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Tell no Tales. Sábado, 23 de diciembre de 2002.
En el número 47 de la calle Voilier, en la planta baja del Edificio Nautonier, se hallaba el departamento que habitaba la familia Lorraine y un jardín con césped daba la bienvenida a su puerta. El lugar llevaba casi cien años en pie y se distinguía por sus paredes altas en color beige, contrastando con otras construcciones del barrio Corse que más bien parecían casas de estilo marinero o barcos adaptados en los que cabían a veces, más de veinte familias. Sin embargo, el Edificio Nautonier compensaba esa falta de estilo con una enorme bandera con el emblema del vecindario: Una gaviota posada sobre un ancla.
En ese lugar, Marine Lorraine había pasado su niñez y adolescencia y ahora contaba cuatro años de su adultez, sintiéndose extraña desde el retorno de Italia. Su habitación era pequeña y sabía que el enorme comedor no sería suficiente para albergar a los vecinos que se morían por saludarla. En Corse, las bodas eran un asunto comunitario y los hogares de las novias se llenaban de gente.
Desde el concurso de belleza, a Marine sólo se le ocurría sonreír cuando la gente la llamaba y en ese día en especial, celebrándose el primer evento de su boda con Laurent Ferny, el comité de Miss Corse había arreglado la "bienvenida de los regalos" y la prensa y sus padres la aguardaban ya. Su primer vestido era uno magenta con mangas largas y su corona de "Miss Corse Lorphelin" brillaba como nunca. Alguien comentaba que había sido una lástima que Marine no hubiera ganado el concurso nacional y muchos decían que, de no ser sorda, el jurado no hubiera tenido alternativa más que elegirla.
Los murmullos llegaban a su puerta y ella salió con una enorme sonrisa. Su madre enseguida la colocó enfrente para que todos la vieran.
-¡Ahí está la novia! ¡Felicidades! - gritó alguien del comité y los aplausos no se hicieron esperar. Afuera había una multitud y las hermanas de Marine recogían los detalles de cada persona, aunque la mayoría eran sobres con dinero o cajas de electrodomésticos pequeños. Se sabía que la pareja viviría en el barrio Crozet, a unos pasos del distrito financiero y de las oficinas contables de los astilleros de Corse. Laurent Ferny era el responsable de manejar las acciones de una empresa de exportaciones navales, aunque era también conocido que pronto dejaría ese puesto para dedicarse a la contabilidad y administración en un banco especializado en finanzas de nivel ejecutivo.
-Los vecinos han venido a desearte suerte, Marine, susurró su padre, Albert Damon, quién a su vez atendía una entrevista como parte de sus actividades como músico famoso. El hombre declaraba estar orgulloso de su hija y pronto, hizo que las hermanas de Marine la rodearan para unas fotografías familiares y aparecer en el periódico aún cuando se daba cuenta de que ella deseaba con todas sus fuerzas que la boda fuera un asunto personal.
-Mira, desde el Comité te envían un cheque - decía su madre.
-No deberían dármelo frente a todos.
-Mira cuántos sobres has recibido, Marine.
-¿Qué debo hacer con ellos, mamá?
-Mételos a la caja fuerte y dentro de poco podrás usarlos.
-No sé en qué.
-Laurent y tú hablaron de tener un bebé.
-Mi suegra preguntó y le dijimos que lo pensaremos.
-Los niños traen muchos gastos.
Marine pasó saliva y comprendió que la intención real detrás del dinero, era la maternidad.
-¡Ay! ¿Cómo será cuando me toque casarme? ¡Ojalá sea pronto! - deseaba Lou, la hermana menor inmediata de Marine, aunque no tenía novio y la familia la considerara muy joven para un matrimonio. Lou tenía veintitrés años.
-Espero que tengas una fiesta como la mía - murmuró Marine y su hermana la abrazó con una enorme fuerza.
-¡Vas a ser la novia más bonita de Tell no Tales!
-Gracias, Lou.
-¡Ya falta poco para que llegue Laurent!
-Vendrá en la tarde, tiene una reunión.
-¡La reunión fue ir a comprar carne a Toud!
-¿Va a hacer el asado?
-¿Qué clase de novio de Corse no cocina para los invitados?
-Ojalá Laurent.
-¿Qué dijiste? No te escuché.
-¿Hablé muy bajito?
-¡Estás muy nerviosa, Marine!
Lou sostuvo a Marine nuevamente y se veía tan contenta, que cualquiera pensaba que estaba en medio de un momento fraternal.
-¡Es una lástima que Damon llegue mañana!
-Maragaglio me avisó.
-¿De qué? ¿De Damon?
-Lo ayudó a conseguir un vuelo.
-¿Maragaglio vendrá a la boda, Marine?
-Confirmó la invitación.
-¡Es la mejor noticia de todas!
-¿Por qué?
-¡Porque lo queremos mucho! ¿Él va a ser el padrino de algo?
-No da tiempo.
-¡La familia va a estar completa! ¡Maragaglio es como nuestro hermano mayor!
Marine se desconcertó por las palabras de Lou y cuando iba a preguntar a qué se refería, su hermana le anunció a las demás chicas Lorraine de las buenas nuevas, provocando en todas una especie de algarabía incontenible.
-No sabía que lo querían tanto - dijo para sí misma y entonces, ella sintió los brazos de su padre.
-¿Estás segura de querer a Maragaglio presente?
-Sí, papá.
-¿Te quieres despedir de él?
-Tengo que hacerlo.
-No llores.
-Es que me estoy emocionando con los regalos, con que Damon estará aquí, con la gente y todo eso.
-¿Vas a poder convivir con Maragaglio sin problemas?
-Tú sabes que sí.
El hombre besó a su hija en la frente y ambos comenzaron a ver los obsequios que se depositaban sobre el comedor, preguntándose por el contenido. En Corse, todo se entregaba en cajas forradas en papel magenta y sobres de color hueso con listones también magenta. Los vecinos saludaban y dedicaban sus mejores deseos, haciendo que ello fuera una especie de fiesta. Marine inclinaba ligeramente su cabeza y las miradas se dirigían a su pañoleta roja, misma que sobresalía y parecía brillar, lo que causaba admiración.
-¡Ea, Marine! ¡Ofrezco un festín para ti! - cantaba una voz conocida en el patio.
-¡Ya llegó! ¡Laurent está aquí! - exclamó Lou y tanto visitantes como la familia Lorraine abandonaron el interior para ver como el joven Ferny prendía el fuego y se preparaba junto a sus familiares y amigos para ofrecer mariscos y filetes a quienes se acercaran al lugar. Las Lorraine saludaron primero y Marine permaneció de pie en el extremo opuesto, junto a sus suegros que le llevaban flores y un par de zapatos azul oscuro con una aplicación cuadrada de pedrería para que los usara en la boda. De acuerdo a las costumbres de Corse, ese día Marine abandonaba su pañoleta de toda la vida y entonces, sus padres hicieron llamar a Laurent para que este le colocara un nuevo distintivo: Un prendedor en forma de alcatraz.
-Hola, Marine - dijo Laurent con las manos manchadas por el carbón y ella sonrió en saludo para luego verlo asearse como podía. La gente estaba expectante y cuando él estuvo listo, tomó de un delicado estuche aterciopelado el alcatraz y lo puso en el vestido de su novia. Hubo muchos aplausos y Laurent entonces regresó a la parrilla. Tanto él como Marine tenían prohibido convivir durante la fiesta y los padres de ambos se aseguraban de cumplir la condición. Laurent miraba hacia ella de vez en vez y le ofreció la primera ración de maíz que estuvo lista, aunque Lou fuera quien llevara el plato.
-Marine, han venido tus amigas del concurso de belleza - avisó su padre y la mujer se levantó para recibir a Eva, Madice y Courtney y Matt Rostov, aunque tampoco le fuera posible acercarse.
-Comenzó la boda, Marine - pronunció Albert Damon para hacerla sentir parte del festejo y ella se recargó en su hombro.
-Maragaglio llamó ayer, papá.
-¿Qué quería?
-Decir que Damon viene en camino y que llegará cuando su esposa y su prima se recuperen.
-¿Todo bien?
-Las dos se enfermaron pero parece que mejoran.
-¿Mencionó algo más?
-Acepté el vestido que me ofreció en París.
Albert vió detenidamente a Marine con el gesto confuso.
-¿Segura?
-No tengas miedo, papá.
-Prometo respetar esa decisión.
-¿Todas estas personas irán a cada evento?
-A casi todos.
-Tendremos mucho qué barrer.
-Laurent y su familia nos invitaron a un chalet de Vichy por unos días ¿Te gusta esquiar?
-¿Iremos a descansar?
-Laurent dice que el otro día te oyó muy estresada en el teléfono y va a sorprenderte.
-No habrá cenas vecinales.
-Irá toda la familia y podrás estar con tus amigas.
-Le agradeceré pronto.
-Invitó a Maragaglio.
Marine no pudo evitar que sus ojos se iluminaran.
-Lou le hizo una lista de los invitados que nos acampañarán y lo incluyó.
-¿Cómo pasó?
-Tu hermana se comunicó con él hace unos minutos y Maragaglio aceptó.
-Nunca le he contado a Lou.
-Ya la oíste, es su "hermano mayor".
Albert Damon resolvió darle la mano a su hija y pronto, Lou se acercó con una bandeja de mariscos, sentándose en el acto junto a Marine.
-¡Laurent cocina delicioso! ¿Por qué no me habías dicho, Marine?
-No sabía, Lou.
-Oh, qué sorpresa, no pasarás hambre.
-Gracias.
-¡Oye! Tengo que decirte algo.
-¿Es un secreto?
-¡Maragaglio va a ir con nosotras a Vichy! Laurent te preparó un hospedaje en una cabaña y van a hacer snowboard y esquiar.
-Me enteré hace rato.
-¿Mi papá no guardó el secreto? Ash, nunca te puedo sorprender.
-¿Por qué le hablaste a Laurent de Maragaglio?
-¡Porque es parte de la familia! Y por lo mismo, tengo algo importante qué informar.
-¿Tú?
Lou bajó la voz.
-Maragaglio me pidió que no te dijera pero está internado en una clínica.
-¿Se enfermó?
-No se ha sentido bien, pero dicen los médicos que todo ha salido perfecto.
-¿Qué tiene entonces?
-Cansancio, por eso lo invité a Vichy ¡Laurent me pidió ayuda para su escapada romántica familiar y encontré el número de Maragaglio y ya!
-¡Te adoro, Lou!
-¡De nada! ¿Llamarás a nuestro hermano mayor?
-Después, dejémoslo descansar.
-¡Te emociona verlo!
En ese instante, Marine comenzó a divertirse y abandonó su lugar para saltar y cantar en el césped con sus hermanas, mismas que le colocaban una corona de flores encima de su tiara de "Miss Corse Lorphelin" y no paraban de abrazarla y desearle suerte en su futuro matrimonio. Los presentes por su parte, felicitaban a Laurent Ferny por "hacerla feliz".
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