Svante Maizuradze había salido de su ensayo en el cabaret bizarro y aprovechando que le quedaba de paso, entró en el bistro "La belle époque" con la intención de resguardarse del frío. Luke Cumberbatch le reconoció inmediatamente y lo recibió en la barra.
-"Hola, Cumber, he venido a comer ¿Cuál es el menú?" - escribió Svante en su pizarrón portátil, sorprendiéndose de que llamara la atención. A un metro, la niña Amy trataba de no voltear para evitar la curiosidad y los meseros comentaban sobre el aspecto de payaso del nuevo cliente, aunque no creían que fuera hábil para las bromas o los trucos con globos.
-Cumber, tómate unos cinco minutos si lo necesitas - declaró Judy Becaud mientras tomaba lugar frente a la caja registradora, a la espera de que llegara alguien a suplirla por lo cansada que se sentía.
-Svante, vengo en un momento - anunció Cumber.
-"Pero ¿qué hay de comer?"
- Bœuf bourguignon, sopa de nabo, bizcocho al ron y vino tinto si quieres.
-"No quería comer carne roja"
-Hay estofado de sesos de res con verdura.
-"Dame eso, qué remedio".
-¿Vas a querer lo demás?
-"Estaría bien"
-Oye, Svante ¿Vas a hablarme de Khady y del niño?
-"No".
-Mucho mejor, espérame.
-"Infeliz".
Svante sacó un cigarrillo pero no lo encendió y clavó su mirada en el televisor, descubriendo que la señora Becaud tenía intenciones de disfrutar del canal deportivo y era una admiradora de Carlota Liukin, la niña famosa de las noticias que en ese momento parecía estar realizando calentamientos en un pasillo para su muy mencionada competencia en Finlandia.
-Oye gitano, tu comida - volvió Cumber.
-"¿Te gusta el patinaje?"
-Me gusta más Katarina Leoncavallo.
-"¿Quién?"
-No la conociste pero es una mujer interesante.
-"¿Qué hace?"
-Es la primera vez que me consta que alguien está enamorada de su hermano.
-"¿Es una broma?"
-La mejor parte es que ahora ella está hospitalizada y consiguió otro hombre para entretenerse.
-"Eres un chismoso".
-Claro, no trabajo aquí nada más porque puedo cocinar.
Svante suspiró molesto y enseguida probó los sesos.
-Han pasado muchas cosas por aquí, como que la señora Judy resultó ser hermana de Carlota Liukin.
-"¿Disculpa?"
-Sergei Trankov estuvo aquí con un revelador ADN familiar. Aún no supero que Gwendal Liukin sea el tío de mi jefa y si lo pienso bien, me da escalofríos porque se escaparon una vez.
-"Se me quitó el hambre, gracias Cumber".
Svante apartó su plato y recargó sus codos con una mirada reprochante, aunque no podía disimular que mentía y su hambre rebasaba el asco.
-Debiste conocer a Katarina, ella es increíble - dijo Cumber señalando el televisor y su hermano enseguida siguió el gesto, viendo apenas unos segundos el rostro de una joven bellísima.
-"¿En serio la tuviste enfrente?"
-Claro, me autografió una chamarra y luego me dijo que nadie le pedía cosas así. Reaccionó muy feliz cuando la hice firmarme el brazo y un cuaderno.
-"Me alegro por ti".
-Ojalá haga muchas locuras con su novio del hospital.
Judy Becaud alcanzó a escuchar eso último y se quedó pensando en las rarezas que había presenciado entre Katarina y Maurizio Leoncavallo, en las palabras de ese hombre al convencer a su hermana de tomar el tren y alejarse de París. La familia italiana no parecía agradable de todas formas y quizás no era indecente pensar que la mejor alternativa era mantenerse alejada de sus dramas. Lo que le inquietaba era ver a Carlota tratando de volverse cercana a esas personas poco fiables y le sorprendía más que Ricardo Liukin lo permitiera, que fuera un padre demasiado tolerante con gente tan exaltada. Aunque no creía en las vibras buenas o malas, la mujer estaba segura de haber hallado a un grupo natural de malvados, por los que no sabía si rezar para una conversión o para nunca verlos.
-"De lo que me salvé en Venecia" - llegó a su mente, sin lamentarse por primera vez. Le recorrió un escalofrío de sólo pensarlo, no sólo por el potencial enredo amoroso con Gwendal Liukin que se había perdido con fortuna, sino por toparse en la calle con los Leoncavallo y ser absorbida por sus juegos entre infidelidades e impulsivas acciones.
-"El público aplaude con entusiasmo en Helsinki... Las patinadoras del segundo grupo de competencia están por salir" - se escuchó y entonces los comensales, Judy misma y Cumber prestaron atención inmediatamente. Los amigos de Carlota Liukin guardaron silencio y Svante Maizuradze, ajeno al encanto, prefirió seguir con su sopa, ignorando a los demás.
-"Ya salen para el warm up Susanna Pöykio, Yukari Hoshida, Julia Sebàstyen, Carolina Monet y ¡ahí está! ¡Vemos a Carlota Liukin, señoras y señores! El orden de salida se muestra ya, Carlota será la tercera patinadora en presentar su programa corto. En el siguiente grupo veremos a las finlandesas, a Laura Millman y Alisa Drei, a Irina Astrovskaya de Tell no Tales que es la campeona mundial y a Jennifer Kirk y Emily Hughes, estrellas emergentes del equipo de Estados Unidos" - anunció un presentador entusiasta y que parecía más agradable que los comentaristas habituales. La arena lucía semi vacía, aunque resaltaban los niños que iban de excursión escolar al evento y que gritaban y cantaban por hallarse contentos.
-"Carlota Liukin sustituye en esta etapa de Grand Prix a Fumie Suguri, quien se dió de baja por lesión. La Unión Internacional de Patinaje tomó en cuenta el triunfo de la señorita Liukin sobre Sasha Cohen en la Copa de Murano en septiembre... Hoy ha sido un día muy agitado en el ambiente del patinaje artístico porque se anuncia la ausencia de Michelle Kwan en la final del Grand Prix en Sapporo, Tamara Didier vuelve del retiro y se presentará en el Campeonato Nacional de Francia...."
Judy Becaud se sorprendió tanto con la noticia de Tamara, que quiso llamarla enseguida, pero no podía moverse. El conductor continuó:
-"También se han puesto a la venta los boletos para el Campeonato Europeo de 2003 en Malmö y hace unos momentos se confirmó una boda, la de la patinadora italiana Katarina Leoncavallo con un joven llamado Marco Antonioni en la ciudad de Venecia. Felicidades a la pareja".
-¿Qué? - reaccionó Judy y Cumber salió de su ánimo de espectador para reírse de inmediato y acercarse a ella.
-¿Cómo pasó eso? ¡Katarina se fue muy deprimida de aquí! - exclamó la mujer en voz baja.
-Katarina se tomó en serio lo de tener un amigo en el hospital - replicó él.
-Ese tal Marco ¿Es el gondolier, verdad?
-Le ahorro la duda y le digo que sí.
-Maragaglio quería que lo alejaran de ella.
-Aleluya porque no le hicieron caso.
-¿Se habrá enterado Maurizio?
-Como sea, la hermana al fin lo dejó.
-¡No te rías, Cumber!
-Creo que el tipo se acaba de arrepentir de mandar a su hermanita de vuelta a casa.
Cumber continuó con su carcajada y se declaró a sí mismo admirador de Katarina Leoncavallo. Algo extremo por fuerza había tenido que pasar para que ella tomara una decisión drástica y respondiera ante el agobiante amor que le tenía a un Maurizio Leoncavallo que, al menos en París, no se había portado amable con ella. Y aun así, más intrigante resultaba la reacción de Maragaglio, sobretodo porque no se sabía lo que estaba ocurriendo con él.
-¿Maragaglio estará enfermo del coraje? - preguntó él al viento y Judy Becaud volteó a ver a Cumber sin decir nada. En ese instante, los amigos de Carlota Liukin abandonaron su lugar para ubicarse en la barra y ver la televisión con más confusión que antes.
Svante Maizuradze sabía que había elegido el sitio equivocado para descansar. Él no entendía nada de patinaje, mucho menos deseaba comprender en qué afectaba el desarrollo de las circunstancias a los demás, pero los gestos de Cumber le incomodaban y su alegría era el ingrediente que necesitaba para seguir los hechos.
-”¿Katarina hizo algo que te llamara la atención, Cumber?"
-Tratar de besar a su hermano.
-"Pero ¿Él se percató?"
-Maurizio le dijo que se iría a descansar y la dejó sola. Luego ella se enteró de que Marat dormía en el cuarto de junto y se quedó espiándolo dos veces.
-"¿Cómo te diste cuenta?"
-Yo no duermo... ¿Qué quieres que te diga, payaso?
-"Voy a romperte el brazo".
-Está bien, Svante ¿Qué te cuento?
-"Lo de Marat... Todo, es que no te entiendo".
-Katarina llegó a París y quería estar pegada a Maurizio hasta que Marat se le pasó por enfrente. Ella intentó que no le afectara y quiso besar a su hermano una noche, pero no pudo y entonces se esperó a que Marat se fuera a dormir para espiarlo. Maurizio la sorprendió, pero no se le acercó ni hizo ruido, al contrario, se mordió los labios de verla embobada con el otro.
-"Eso es enfermo"
-Pero sé que pasó algo más interesante entre Katarina y su primo Maragaglio.
-”¿Qué puede ser?"
-No llegaron a la cama porque él dijo que no.
-"¿Es que hay más?"
-Maragaglio no fue muy discreto, Katarina llegó llorando luego de irse con él a no sé dónde y él trajo a una prostituta muy parecida.
-"Los Leoncavallo necesitan un psiquiatra".
-Cuando Maurizio obligó a su hermana a marcharse, Maragaglio casi pierde la cabeza.
-"¿Cómo que la obligó?".
-Ella se peleó con Maragaglio y su hermano le dijo que si se marchaba, todo se arreglaría. Luego se lo ordenó como su coach y le advirtió que la sacaría de un torneo si desobedecía.
-"Me cuesta creerlo"
-Estoy festejando porque a Maurizio se le han salido las cosas de control y Maragaglio perdió a Katarina.
-"No sé si entiendo".
-Katarina se deshizo de un par de idiotas y aleluya por sus hormonas alocadas.
No hizo falta indagar en más para que Svante dedujera que Maurizio Leoncavallo era también el entrenador de Carlota Liukin y casi le pareció verlo consumido al momento de alzar los ojos hacia el televisor. El talante exaltado y perdido del hombre aquel contrastaba con las órdenes aún calmadas y específicas que le daba a Carlota y ésta no disimulaba la tensión que la rodeaba.
-"Ha pasado el warm up y vemos a Carlota Liukin atendiendo las últimas indicaciones. En la práctica de hace unas horas tuvo un desempeño atropellado" - se narraba en televisión.
-Ojalá que no afecte a Carlota - expresó Judy cruzando los dedos y vio llegar a Levan Reviya, mismo que se disculpaba por llegar tarde y se colocaba junto a Amy para ver el torneo. Maurizio Leoncavallo les había dejado la tarea de ver la competencia de danza para realizar un ensayo escrito con los aspectos técnicos que cada pareja presentara.
-¿Qué ha pasado? - preguntó Levan con su deficiente francés.
-La hermana del entrenador se casó - respondió Amy aún asombrada. Cumber notó que el chico le daba la espalda a Svante y este último parecía agradecerlo.
-"Carlota Liukin presentará un programa corto nuevo, bonne chance" - declaraba el presentador y se escuchaba como Maurizio Leoncavallo decía "ve allí y da todo de ti". La chica sólo movía la cabeza en lugar de dar un sí.
En Finlandia, el silencio es frecuente y a Carlota no le gustaba tanto, así que agradecía que el público infantil aún no se intoxicara de seriedad, salvo cuando ella se colocó en posición para iniciar su rutina. Su mente en blanco era un oasis ante los hechos alrededor.
-"Inicia el programa con mucha delicadeza, buscando puntos de presentación... Ahora camel spin, combinación con donut y una variación biellman, excelente inicio, inusual..."
En el bistro, todos se dieron cuenta de que era un programa diferente al que habían visto en Bompard.
-"Transición a la secuencia de pasos de un solo pie... Intercala entre pie izquierdo y derecho, pero los dos no se usan al mismo tiempo, qué habilidad... Ahora sí vemos ambos pies pero para dar otra transición, velocidad... ¡Triple flip,triple toe!" - narraba el comentarista con una mezcla de seriedad y buena impresión. Su mesura contrastaba con la euforia de los presentadores del Trofeo Bompard.
-"Vemos más elementos coreográficos, spread eagle... ¡Maravilloso triple loop! Un buen doble axel y ahora spin en combinación con posición sit, camel, site nuevo, posición en y... El spiral en y también, qué secuencia difícil... Último spin en variante layback y ligado a un biellman, pose final como si le volviera el aire... Excelente rutina la de Carlota Liukin, gran contraste entre lo presentado en Bompard, más complicado, con una mejor composición... Un acierto en la música y con mejor cohesión".
Los amigos de Carlota Liukin se sintieron felices y aplaudían en el bistro con bastante energía, olvidando unos segundos las noticias y viendo cómo el escaso público infantil reaccionaba con un cántico alegre o arrojando rosas. El comentarista lamentaba que una rutina tan bonita como esa no se hubiera exhibido en París.
-Carlota tiene las mejillas rojas, ha de estar pasando mucho frío - comentó Judy antes de beber un poco de leche caliente y observar cómo Maurizio Leoncavallo ayudaba a la chica a colocarse un abrigo sin disminuir su ánimo furioso, por muy cortés que fuera.
-"Estuvo muy bien, patinaste excelente" - se le escuchó expresar en televisión y junto a Carlota fue al kiss 'n' cry a esperar las notas. En la repetición se apreciaba que el contenido técnico había sido inesperado para el jurado y la participante que seguía, Susanna Pöykio se hallaba sumamente presionada, sobretodo porque competía por una plaza internacional en el equipo finlandés.
-"Scores, please" - anunciaba el sonido local y Carlota notó que su entrenador no realizaba su acostumbrado gesto inclinando la cabeza y torciendo su mano izquierda para saludar a su familia. Así entendió que ese gesto significaba un "te amo" para Katarina Leoncavallo y Maurizio Leoncavallo experimentaba rechazo en ese momento.
-"Carlota Liukin from France has received for Technical Merit... 5.9, 5.9, 5.8, 5.9, 5.8, 5.8, 5.8, 5.9, 5.8, 5.8... Artistic Impression Marks: 5.9, 5.9, 5.8, 5.9, 5.9, 5.8,5.8, 5.9, 5.8, 5.8. Carlota Liukin from France is in first place, thank you".
Carlota saludó a las gradas y a las flower girls para continuar fingiendo que las cosas marchaban bien y decidió quedarse a ver la competencia desde los bordes, constatando que Maurizio se alejaba y se iba a los vestidores para aislarse y aguardar por el momento de ir a casa. La prueba de danza seguiría después de la femenina y Cecilia Torn y Jussiville Partanen se mantenían expectantes, aunque desplegando la inteligencia suficiente para colocarse junto a su compañera. Los tres no imaginaban qué sucedería cuando Katarina enfrentara a su hermano.
-Si Maragaglio estuviera aquí, nos sentiríamos peor - comentó la chica Liukin.
-Katarina nunca desobedecía a Maurizio pero te hemos dicho que ellos son raros - reiteraba Jussiville.
-Todos dicen que Katarina se casó para molestar a su hermano - añadió Cecilia.
-Pero nosotros sabemos que eso no es cierto - terminó Carlota resignada, viendo a una Susanna Pöykio que conseguía concretar una actuación limpia mientras Marat le llamaba para avisarle que había llegado a Moscú y que acababa saber de lo ocurrido en Venecia, dando pie a una larga charla en la que ella se enteró de algo que más valía que Maurizio ignorara: Katarina había irrumpido en el apartamento de Marat en Mónaco y el reporte policial se hallaba suspendido por una consideración a Maragaglio, quien había prometido compensar por las molestias y el desorden.
-¿Ella entró? - preguntó Carlota sorprendida.
-"La tienen grabada y se llevó mi llave".
-¡Tú y yo creíamos que estaba perdida!
-"¿La llave o Katarina?"
-En este caso, las dos.
-"Dejó mi ropa tirada, uso mi jabón, regó mis revistas y mi puerta quedó abierta cuando se fue. También rompió nuestra foto de la caridad".
-Ay Marat ¿Se robó otra cosa?
-"No lo sabré".
-¿Por qué hizo eso? Te coqueteaba en París ¿te acuerdas?
-"Comienzo a creer todo lo que me has contado de ella".
-Te repondré la foto.
-"¿Cómo está Maurizio?"
-Hecho un monstruo.
-"¿Qué tan mal?"
-Si le hablo, grita.
Aunque la conversación terminó girando en torno a la hospitalización de Ricardo Liukin y de cómo Maragaglio había vuelto a casa, la angustia de Carlota y Marat era inocultable. Entonces ella supo que debía cambiarse y si se iba de la arena, sería mejor. En los pasillos se cuchicheaba sobre el mismo asunto y era difícil no sentir las miradas que juzgaban interrogantes.
-Me perderé danza, adiós Maurizio - dijo Carlota al hallarlo.
-¿Quién te dió permiso?
-Tranquilo.
-¡Entonces vete!
-¡A mí no me hablas así! ¡Le diré a mi padre!
-¡Me da igual!
-¡Pero a mí no!
Maurizio Leoncavallo respiró profundamente y se dió cuenta de que tratar con Carlota era prácticamente igual que enfrentar a Maragaglio el instante previo a acabar con su paciencia.
-¡Katarina jamás había estado con ese gondolero idiota! - exclamó. Los demás lo escuchaban para alimentar los rumores, pero él se percataba y prefería salirse. Afuera nevaba, pero no había una sola alma y Carlota lo siguió.
-¡Ese gondolero es una molestia desde que lo conocí! ¿Cómo rayos se le ocurrió a Katarina casarse? ¿Es por lo de Toronto? ¿Por qué rayos le diste permiso, Maragaglio?
Carlota pasó saliva y asumió que tendría que guardar sus opiniones para compartirlas con su familia en un sitio más privado y sin testigos. Por lo mismo, no se daba cuenta de que imitaba a Maragaglio al quedar de pie con el semblante serio y la ceja levantada. Como se le ha advertido al lector, Maragaglio y Carlota podían ser fácilmente la misma persona y de hecho, eran los Liukin más parecidos entre sí, salvo por la edad y la falta de experiencia de la joven de catorce años.
-¿La hice enojar? ¿Se está vengando? - preguntó Maurizio.
-Tal vez a Katarina le gusta ese chico.
-Me habría dicho algo así.
-¿Y si te lo escondió?
-Ese gondolero no tiene nada.
-¿Desde cuándo lo conoce?
-Ellos nunca se acercaron.
-¿Cómo sabes?
-Katarina es muy expresiva, la viste con Marat.
-No si ella te lo escondió.
-¿Qué?
-Bueno, no sé, es lo primero que se me ocurrió... Tal vez Katarina tenía miedo.
-¿De qué?
-¿A tu familia le agrada ese Marco?
-¡No!
-¿Por qué?
-¡El tipo no vale algo!
-Para Katarina sí.
Maurizio se recargó en una pared y sus dientes comenzaron a chocar. Nada tenía sentido.
-¿Por qué Maragaglio lo permitió? - comenzó a llorar el hombre y Carlota no pudo expresar más.
La tensión en Helsinki, sin embargo, también se podía experimentar en París. Las cámaras de televisión habían captado el arranque de Maurizio en la mañana y en el instante previo a continuar con la competencia femenina, se mostraba ese momento de vulnerabilidad e incredulidad. En el bistro "La belle époque" no se pronunciaba palabra y entonces Svante, ajeno a las imágenes hasta ese segundo, creyó entender algo.
-”Cumber ¿Qué tan enamorada veías a esa mujer? Habla en voz baja, por favor".
-Katarina hacía todo lo que su hermano pedía y le daban unos celos de miedo.
-"¿Ella dijo que le gustaba alguien?".
-Babeaba por Marat.
-"¿Qué hizo su hermano?"
-Todos se enfadaron con ella, sin excepción.
-"¿Disculpa?"
-Marat es de Carlota.
-"No tiene lógica que se casara".
-Claro que sí, un hombre y una mujer juntos en un hospital, mmmmm.
-"Comprendo"
-Katarina estaba muy estresada. Sé que tuvo un problema con su primo Maragaglio el día que se fue y honestamente, creo que fue porque ella estaba muy eufórica.
-"¿Tanto le gustó Marat?"
-¿Te cuento un secreto?
-"¿Otro?"
-La señora Judy y yo sospechamos que Katarina siempre fue novia del gondolier y se lo escondió al hermano.
-"Katarina parece inestable".
-Esa mujer estaba reprimida, es todo.
-"Escucho".
-Su familia le prohíbe comidas, amigos, ropa, hubo un drama por el rumor de que se alocó en Nueva York y el hermano la regañó por todo lo que hizo en este lugar. Creía que Maragaglio era el loco, pero Maurizio le hace creer a todos que él es inocente y Katarina la obsesiva. Él le ordenó irse de aquí.
-”Oh, qué... Se rebeló la dama".
-Más que eso. Te apuesto lo que quieras a que Katarina se casó porque realmente quiso.
-"¿Y lo que ella siente por su hermano?"
-Doblo la apuesta: Ella le escondió al gondolier.
-"Podría ser".
-Katarina sabe lo que hace, ella nunca ha estado loca.
Svante optó por seguir comiendo, pero poniendo atención al televisor. Se transmitía una cápsula con las clasificación preliminar femenina al Grand Prix Final de Sapporo y aparecía Katarina Leoncavallo como una de las patinadoras ya calificadas, a la espera de lo que ocurriera en Helsinki. Triunfante en el NHK Trophy de Tokio y con una medalla de bronce en Skate America, la joven era considerada una candidata al título y era casi inevitable que se señalara su potencial rivalidad con una Carlota Liukin recién llegada a su grupo de entrenamiento y con resultados muy positivos. Terminado el segmento, apareció Maurizio Leoncavallo tomando un lugar entre las gradas con una seriedad excesiva, un poco más calmado quizás, pero dispuesto a tomar notas mientras parecían vigilarle. La familia de Jyri Cassavettes contenía su creciente odio.
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