin chocaban manos, satisfechos por su venganza y Ricardo levantaba a su hijo mayor para llevar a esos tres a la mesa.

-Suficiente desquite han tenido, ahora quiero a tres civilizados niños disfrutando una comida y aplaudiendo tonterías.
-Siempre dicen tonterías - notó Adrien.
-Conviene que crean lo contrario y si los tres se comportan, tal vez les den una copa de vino.

Los hermanos Liukin se miraron con complicidad y comenzaron a mostrar etiqueta, no en balde Ricardo había sido chef y por ende, sabían que no les mentía.

A pesar de ser miembro de la familia Safin, Dinara no se había enterado de la molestia de su padre con los Liukin. Aquello se debía a su entrenamiento matutino y a su natural costumbre de enterarse cuando no existía remedio, razón que la motivaba a pedir lugar junto a Carlota y saludarla con agrado.

-¡Buenas tardes! - exclamó y se apresuró igualmente a sugerir que las mesas fueran unidas - ¡Marat estará junto a Carlota y yo junto a mi hermano y mis padres con el señor Liukin!

Ricardo quiso detenerla, pero era tan entusiasta que los meseros le hicieron caso y colocaron nombres frente a cada lugar para indicar la reservación.

-¿Podría ser partícipe de su convivio? - pronunció Andrew Bessette al salir de sorpresa entre los invitados - Tomaré sitio junto a la señorita. .. Disculpe, ¿me diría su nombre? - mirando a Yuko, cuyo rostro reflejaba su desconcierto.
-Yuko Inoue.
-Andrew Bessette ¿me permite?
-Claro.

Yuko estaba frente a Carlota.

-¿Cómo sigue Joubert? - preguntó Ricardo, incómodo.
-En observación, no responde todavía.
-Creí que usted se quedaría con él.
-Hay mucho que hacer aquí, labores de gobierno.
-¿Incluye las beneficencias?
-Se sorprendería al ver lo indispensable que es la realeza.
-Por algo hay una princesa llamada Roxanne.

Andrew Bessette optó por tomar la respuesta de Ricardo como un mal chiste y prefirió seguir con el tema de los fondos que se enviarían a Tell no Tales al término de la velada.

-He donado una cantidad muy generosa, señorita Carlota.
-Muchas gracias.
-Me alegra verla aquí, es muy lindo de su parte querer cooperar.
-Cuando me enteré, deseé hacer algo; el señor Marat Safin me invitó.
-¿Quién?

Andrew Bessette volteó a ver a Yuko con irritación, disimulándolo con una risita idiota.

-Marat Safin.
-Con razón la señorita Safina ha pedido las mesas unidas. Creí que se conocían de alguna parte.
-Apenas ayer coincidimos.
-¿Tan rápido aceptaste una salida familiar?

Los Liukin y Dinara guardaron silencio, pero Adrien estaba dispuesto a deshacerse del general Bessette y aprovechando que el tipo había tomado un par de copas, agarró la botella y la agitó, manchando la camisa de ese estúpido.

-¡Qué desastre! - exclamó Bessette.
-Lo sentimos tanto - replicó Ricardo con ironía.
-Disculpa, Carlota, debo retirarme para poder cambiarme.
-Vierta vino blanco en la mancha y recuperará su atuendo.
-¿Acaso es gracioso, señor Liukin?
-¿Olvidé decirle que Adrien es autista y muy curioso?

Andrew se retiró enojado y los varones Liukin festejaron la travesura, como si aquello fuese a dar una lección al general.

-No fue divertido - protestó Carlota.
-¡Ay perdóname! - carcajeó Adrien, contagiando a Yuko y Dinara. Poco después aparecieron Miguel y Tennant, también burlándose.

-El que le haya hecho la mancha a Bessette se ganó mi respeto - declaró Tennant.
-Lo hemos visto echando lumbre. No me gustan las maldades pero creo que se lo merece - terminó Miguel y ambos se sentaron junto a Adrien que jugaba con la botella.

Carlota se había cruzado de brazos y su rostro permanecía tieso cuando notó que los invitados llegaban en mayor número. Iban a dar las dos de la tarde y por ende, la comida iniciaría en punto, así que tuvo expectativas de ver pronto a los Safin, quienes, por su número, ocuparían los asientos, dejando a Bessette fuera. En el fondo, no le causaba problema y una parte de sí quería ver personas diferentes en su mesa, así convivieran aparte. Luego miró la silla vacía junto a sí, satisfecha de saber que Marat estaría con ella.

De hecho, los Safin entraron poco antes de cerrarse las puertas y Dinara les llamó discretamente. Los Liukin adivinaban sus gestos de desagrado pero Carlota recibió a Marat con otro abrazo y se apresuró a darle su sitio.

-¡Tu hermana quiso ponernos juntos!
-Dinara.... Está muy bien.
-Saluda.
-Claro, eh, buenas tardes señor Liukin.

Ricardo y Marat estrecharon manos.

-Trajiste a toda tu familia.
-Creo que somos muy unidos, Carlota.
-Nosotros trajimos algunos amigos pero creo que los conoces.
-Desde luego, tuvimos una gran presentación frente al juez.
-No me has contado cómo los sacaste.
-Pagué con tarjeta.

Algo provocaba risa en Carlota cuando Marat quiso decirle cómo había sacado a Ricardo y a los demás de prisión, así como interés cuando el tema cambió a la caridad y él le entregó un recibo bancario para mostrar que había cumplido con su parte.

-¡Bienvenidos a la "Edición 2002 de la Exhibición Hípica de Mónaco" - inició un presentador en punto de las dos y los invitados aplaudieron fervientemente hasta que volvió a tomar la palabra:

-Este año nos complace presentar el reconocimiento "Prince Albert" al que se ha hecho acreedor el equipo "Royal Conroy" de Essex, Inglaterra.

Hubo aplausos nuevamente.

-Por otro lado, hemos realizado un homenaje al legendario jockey Arthur Burns, campeón del derby de Montecarlo 1978.

Ni los Liukin ni los Safin tenían oportunidad de mostrar su ignorancia.

-En nuestra competencia de equitación, el conde Wolfgang Von Adler se adjudicó nuestro primer puesto y en la categoría derby nuestro campeón es el caballo "Bartoletto", amaestrado y montado por el príncipe Tomasso Farinelli del equipo "Farinelli racing" de Santa Marinella, Italia.

A esto se sumaron otras menciones como el caballo ganador del concurso de adiestramiento y el del ganador en la categoría de "desfile". Aquello era digno del bostezo si no se era conocedor.

-Nuestros invitados especiales son el príncipe Valerio Gambella y su esposa, la princesa Norma Gambella, el periodista hípico Russell Harrold, la estrella del patinaje artístico internacional Carlota Liukin y el tenista número cuatro del mundo, Marat Safin.

Carlota y Marat se incorporaron, incómodos pero preguntándose de dónde sacaban que eran invitados.

-Te juro que compré los boletos - susurró Marat.
-Sigue sonriendo para que nos vean bonitos - y tomaron asiento cuando se hizo notar la presencia del general Besette a quienes los demás recibían de pie.

-Esto es ridículo - comentó Ricardo y aguardó a que retornara el silencio.
-Lo único bueno es que la comida se sirve enseguida - le replicó Mikhail Safin.

-Hasta el momento, hemos recaudado un millón ciento veintidós mil dólares - dio a conocer el conductor del evento y la gente aparentaba ser feliz. Carlota pensó que era una miseria.

-Faltan los donativos secretos - le recordó Marat.
-Hazle caso a tu novio - se entrometió Adrien.
-No puedo ser su novio.
-Trankov pensaba lo mismo y le daba sus besitos.

Marat miró a una sonrojada Carlota y supo enseguida que era verdad. Quizás observarla detenidamente le hacía saber un montón de información como su abundante apetito o sus impecables modales en la mesa al aproximarse los platillos. También se enteró pronto de su tendencia a ocultar sus preocupaciones y de guardar más secretos que el promedio. Marat no era intuitivo pero Miguel le permitía saber todo eso porque le agradaba y no veía mal la empatía entre esos dos.

-Trankov es afortunado - comentó Marat.
-Pero lo metí en problemas con mi padre.
-Carlota...
-¿Sí?
-Me enamoré de una gimnasta, inalcanzable he de decir y ahora se casará.
-¿Inalcanzable?
-Porque se metió el Gobierno Mundial. Tú y yo tenemos eso en común.
-¿Me cuentas eso ....?
-No soy Trankov, tampoco Joubert Bessette con quien te ves hermosa en las fotos....
-¿Gracias?
-Pero bailaremos hoy ¿te sabes esa canción "I say a little pray....."
-No... Oye, no ha empezado el banquete.
-Esto no deja de ser una fiesta.

Marat tomó de la mano a Carlota y la orquesta se apresuró a tomar lugar cuando ellos se quedaron al centro de la pista. Él cantaba horrible y daba vueltas sin parar con ella, que atraía la atención por su risa.

Los Safin y Ricardo Liukin se levantaron igualmente para acompañarlos en el baile, sin que consiguieran detenerlos. Al final, Marat y Carlota terminaron entreteniéndose juntos.

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